Astroturismo: Escapadas para ver las estrellas

Estarás de acuerdo conmigo en que la contaminación lumínica es un problema: el resplandor de la iluminación artificial propia de la civilización moderna impone muchas barreras a la contemplación del cielo. La escala del problema resulta evidente en una imagen de la Península Ibérica de noche obtenida desde la Estación Espacial Internacional. Y es que pocos lugares pueden calificarse de verdaderamente oscuros en las regiones de mayor densidad de población.

La Península Ibérica de noche desde la Estación Espacial Internacional. Foto: Agencia Espacial Europea.

Somos, los nacidos en las dos últimas décadas del siglo XX, la primera generación en la historia de la humanidad que vivió en un mundo en el que la visión de las estrellas estuvo totalmente ausente de su entorno cultural. Sin embargo, la mayoría de las personas de más de 50 años se acuerda perfectamente de haber contemplado el cielo estrellado y la Vía Láctea en plena ciudad, independientemente del lugar donde vivían.
Hoy en día, el alumbrado público y el de los monumentos forma parte de nuestro paisaje urbano habitual. Y con la galopante expansión urbana de los últimos años, nuestras ciudades y sus alrededores se han ido envolviendo de una verdadera “campana de luz” que dificulta en gran medida la observación de los astros tenues. Los astrónomos califican este fenómeno de “contaminación lumínica”.

Un poco de turismo: los destinos turísticos Starlight®

Este verano me he ido a hacer turismo, que es lo suyo por la época y el país en el que estamos. ¡Ya que los investigadores no podemos investigar con los malditos recortes! Pero he escogido un destino “rarito”, como soy yo. Nada de ir a visitar la Alhambra a Granada, el parque Güell a Barcelona o el museo Guggenheim a Bilbao. Yo me he ido a un destino turístico Starlight®. Y te preguntarás tú, ¿y eso que es? Pues un momento que te lo cuento y a ver si te animas tú también a una escapadita de estas.
Un destino turístico Starlight® es un lugar visitable que goza de excelentes cualidades para la contemplación del cielo estrellado. Así que, si me conoces, no te extrañará que un aficionado a ver las estrellas, como yo, se vaya de vacaciones a un sitio así. Pero es que, además, estos destinos turísticos Starlight® cuentan con unas infraestructuras hosteleras y unas actividades turísticas capaces de satisfacer al turista más exigente, ¡y no sólo a la contemplación del firmamento estrellado!

Imagen de la playa fluvial (a) y la ruta de senderismo (b) que se pueden disfrutar en un destino turístico Starlight como A Veiga.

La certificación la concede la Fundación Starlight, una entidad de ámbito internacional creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias. El Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia o Peña Trevinca en el ayuntamiento orensano de A Veiga podrían ser el noveno destino turístico Starlight® de España, una certificación que recibieron por primera vez en el año 2012 la isla de la Palma y la reserva de la biosfera Valles de Leza en la Rioja. Desde entonces se han sumado al reconocimiento Granadilla de Abona en Tenerife, la Sierra del Montsec en Lleida, la Sierra de Gredos Norte en Ávila, el Teide, la Sierra Morena en Córdoba y la Sierra Sur en Jaén.

Según datos de la Fundación Starlight más de 200.000 personas visitan cada año las islas de Tenerife y Gran Canaria sólo para contemplar las estrellas.

