Reseñas HdC: El mono desnudo
El mono desnudo
Autor: Desmond Morris
Editorial: DEBOLS!LLO
Año: 2011 (original de 1967)
Páginas: 272
ISBN: 9788497598606
Precio: 9,95€
SINOPSIS
Desde los albores de la historia, el hombre no ha dejado de realizar sublimes y minuciosas investigaciones sobre su propia naturaleza. Sin embargo, por mucho que pretenda ignorar la herencia genética de su pasado evolutivo, el ser humano sigue siendo un primate. Las audaces especulaciones de este estudio han provocado controversias entre antropólogos y psicólogos, pero invariablemente cautivan al lector corriente, ofreciéndole un nuevo método de estudio de sí mismo.
RESEÑA
«El Mono Desnudo» describe el comportamiento humano desde un punto de vista estrictamente etológico y, en cierta medida, evolutivo. El autor nos describe en este libro las diferentes facetas de nuestra especie (sexo, alimentación, crianza o enfrentamiento, entre otros) y cómo éstas pudieron evolucionar a partir de nuestros ancestros. Para Morris, gran parte del comportamiento actual se basa en nuestra vida pasada basada en la caza y la recolección (el sistema cazador-recolector); según su visión, nuestro comportamiento no sería más que la expresión levemente desviada de este modo de vida. Sin embargo, no todo lo que observamos hoy día tiene que ser una expresión inamovible de nuestros instintos más arcaicos; la especie humana, como cualquier otro ser vivo, evoluciona. Lo hace el comportamiento, la fisiología, las relaciones sociales y también la sociedad en su totalidad. Aunque en muchos puntos del libro estoy de acuerdo con el autor, en otros no puedo estarlo (o por lo menos, me generan cierta confusión e incredulidad, seguramente por el contexto socio-político de la época). Es cierto que nuestra especie es la excepción entre los primates en cuanto a sexo se refiere: poseemos numerosos caracteres sexuales secundarios en nuestra parte frontal (pechos turgentes en las hembras, pezones con areola, labios evaginados, etc) y podemos experimentar orgasmos en cópulas prolongadas. Sin embargo, la visión monogámica que se expone en el libro no llega a convencerme. Para Morris, la monogamia actual de las sociedades desarrolladas (u occidentales según el autor) no es más que la perpetuación de nuestro modelo de emparejamiento más ancestral. En palabras de Morris:
«Podemos concluir diciendo que, hagan lo que hagan las oscuras y atrasadas tribus actuales, la corriente principal de nuestra especie manifiesta su tendencia a constituir parejas exclusivas en su forma más extrema; en las relaciones monógamas a largo plazo».
¿Dónde quedan entonces todas aquellas sociedades donde la forma predominante de emparejamiento es la poliginia, distribuidas por la casi totalidad de África y Asia? ¿Y por qué las tribus actuales iban a ser oscuras y no la expresión más ancestral de nuestra forma de emparejamiento? Recordemos además que la monogamia no es un carácter muy extendido entre los primates, nosotros somos una de las excepciones. Y entrando en el terreno del sexo, emparejamiento y sexualidad, ¿cómo explica Morris la existencia y permanencia de la homosexualidad? Lamento decir que discrepo con sus hipótesis (no le culpo, ya que la carencia teórica de la época era notable; entre otras cosas, no existía una genética o epigenética desarrolladas). Según él, la homosexualidad sería un fenómeno de voyeurismo, donde la persona experimentaría contactos sexuales con personas ajenas a su pareja y del mismo sexo. Se es homosexual porque el sexo opuesto es inalcanzable: la persona busca el desahogo a sus impulsos sexuales en otra persona del mismo sexo. Morris, en ningún momento, tiene en cuenta la posible condición genética de la homosexualidad ni su condición adaptativa (aumentar el éxito reproductivo familiar bajo una forma de selección de grupo). También alude a la influencia del ambiente, eso sí, a su manera:
«Si en el ambiente familiar los retoños se ven sometidos a una madre varonil y dominadora, o a un padre débil y afeminado, esto puede acarrearles una considerable confusión. Los desórdenes se transmiten una y otra vez».
Respecto a otros comportamientos y características de nuestra especie que se citan en el libro podemos destacar el habla (una de nuestras mayores ventajas), nuestra capacidad de exploración y experimentación (que conduce a la pintura, escritura, danza, juegos, etc), nuestra lenta ontogenia dentro de los primates (maduramos sexualmente a los 12-14 años en hombres y 11-13 años en las mujeres), nuestra condición neoténica (el desarrollo somático está retardado frente al germinal) o nuestra condición omnívora (frente a la frugívora de nuestros antepasados). Todos estos caracteres y más se exponen ampliamente en los distintos capítulos de «El Mono Desnudo»: crianza, exploración, alimentación, lucha, confort y animales. Al igual que ocurre con el capítulo del sexo, habrá tópicos o explicaciones que no resulten del agrado del lector o le impresionen; téngase en cuenta que el año en que se escribió este libro es 1967 (ha pasado ya algo más de medio siglo), en plena Guerra Fría y con un pensamiento social, político, económico y sexual que se aleja bastante de la corriente de pensamiento actual, además de que existían serias limitaciones en cuanto a avances tecnológicos y teóricos se refiere. Como ejemplo expondré uno de estos pensamientos que, seguro, resultará chocante hoy día por la divergencia de nuestra ética y línea de pensamiento actuales: en aquella década el interés por la conservación de las especies y la biodiversidad, o la prohibición de la caza, no se sustentaban en preservar servicios ecosistémicos o evitar el sufrimiento animal, sino en el miedo a una posible extinción en masa a causa de una guerra nuclear; era el miedo a la extinción propia el que conducía a salvar a otras especies.
Investigador predoctoral en el grupo Evolutionary Ecology of Mediterranean Fauna, realizando la tesis doctoral en el campo de la ecología evolutiva. Creador y administrador de El Pulgar del Panda. Socio y colaborador en Hablando de Ciencia, Mustela CEM y Hidden Nature.
Gustavo Carnero
Publicado el 23:23h, 20 julioTotalmente de acuerdo, ese libro tiene cosas interesantes; pero es una tortura leerlo.
Leticia
Publicado el 04:51h, 18 abrilExcelente crítica. Justamente cuando llegué a lo de la “monogamia”, me pareció tan inverosímil la explicación que ya no me da confianza continuar con la lectura.. Y es que su aseveración sobre el comportamiento de especies que nunca conocimos son meras hipótesis influenciadas por los prejuicios y paradigmas de la época. O quizá no entienda del todo el método de extrapolación que utilizan. Lo mismo me pasa cuando me topo con disque documentales sobre dinosaurios en los cuales muestran con detalle su comportamiento y hasta el color de su piel… como es que lo saben con tanta seguridad?
Víctor Pascual
Publicado el 12:14h, 05 mayoBuenas. Respecto a los dinosaurios tenemos algunos restos tan bien conservados que mantienen parte de la pigmentación.