Atrapadores de nanopartículas capaces de detectar enfermedades antes que el propio cuerpo [TG]

Alessandra Luchini es ingeniera en la George Mason University, Washington D.C. Gracias a una beca concedida por el servicio sanitario italiano, viajó a Estados Unidos para estudiar los signos moleculares que algunos cánceres provocan en el torrente sanguíneo. Recientemente ha sido nombrada «Brilliant 10» por la revista «Popular Sience’s», premio que se concede a los científicos menores de 30 años por sus logros.

¿Por qué decidisteis seguir esta línea de investigación?

Sabemos que los cánceres poseen biomarcadores que existen en la sangre y los fluidos corporales en muy baja concentración, pero son volátiles y se degradan muy rápidamente. Por tanto, buscábamos algo que la tecnología actual no nos permitía encontrar. Necesitábamos hallar algún tipo de solución para ese problema.

¿Por qué os apoyasteis en las nanopartículas como herramienta para solucionar esto?

Las nanopartículas han sido utilizadas con la función opuesta: administración de fármacos, donde son cargados con un medicamento y después insertados en el cuerpo del paciente para ser enviado directamente al objetivo. Con lo que estábamos utilizando el mismo concepto para el fin opuesto: capturar cosas que se encuentran en los fluidos corporales.

¿Estáis trabajando con fluidos corporales fuera del cuerpo a modo de muestras?

Todo lo que hemos hecho hasta ahora lo hemos hecho fuera del cuerpo, pero en los proyectos en curso se están inyectando partículas dentro del cuerpo.

¿Cuál sería la ventaja de estudiar los biomarcadores dentro del cuerpo?

Según sabemos gracias a los experimentos, cada vez que extraemos algún fluido o tejido del cuerpo de un paciente estos sufren alguna especie de transformación, de manera que lo que ocurre con la muestra es bastante parecido a lo que ocurre en el cuerpo, pero no es exactamente lo mismo. Una de las características del atrapador de nanopartículas es que cuando atrapas los biomarcadores deseados, estos son preservados de la degradación. Así, un estudio in vitro procura al investigador un nivel de comprensión completamente diferente.

¿Este atrapador posee algún tipo de cebo para atraer las proteínas?

Este es uno de los aspectos claves de la tecnología. Hemos sido capaces de encontrar algunos tintes orgánicos que probaron tener una gran afinidad con las proteínas. De manera que, al reunir estos tintes con las nanopartículas, se vuelven posible la captura y la preservación.

¿Cuáles son los cánceres en cuya detección habéis obtenido un mayor éxito?

Estamos analizando todo un espectro de cánceres: de pecho, de ovarios, melanoma, de próstata y de pulmón, los cuales necesitan un diagnóstico precoz.

¿Habrá algo disponible en los hospitales en los próximos años?

Eso esperamos. El primer ensayo clínico será para la detección de la Enfermedad de Lyme. Algunos pacientes presentan una pequeña erupción, pero para aquellos que no la poseen es muy difícil de diagnosticar. Así con las partículas somos capaces de capturar los antígenos procedentes de las espiroquetas, que son el agente causante de la enfermedad de Lyme. Si observamos en la orina una espiroqueta, estaremos seguros de que el paciente padece la enfermedad de Lyme. Estamos reuniendo todas las pruebas que necesitaremos para adquirir la aprovación de la FDA (siglas en inglés para la Administración de Alimentos y Medicamentos) antes de que esté disponible en las clínicas.

¿Con cuánta antelación podría detectarse la enfermedad de Lyme?

Con la enfermedad de Lyme pasan entre dos y tres semanas antes de la seroconversión (la producción de anticuerpos en la sangre del afectado, indicando infección). Con nuestros tests, podemos detectarla antes de que se produzca la seroconversión, porque no buscamos anticuerpos, sino espiroquetas. Aquí y ahora diría que, sí, unas semanas, y un diagnóstico más temprano sería beneficioso para el pronóstico.

¿Este proceso podría utilizarse también para testar el nivel de hormonas en los atletas?

Hemos descubierto en las características del dopaje los mismos retos que en el campo del descubrimiento de biomarcadores. Buscamos algo que es extremadamente soluble y, a la vez, volátil. Uno de los problemas a la hora de detectar la hormona humana del crecimiento es que esta metaboliza muy rápido. Sólo podemos detectar rastros de ella en la sangre hasta unas pocas horas después de que el paciente haya sido infectado.

Aquí estamos investigando si la hormona permanece en la orina durante más tiempo. Lo cual supondría básicamente que tendríamos más posibilidades en cuanto a la detección del dopaje.

Ester Rodríguez

Supervisión Lingüística: Carolina Herrera

Fuente: The Guardian [TG]

Entrevista realizada por: Ian Tucker, editor de la revista «The Observer»

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