Yo me he ido de turismo astronómico a Peña Trevinca, en Ourense. Le llaman el techo de Galicia y tiene una altitud de 2127 metros sobre el nivel del mar. Un lugar privilegiado, sin duda, para la práctica de la observación astronómica. Y la disculpa para irme hasta allí fue una observación (y cena regada con un buen vino de la zona), con el astrofotógrafo Oscar Blanco como guía, organizada por la oficina de turismo del ayuntamiento de A Veiga con motivo de la lluvia de estrellas de las Lágrimas de San Lorenzo en la noche del 11 de agosto de este año.
Todos estaremos de acuerdo que un sitio para observar las estrellas debería ser oscuro, sin luces contaminantes. Pero, en la práctica, esto es cada día más difícil de encontrar. Si os desplazáis a zonas alejadas de la ciudad, los lugares elevados suelen ofrecer condiciones de transparencia muy favorables para la observación astronómica, aunque la temperatura puede bajar mucho (¡no olvidéis llevaros ropa de abrigo incluso en verano!). Las cimas solitarias suelen ser lugares muy expuestos al viento, mejor situarse algo por debajo del punto más alto. Eso si, informaros antes, que las depresiones suelen verse afectadas por las nieblas. Una buena solución puede ser el claro de un bosque, ya que los árboles os protegerán de la luz parásita. Y, claro, pensar que esto de observar las estrellas se hace de noche. Y que, si la noche acompaña, te pueden dar las tantas de la mañana viendo planetas o cúmulos de estrellas con el telescopio o reconociendo las constelaciones a simple vista. Así que mejor localiza un lugar para pasar la noche cuando terminéis la sesión de observación.

Y un poco de astronomía: la lluvia de estrellas del verano.

Una estrella fugaz, en realidad, no es gran cosa… En su recorrido alrededor del Sol, la Tierra tropieza con pequeñas partículas interplanetarias dejadas atrás por los cometas en su órbita alrededor del Sol. Los astrónomos las denominan “meteoroides”. Cuando una de esas partículas entra en la atmósfera, la fricción la calienta e ioniza, volviéndose incandescente y volatilizándose. Lo que observamos es el rastro de gas ionizado que dejan tras de sí estas minúsculas partículas de polvo (más pequeñas que la cabeza de un alfiler). Este fenómeno luminoso se llama “meteoro” o estrella fugaz.
Los meteoroides viajan en enjambres como los insectos. Cada uno sigue una trayectoria paralela a la de sus vecinos y todos entran juntos en la atmósfera de la Tierra. Su tiempo de vida es muy breve: No duran más allá de unos segundos.

Fotografías de las Perseidas tomadas por Óscar Blanco (1) desde A Veiga, José Jiménez (2) desde la Sierra Sur de Jaén y Daniel López (3) desde Tenerife.

Existen, por lo tanto, corrientes de partículas interplanetarias asociadas a ciertos cometas que la Tierra atraviesa en determinadas épocas del año. Durante la noche del 11 al 12 de agosto, en las largas veladas veraniegas, se pueden llegar a contar hasta 70 estrellas fugaces por hora. Parecen como si todas vinieran de la constelación de Perseo, de ahí que estos meteoros del mes de agosto se conozcan como Perseidas.
Las Perseidas son la lluvia de estrellas del verano, la más conocida y la más vista por todos. Yo, en la noche que pasé en Peña Trevinca, conté 73 Perseidas en las cuatro horas que estuvimos observando. Alguna muy brillante y con una estela persistente. Pero, ¡el cielo de Trevinca es espectacular! Para muestra la foto que saqué e ilustra este artículo: El Carro de la Osa Mayor reflejado en la laguna de Tablillas. ¡Qué preciosidad! Y dicho esto, ya solo me queda invitaros a todos a disfrutar desde uno de estos cielos privilegiados de los destinos con el certificado de la fundación Starlight® de las actividades de acercamiento a la observación astronómica. ¡Seguro que disfrutaréis y aprenderéis un montón!

El Carro de la Osa Mayor reflejado en la laguna de las Tablillas. ¡Qué bonito es el cielo de Trevinca!

Emilio Castro

Bibliografía
• Astroturismo. Maribel Aguilar. Astronomía. Nº 169-170. Julio-Agosto 2013.
• Guía del cielo nocturno. Astronomía. Robert Burnham, Alan Dyer y Jeff Kanipe. Circulo de lectores, 2002.
• Cielo Profundo. Josep Maria Aymaní y Jjordi Lopesino. Equipo Sirius, 2003.
• Observar el cielo a simple vista o con prismáticos. Pierre Bourge y Jean Lacroux. Larousse, 2004.

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