Reseñas HdC: La vida social de las bacterias

La vida social de las bacterias

Autor: Manuel Espinosa Urgel

Editorial: Catarata

Año: 2024

Páginas: 112

ISBN: 978-84-1067-167-6

Precio: 13,00 €

SINOPSIS

Hasta hace un par de décadas, la visión más extendida de las bacterias era la de organismos unicelulares relativamente simples, cuya vida consistía en aprovechar individualmente los nutrientes disponibles para multiplicarse y, en algunos casos, causar infecciones. Nada más lejos de la realidad. Hoy sabemos que las bacterias cuentan con un amplio y complejo repertorio de herramientas que les permiten sobrevivir en hábitats muy diversos, hasta en ambientes casi imposibles para otras formas de vida. Estos descubrimientos ofrecen una perspectiva diferente de las bacterias, mostrándolas como seres sociales, y además, la vida social de las bacterias influye notablemente sobre nuestra propia vida.

 

RESEÑA

 

Como animal social por excelencia, el ser humano no solo busca la compañía para compartir una comida o una conversación. Nuestra propia evolución y supervivencia se han cimentado en la división de tareas, la comunicación y la cooperación. Lejos de ser un atributo único, este impulso social se manifiesta a distintos niveles en el reino animal, desde los intricados hormigueros y panales hasta las complejas comunidades de primates.

Pero, ¿qué sucede con microorganismos como las bacterias? ¿Es posible que muestren algún tipo de coordinación y comunicación? La respuesta, hace un par de décadas, hubiese sido un rotundo «no». Sin embargo, las investigaciones posteriores han confirmado que las bacterias sí son capaces de formar comunidades complejas -conocidas como biopelículas o biofilms- y transmitirse información entre ellas -el llamado detección de quórum o quorum sensing. Además, esas relaciones entre bacterias influyen notablemente en nuestra salud, en nuestra vida diaria y en el funcionamiento de los ecosistemas. Todo esto se explora en el libro La vida social de las bacterias, escrito por el microbiólogo  Manuel Espinosa Urgel para la Editorial Catarata.

 

Sobre el autor

 

Manuel Espinosa Urgel es investigador científico en la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), donde además coordina la Unidad de Cultura Científica. Su investigación se centra en el estudio de la vida multicelular de bacterias beneficiosas para las plantas, analizando los mecanismos de regulación y señalización que determinan las interacciones bacteria-bacteria y bacteria-planta. Es autor de más de 80 publicaciones científicas y ha liderado numerosos proyectos de investigación y divulgativos. Fue editor de la revista Research in Microbiology entre 2006 y 2014, y es miembro del comité editorial de Applied & Environmental Microbiology.

 

 

Sobre el libro

 

La vida social de las bacterias se estructura en cinco capítulos. Su objetivo es ambicioso: transformar la visión tradicional que las reduce a simples organismos unicelulares, dedicados únicamente a multiplicarse, causar enfermedades o realizar reacciones químicas aisladas. Tras una introducción histórica que sienta las bases, el núcleo del libro explora otras facetas más fascinantes y menos conocidas de las bacterias. Así, el autor nos lleva a descubrirlas como poderosos motores de la evolución, herramientas fundamentales para la ciencia y componentes intrínsecos de la vida en la Tierra. Todo ellos gracias a una vida social extraordinariamente compleja y activa.

Collage de bacterias | Fuente

El primer capítulo, titulado «Bacterias por todas partes», revela la asombrosa ubicuidad de estos microorganismos. Fueron descubiertas hace más de tres siglos por Anton van Leeuwenhoek. Pero hubo que esperar hasta mediados del siglo XIX para comprender que algunas de ellas eran las causantes de graves enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o la sífilis. Paradójicamente, en esa misma época también se descubrió su papel beneficioso en procesos fundamentales como la fermentación. Con el tiempo, hemos entendido que son pilares indispensables en los ciclos biogeoquímicos del planeta y en el funcionamiento de nuestro propio organismo. En la actualidad, la investigación en microbiología se centra en campos altamente especializados, como la genética bacteriana, que continúa desvelando su complejidad y su impacto.

