Reseñas HdC: El sexo de las lagartijas
El sexo de las lagartijas
Autor: Ambrosio García Leal
Editorial: Tusquets Editores
Año: 2008
Páginas: 216
ISBN: 9788483830710
Precio: 17,00€
SINOPSIS
Los biólogos siempre han sabido que, como procedimiento reproductivo, el sexo parece una complicación innecesaria. ¿Por qué perder el tiempo en encontrar una pareja aceptable que, a su vez, lo encuentre aceptable a uno o una? En teoría, debido a éste y otros costes añadidos de la reproducción sexual, la selección natural debería apostar por la alternativa asexual, más rentable a corto plazo. Sin embargo, en el mundo vivo encontramos sexo por doquier: es la modalidad reproductiva mayoritaria en animales, plantas, hongos y otras formas de vida, por lo que cabe preguntarse cuál es la ventaja del sexo sobre la clonación asexual. No es extraño que, para los biólogos, el sexo sea el «problema de los problemas» evolutivos.
RESEÑA
El sexo de las lagartijas es el libro al que todo el mundo debería acudir para aclarar sus dudas acerca de porqué existe el sexo y porqué existen los sexos. Ambas cuestiones son abordadas en este libro desde una perspectiva puramente evolutiva. ¿Tiene ventajas reproducirse sexualmente? ¿Por qué la selección natural ha favorecido una forma de reproducción que, a priori, tiene más inconvenientes que beneficios? ¿Por qué gastar tiempo y energía en buscar una pareja cuando se puede recurrir a otras formas de reproducción como el hermafroditismo o la reproducción asexual? Para responder a estas y otras muchas preguntas, Ambrosio expone en el tablero numerosas hipótesis, por lo que será el lector quien decida qué fichas (hipótesis) escoger y mover para explicar el enrevesado juego del sexo.
Podemos dividir el libro en dos partes: una dedicada a la evolución del sexo, entendiéndose como la formación de un organismo a partir del ADN de dos fuentes distintas y que comprendería los dos primeros capítulos; y otra dedicada a la evolución de los sexos, que comprendería los cinco capítulos restantes. En los dos primeros capítulos retrocederemos 1.000 millones de años, época en la que se originó el sexo gracias a la fusión de dos juegos de cromosomas debido a un evento endosimbiótico. Surge así la alternancia de generaciones: una generación con un solo juego de cromosomas, como en nuestros gametos, y otra con dos juegos de cromosomas, como en el resto de células de nuestro cuerpo. Lo curioso de esta historia es que la generación con dos juegos de cromosomas perduró en la evolución una vez apareció y se convirtió en la fase predominante en los animales, aun teniendo que recurrir al sexo para reproducirse (fusión de espermatozoide y óvulo). Quizás la selección natural se decantó por los beneficios del sexo a la hora de generar variabilidad o quizás, y a raíz de esta posibilidad, el sexo fue favorecido por su papel en la reparación del ADN o lucha contra los parásitos. En el resto de capítulos volveremos al presente para preguntarnos por qué lo más común en las especies complejas es tener dos sexos separados, y por qué el hermafroditismo o la partenogénesis son tan raras (aquí es donde entran en juego las lagartijas que dan nombre al libro). Una de las respuestas a estas preguntas se halla en el ADN de las mitocondrias de las células, esos orgánulos que antaño fueron bacterias y que ahora les proporcionan la energía que necesitan. La existencia de sexos separados proporciona el caldo de cultivo perfecto para que aparezcan muchos efectos colaterales tales como la competencia entre machos o hembras para acceder a la reproducción, la evolución de caracteres sexuales secundarios por selección sexual, las estructuras poligínicas o poliándricas, la monogamia e infidelidad o la coerción sexual, expresada en forma de celos, violencia, infanticidio o jerarquías de dominancia. Con todo, las hipótesis que explican el porqué de la permanencia del sexo son muchas y diversas, y ninguna se impone a otra, más bien son sinérgicas, si bien algunas tienen mayor apoyo teórico que otras. Ambrosio las expone ampliamente en El sexo de las lagartijas para que el lector pueda crear una amalgama propia y, quien sabe si solucionar el «problema de los problemas» evolutivos.
En el aspecto más personal, he decir que El sexo de las lagartijas simplemente me ha cautivado, haciendo que me sumerja por completo en sus páginas durante horas y horas seguidas. Es uno de esos libros que todo biólogo de formación debería leer, y por supuesto cualquier curioso en la materia, aunque no negaré que se necesita cierto bagaje teórico en esta ciencia para poder sacar el máximo jugo del libro. Me sorprendió sobremanera la claridad y precisión con la que se exponen y entrelazan decenas de hipótesis sobre la evolución del sexo y la evolución de los sexos (también me agradó volverme a encontrar con viejos conocidos como el hándicap de Zahavi o el egoísmo génico de Dawkins). Entre todos los aspectos puramente evolutivos y teóricos del libro, destacaría el hecho de que Ambrosio no se limita, como otros autores hacen en sus obras, a enaltecer manifiestamente aquellas hipótesis de su agrado y a reprochar las que no encuentran cobijo en sus convicciones teóricas. Por poner un ejemplo, El sexo de las lagartijas no es esa obra que contribuya a la persistente anatematización de la selección de grupo, sino que se limita a exponer su marco teórico y a explicar su particular balanza coste/beneficio. Dicho de otro modo y en palabras de Ambrosio, «en el sexo dos alelos de un gen se dan la mano y pasan juntos a la siguiente generación». Teniendo esto último en mente, ¿por qué no iba a ser el sexo sino la sinergia de sus componentes individuales? ¿Tanto nos estremece la idea de una visión holística en biología? ¿Es el reduccionismo inamovible? No caigamos en los mismos errores que llevaron a desterrar, e incluso ridiculizar en su tiempo, una floreciente hipótesis con tanta trascendencia como la que tuvo Gaia.
Investigador predoctoral en el grupo Evolutionary Ecology of Mediterranean Fauna, realizando la tesis doctoral en el campo de la ecología evolutiva. Creador y administrador de El Pulgar del Panda. Socio y colaborador en Hablando de Ciencia, Mustela CEM y Hidden Nature.
Sin comentarios