Reseñas HdC: De las bacterias a Bach. La evolución de la mente
De las bacterias a Bach. La evolución de la mente
Autor: Daniel C. Dennet
Editorial: PASADO Y PRESENTE, S.L.
Colección: ENSAYO
Año: 2017
Páginas: 431
ISBN: 9788494733321
Precio: 35 €
SINOPSIS
«¿Por qué hay mentes? ¿Y cómo han llegado a aparecer?» En la que con toda seguridad se trata de una de las obras más importantes sobre la evolución de la mente que se haya escrito recientemente, Daniel Dennett intenta responder a estas dos preguntas. Por el camino el autor analizará qué nos asemeja y qué nos distancia del resto de habitantes de nuestro planeta, qué tipo de diseño ha seguido la naturaleza para construir una herramienta tan poderosa y compleja, y qué mecanismos nos permiten reflexionar sobre nuestras propias mentes. Todo ello armado con la habitual vis crítica, analítica y no exenta de humor que caracterizan al que sin duda es uno de los pensadores más importantes y peculiares de nuestro tiempo, que con este libro ha creado su obra más accesible y la que resume su larga trayectoria como investigador y pensador.
RESEÑA
Tenía mucha curiosidad por leer el último libro del estadounidense Daniel C. Dennett, publicado hace poco más de dos meses por la editorial Pasado y Presente. Dennett, uno de los filósofos más destacados en el ámbito de las ciencias cognitivas, explica en esta ocasión la evolución de la mente en el marco de la teoría de la selección natural de Darwin. Como comenta el autor ya en el prólogo, el libro pretende presentar
el esqueleto de la mejor teoría científica que tenemos hoy para explicar cómo surgieron nuestras mentes, cómo consiguen nuestros cerebros obrar todas sus maravillas y, especialmente, cómo hay que pensar acerca de las mentes y los cerebros sin caer en seductoras trampas filosóficas.
Dennet expone la forma en que la naturaleza ha creado, a través de la selección natural y la evolución genética, un mundo rico en competencia sin comprensión, como es el caso, por ejemplo, de las bacterias que aparecen en el título del libro. Sin embargo, eso no es suficiente para explicar las enormes capacidades de la mente humana. De acuerdo con la visión del filósofo estadounidense, nuestro cerebros se han convertido en lo que son gracias principalmente a los memes, esos «elementos de la cultura que pueden considerarse que se transmiten por medios no genéticos», según la definición del Oxford English Dictionary (en español, para mi sorpresa, la RAE todavía no la ha admitido en su Diccionario). Cualquier meme puede copiarse, recordarse y transmitirse, como una canción, un tipo de baile o el más importante de todos ellos, la palabra, que «tiene un papel en la evolución cultural parecido al del ADN en la evolución genética». Gracias a la evolución de los memes, se han ido construyendo poco a poco el repertorio de las habilidades humanas actuales, igual que las innovaciones de software llevan posteriormente a rediseños del propio hardware. Así hemos llegado a convertirnos nosotros mismos en diseñadores inteligentes, siendo el compositor alemán Johann Sebastian Bach el elegido por Dennet para completar el título del libro, como lo podían haber sido otras grandes mentes que ha dado la humanidad (Shakespeare, Picasso, Einstein,…).
Hay que admitirlo: estamos ante un libro cuya lectura no resulta fácil por momentos. Pero si logramos encontrar la tranquilidad y concentración que requiere, el fascinante viaje planteado por Dennett nos hará pensar y replantearnos muchas cuestiones sobre nosotros mismos. Algunas de esas cuestiones les serán familiares a los que ya conozcan la obra del autor, con el añadido de que en esta ocasión Dennett se ha tomado la molestia de revisar y mejorar sus argumentos. Para aquellos que, como es mi caso, lean a Dennett por primera vez, este libro es la mejor manera de introducirse en el universo del autor. De hecho, se puede decir que De las bacterias a Bach supone el testamento ideológico de Dennett, quien a sus 75 años sigue siendo uno de los filósofos de referencia de la actualidad.
Daniel Dennett nació en Boston, Massachussets, el 28 de marzo de 1942. Estudió en la Phillips Exeter Academy y recibió su título de grado en filosofía en la Universidad de Harvard en 1963. Dos años más tarde, se doctoró en filosofía por la Universidad de Oxford, donde estudió con el afamado filósofo Gilbert Ryle. Junto con Richard Dawkins, Sam Harris y el ya fallecido Christopher Hitchins, es considerado uno de los cuatro jinetes del Nuevo Ateísmo. En la actualidad es profesor de Filosofía de la Universidad Tufts, donde ocupa la cátedra Austin B. Fletcher. Entre otros méritos, es miembro de la American Academy of Arts and Science desde 1987, fue galardonado con el Premio Jean Nicod en 2001 y ha participado en el diseño de diversas exposiciones sobre ordenadores para la Smithsonian Institution, el Museo de Ciencia de Boston y el Museo del Ordenador de Boston. También ha escrito numerosos libros, entre los que cabe destacar Bombas de la intuición y otras herramientas de pensamiento, Contenido y conciencia o La evolución de la libertad. De las bacterias a Bach es su primera obra publicada por Pasado y Presente.
