Reseñas HdC: La amenaza de Andrómeda

La amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain)
AÑO: 1971
DIRECTOR: Robert Wise
GUIÓN: Nelson Gidding (Novela: Michael Crichton)
REPARTO: Arthur Hill, David Wayne, Kate Reid, James Olson, Paula Kelly, George Mitchell, Ramon Bieri

SINOPSIS

Después de que un satélite artificial se estrelle en una remota aldea de Nuevo Méjico, el equipo encargado de recuperarlo descubre que casi todos los habitantes del lugar han perecido víctimas de una horrible muerte, con la misteriosa excepción de un niño y un viejo. Los superviventes son trasladados a un laboratorio de avanzadísima tecnología situado a una profundidad de cinco pisos bajo tierra, donde los perplejos científicos tratan de determinar la naturaleza del mortífero microbio antes de que cause estragos en todo el mundo. (FILMAFFINITY)

Esta película de 1971 arranca con un extraño acontecimiento: un pueblo de los Estados Unidos es descubierto con todos sus habitantes muertos, al parecer de forma instantánea. El extraño incidente ha sucedido al poco tiempo de haberse estrellado en las cercanías de la población un satélite artificial, y pronto se sospecha que la catástrofe se debe a un agente infeccioso llegado desde el espacio, a bordo el satélite.

Desde este punto de partida aparentemente poco original, arranca una película enmarcada en el género llamado «de catástrofes», con la peculiaridad de presentar la acción enfocada sobre un grupo de protagonistas muy particular: se trata de un equipo multidisciplinar de científicos, y la acción se centrará en sus estrategias durante la investigación y búsqueda de una cura para los estragos que causa el microscópico organismo extraterrestre. Vista a fecha de hoy, en algunos aspectos puede resultar algo ingenua e incluso fantasiosa, y las técnicas de análisis pueden verse desfasadas respecto a los impresionantes avances tecnológicos que ha habido en estos cuarenta años. No obstante, el enfoque científico del problema, las conversaciones entre los protagonistas y el rigor general respecto al método científico y el hallazgo de cómo combatir los síntomas que el microorganismo produce en los infectados, son muy destacables y le hacen ganarse un merecido puesto en la sección de reseñas de esta plataforma de divulgación científica. Sólo recuerdo un film actual, Contagio de Steven Soderbergh, en el que el tratamiento que se hace de un problema de índole científica sea tan respetuoso con la metodología de trabajo real y similar a lo que podría haber acontecido de darse la situación planteada por la película. De este modo, pese a redundar en los clichés y recursos clásicos del cine espectáculo (la investigación contrarreloj, la amenaza de catástrofe inminente, los contratiempos causados por errores humanos, y la clásica malicia conspiratoria gubernamental que intenta aprovecharse del organismo peligroso), no renuncia al rigor y a la especulación sólo presentes en las buenas obras de ciencia ficción.

La parte más fantástica reside en la explicación de la biología del organismo, pero el mero hecho de plantear una forma de vida tan diferente a las halladas en nuestro planeta es una buena aproximación a lo que podríamos encontrar ahí fuera. Con la llegada a nuestras salas de cine de la tan esperada Prometheus (en la que se nos presenta una expedición supuestamente científica que sin embargo actúa como un grupo de colegiales de excursión al merendero del pueblo, además de su presentación ramplona y sin ningún rigor de la genética y la evolución)*, conviene recordar un buen ejemplo que hace cuatro décadas y sin efectos especiales de primera nos supo mostrar un más que plausible primer encuentro con seres alienígenas. Pequeñitos, pero alienígenas al  fin y al cabo.

Carlos Romá Mateo 

* Eso sí: para los fans de la saga Alien, las novelas de H.P. Lovecraft y la imaginería de H. R. Giger, o todos aquellos que quieran disfrutar de una fantasía cósmica de gran espectacularidad y emoción, el visionado de Prometheus podría ser incluso recomendable. Pero si se indignan con sus agujeros argumentales, su ciencia paródica y sus personajes acartonados, luego no digan que no se lo advertí.

Dr. Litos