Una biopelícula con más de 3 mil millones de años

 

El segundo bloque, titulado «Biopelículas (biofilms): la unión hace la fuerza», se adentra en un aspecto fascinante de estos microorganismos. Contrario a la imagen de células aisladas, las bacterias suelen organizarse en comunidades multicelulares. Estas se adhieren a superficies y se rodean de una matriz protectora de polímeros, formando estructuras conocidas como biopelículas. Esta estrategia colectiva, que les confiere una resistencia notable, perdura hasta que las condiciones ambientales se deterioran o los nutrientes se agotan. Actualmente, la investigación se centra en desentrañar los mecanismos de estas comunidades con un claro objetivo: desarrollar nuevas aplicaciones en medicina y biotecnología para controlar su impacto o aprovechar sus propiedades.

Río Tinto, Huelva | Fuente

El tercer bloque, «Interludio evolutivo«, profundiza en la capacidad de las bacterias de poblar prácticamente todos los rincones de nuestro planeta. Un factor clave de este éxito ha sido su habilidad para asociarse en comunidades multicelulares, como lo demuestran restos de una posible biopelícula de hace 3.300 millones de años. Esta táctica favorece la evolución y rápida diversificación de las bacterias, las cuales pueden duplicarse cada 30 minutos en un entorno apropiado. Hoy en día, la ciencia estudia estas poblaciones bacterianas como verdaderos ecosistemas en miniatura, donde incluso se observa una división de tareas entre los individuos que las componen.

Cómo se comunican las bacterias y por qué debería importarnos

 

Bajo el elocuente título «Pásame tu Instagram. Comunicación, coordinación y detección de quórum», el cuarto bloque explora la comunicación bacteriana como base de su sociabilidad. Para ser considerados seres sociales, no basta con formar grupos numerosos de la misma especie; es necesario establecer un sistema de comunicación. En las bacterias, esto se produce mediante señales químicas. Patógenos como Pseudomonas aeruginosa, por ejemplo, emplean un mecanismo denominado detección de quórum. Esta herramienta les permite activar los genes necesarios para la infección solo cuando la población bacteriana alcanza una densidad crítica. Así, la detección de quórum funciona como una estrategia de coordinación colectiva: asegura que el «ejército» bacteriano sea suficientemente numeroso y actúe de manera sincronizada. Este sofisticado sistema de comunicación puede extenderse incluso a otras especies bacterianas o a distintos organismos.

Biofilm al microscopio | Fuente

El quinto bloque, titulado «Muy curioso, pero ¿por qué debería importarnos todo esto?», traslada las implicaciones de la vida social bacteriana a la esfera humana. En ella, las biopelículas son protagonistas de problemas como la placa dental o ciertas úlceras, ya que su estructura comunitaria actúa como una barrera que limita la eficacia de los antibióticos. Esta resistencia intrínseca, sumada al uso inadecuado de los fármacos y a la escasa investigación en nuevas terapias, hace que erradicarlas sea un reto formidable. Por otra parte, nuestro cuerpo alberga miles de millones de bacterias beneficiosas que conforman el microbioma. Alteraciones en este ecosistema interno se relacionan hoy con el posible origen de enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes. Por ello, los avances en el estudio del microbioma se perfilan como la base fundamental de la futura medicina personalizada.

Desmontando la visión sobre los microorganismos

 

En conclusión, La vida social de las bacterias logra con creces su objetivo de desmontar la visión simplista de estos microorganismos. Lejos de ser entes aislados, el libro nos revela un mundo de complejidad asombrosa donde las bacterias se comunican, cooperan y evolucionan colectivamente. Esta perspectiva no solo transforma nuestra comprensión de la vida microbiana, sino que ilumina con nueva luz los urgentes desafíos de la medicina moderna y la sostenibilidad del planeta.

Al cerrar sus páginas, queda claro que entender la intrincada sociabilidad bacteriana es tanto una cuestión de curiosidad científica como un paso fundamental para comprender nuestra propia existencia y el futuro de nuestra salud en un mundo dominado por estos fascinantes microorganismos.

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