Dividido en tres grandes partes, el libro se abre con un Prefacio en el que el autor recuerda su doctorado en filosofía en Oxford, «una época en la que no sabía casi nada sobre la evolución ni sobre la mente humana.» Hoy se considera «un aficionado con conocimientos profundos» y confiesa que se divierte «más de lo que nunca hubiera imaginado que podía con una vida académica». Humildemente, explica la motivación para escribir este libro, su «intento de agradecimiento como pago por mi matrícula en toda la formación que he recibido.»
Tras el Prefacio empieza la primera parte del libro, «El mundo patas arriba», que abarca los primeros cinco capítulos y sienta las bases para el resto del libro. La evolución, nos recuerda Bennett, «es un proceso que se basa en amplificar cosas que no suceden casi nunca»; por ejemplo, la unión de una bacteria con una arquea hace millones de años produjo la célula eucariota, el ingrediente clave para que se pudiera formar la vida multicelular en todas sus variedades. El autor aplica la ingeniería inversa a la biología evolutiva, «suponiendo que cada ser vivo es el producto de procesos físicos sin misterio alguno que, gradualmente, unieron todos los elementos necesarios. […] La selección natural no tiene una mente, no tiene razones por sí misma, pero sin embargo es competente en esta tarea de perfeccionar los diseños.» La selección natural es ciega y trabaja «de abajo arriba», a diferencia del diseño inteligente, que es reflexivo y actúa basado en razones, «de arriba abajo».
La segunda parte del libro, «De la evolución al diseño inteligente», comprende del capítulo 6 al 13 y se centra en la evolución de nuestro cerebro. Según Dennett, los memes en general, y las palabras en particular, crearon el entorno adecuado para el desarrollo de la mente humana. En un principio, los memes evolucionaron con el fin de instalarse en el cerebro y poder reproducirse -como si fueran un virus de la mente compuesto únicamente de información-, provocando después unos ajustes genéticos del cerebro, en una respuesta coevolutiva. Una vez quedó garantizada la transmisión cultural como principal innovación de nuestra especie, esa transmisión no solo produjo cambios importantes en la arquitectura neuronal, sino que también añadió novedades en el entorno de los seres humanos y, a su vez, favorecieron las adaptaciones que permitían controlar y rastrear todas estas nuevas oportunidades. «La evolución cultural también evolucionó«, explica Dennett, «acercándose a procesos de diseños más eficaces, con previsión, con propósitos y con una dependencia de la comprensión de los agentes: los diseñadores inteligentes». Hoy en día, el ser humano es la única especie con una rica cultura acumulativa.
Y así llegamos a la tercera y última parte de este libro, «Nuestras mentes vueltas al revés» (capítulos 14 y 15), en el que por fin estamos listos para juntar todas las piezas del rompecabezas. Para Dennet, la conciencia humana es «como un sistema de máquinas virtuales que han evolucionado, memética y genéticamente, para tener papeles muy especializados en el nicho cognitivo que nuestros ancestros han construido a lo largo de milenios». La I+D responsable de este nicho es una mezcla de procesos darwinianos de abajo arriba y diseño inteligente de arriba abajo. A diferencia de los otros tipos de conciencia animal, la conciencia humana es «un producto de la evolución cultural, que instala una abundancia de palabras y demás recursos de pensamientos en nuestros cerebros». Gracias a ello, «nuestros cerebros están facultados para ser diseñadores inteligentes, de artefactos y de nuestras propias vidas». En cuanto al futuro, Dennett está convencido de que no habrá ninguna «inteligencia sobrehumana», en referencia a la inteligencia artificial que tanta alarma ha suscitado en los últimos tiempos, a pesar de las llamadas de atención de expertos y científicos como Elon Musk, Martis Rees o Stephen Hawking.
El libro finaliza con un Anexo, donde proporciona referencias a todas las obras en las que se basa Dennett, el extenso listado de Notas, una abundante Bibliografía y los correspondientes Índices que no pueden faltar en toda buena obra que se precie.
En definitiva, un libro que, aunque quizá no sea recomendable para todos los públicos, a buen seguro hará las delicias de los amantes de las ciencias cognitivas y de la filosofía de la ciencia como regalo de Reyes.
Licenciado en Física. Divulgador científico.
Elio Verde
Publicado el 13:12h, 29 diciembreYo pasé 57 de ateísmo puro, basado en la creencia en el positivismo científico. Si no podía llevarse a un laboratorio no puede darse por cierto.
Hoy el labotatorio es todo el universo porque no podemos llevar a un laboratorio a la materia oscura.
Pero… hablando de ateísmo… veo que el universo tiene una mente, un logos que lo administra, una eterna evolución, un alfa y un omega dicotómico… vida, vida y más vida… todo es vida: desde la casa que hay que se cae después de 200 o 300 años de vida hasta nosotros, razonables y cambiantes en la historia.
¡Bueno! todo eso, con ciencia y creencias incluidas, es Dios.