Visitando el MUNCYT de A Coruña
Este verano he tenido el placer de conocer al catedrático Pepexan y a su doctoranda Marilú. Estaban en Coruña y son dos autómatas programables fabricados de aluminio y el plástico (PET) de las botellas de agua. Sus ojos, dos pantallas de cristal líquido de 2 pulgadas contagian la ilusión por el trabajo en el laboratorio. Un laboratorio repleto de instrumentos científicos de lo más curiosos, aunque hay que reconocer que un pelín anticuados.
El prisma de cristal del MUNCYT de A Coruña
Por cierto, su laboratorio está en la planta baja de la sede en A Coruña del MUNCYT, esto es, el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de España. Un hermoso y majestuoso edificio en forma de prisma de cristal, muy próximo al templo del deportivismo (el estadio de Riazor), que cristaliza un proyecto de museo nacional descentralizado. Debe ser el último museo de ciencia que se ha inaugurado en España (lo inauguraron los Principes de Asturias en mayo) y completa la amplia oferta de los museos científicos coruñeses.
Pepexan y Marilú nos reciben al entrar en el MUNCYT
Se trata de un museo de piezas. De hecho tienen más de 15.000 y aspiran a seguir ampliando la colección. Pero contrariamente a otros museos de historia natural, aquí las cosas no están apiladas, sino que se presentan en espacios amplios, bien separadas y con carteles explicativos de cada una de las piezas exhibidas.
Todo ello en un total de seis salas expositivas, repartidas por cuatro plantas (¡llámale tonto al robot que montó su laboratorio en la planta baja jeje!) y que vamos recorriendo una a una siguiendo la línea azul que marcaron en las paredes y el suelo del museo para guiarnos.
Una pieza emblemática del MUNCYT es la parte frontal del Jumbo Lope de Vega, que en 1981 trasladó, de Nueva York a Madrid, el Guernica de Picasso, y se expone en la sala Iberia. Es posible visitar el interior de este sector del avión, que tiene 12 metros de altura, 7 de ancho y 14 de largo. Está chulo, ¡te lo aseguro!
La pieza más emblemática del MUNCYT
La sala de exposiciones interinas acoge, en estos momentos, QWERTY, que muestra un conjunto de máquinas de escribir de la colección del museo y pretende hacer una analogía entre la evolución biológica y la tecnológica del teclado. ¡En esta sala de exposiciones podemos ver una de las famosas máquinas enigma del centro nacional de inteligencia!
Una máquina enigma que se puede ver en el MUNCYT
De la sala innovación española quiero destacar la exposición Premios Rey Jaime I, que presenta la actividad científica de profesionales españoles reconocidos con el Premio Jaime I de Investigación Básica. Me ha gustado recordar en ella a Rafael Rebolo que, con Teide 1, descubrió en las Pléyades un nuevo tipo de estrella, a medio camino entre estrella y planeta, que se llaman enanas marrones.
En la sala miscelánea, tenemos el rincón del chapuzas, donde desmontar pequeñas máquinas y aparatos electrodomésticos. Desde el principio del museo se incita nuestra curiosidad como por ejemplo con los trebejos, cachivaches y chintófanos mostrados en esta sala.
Un rincón del MUNCYT para desmontarlo y verle las tripas a todo
La sala mayúsculas muestra piezas relevantes por su tamaño e importancia histórica. Las que más me han gustado a mí son la linterna del faro de la Torre de Hércules (de mediados del siglo XIX) y el primer acelerador de partículas en España (de 1957). ¿Sabías que se estima que en todo el mundo hay 26.000 aceleradores de partículas? Los hay de dos tipos: lineales y circulares (como el famoso LHC de Grenoble). Ejem, claro, lo primero sería explicarte que un acelerador de partículas es un aparato que aplicando campos electromagnéticos acelera partículas cargadas hacia una diana para generar nuevas partículas. Pero no te preocupes por ello, en todo el museo tienes carteles explicativos sobre las piezas exhibidas.
El primer acelerador de partículas que hubo en España
La sala patrimonio es una cámara con piezas de especial relevancia y belleza en la historia de la ciencia española: Desde una esfera armilar (de 1755-1765), hasta un astrolabio de madera (1630), pasando por un sextante (1878) o una ballestilla (1563). Pero ojo, ¡FOTOS NO! Pero que conste que es la única zona del museo donde no nos dejan tomar fotografías (todo sea por la conservación en buen estado de las piezas preciosas que se ven en esta sala dedicada a los instrumentos con que se navegaba y enseñaba antiguamente astronomía).
La visita a mi me llevó 1 hora y media, aunque claro depende de lo que te pares en ver las piezas y carteles explicativos. Su precio por el momento es gratuito. Así que no hay escusa para que no incluyas el MUNCYT en tus planes para la próxima visita a la ciudad herculina.
Emilio Castro
Bitacoras.com
Publicado el 16:37h, 04 septiembreInformación Bitacoras.com…
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