Rosetta llamando a casa
El contacto de la humanidad con cometas fue profetizado en 1998 en las películas de Hollywood, «Deep Impact (Impacto Profundo)» y «Armagedón». Con un argumento común nos relatan que La Tierra va a ser impactada por un cometa de grandes proporciones, lo que puede repetir las consecuencias de aquel que exterminó a los dinosaurios. En ambos casos se envían expediciones para interceptar el cometa y así evitar el exterminio de gran parte de la vida del planeta, incluidos los seres humanos. Pero como bien lo dicen los físicos la realidad es más espectacular que la ficción…
Desde 1993, año en el que se aprobó el proyecto, partieron los sueños de la humanidad con la misión de acercarse a un cometa. El objetivo es un cuerpo celeste de tres por cinco kilómetros llamado 67P/Churyumov-Gerasimenko, a partir de cuyos estudios se pretende contestar, entre otras, tres de las preguntas básicas de la astronomía y la astrobiología. La primera de las dudas a resolver se relaciona con el surgimiento del sistema solar. Es muy conocido que una vez que los planetas se formaron, los remanentes de ese proceso quedaron errantes formando cometas y asteroides. Estudiar estos cuerpos nos daría una mejor visión acerca del nacimiento de los sistemas solares y, a su vez, nos ayudaría a comprender el por qué nuestro planeta es netamente acuoso (siendo que un cometa es un objeto esencialmente compuesto por roca y agua). Sin embargo la pregunta que mayor interés suscita consiste en confirmar o desmentir la panspermia.
Punto de aterrizaje del módulo Philae, de la sonda Rosetta, en el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko. El aterrizaje ocurrió este 12 de noviembre. (ESA).
En 1903, el químico sueco Svante Arrhenius desarrolló una hipótesis acerca de la vida en el Cosmos. Para Arrhenius “los astros no son entes extraños entre sí, separados por inmensos vacíos y sin más relaciones que sus atracciones y radiaciones. Se intercambian muchas elementos entre ellos, tales como electricidad, materia y hasta gérmenes vivientes”. Esta hipótesis de Arrhenius tomó el nombre de exogénesis o panspermia. A partir de allí muchos otros científicos se han mostrado en acuerdo con este pensamiento aseverando que los componentes de la vida están en todas partes del Universo.
La misión no ha sido nada fácil. Desde 1993 tuvieron que pasar 11 años de planificación y construcción (por parte de la ESA – Agencia Espacial Europea–) de la sonda que se llamaría Rosetta, en clara alusión a la famosa pieza egipcia que resultó clave para descifrar los jeroglíficos egipcios. El 2 de marzo de 2004 empezó la verdadera odisea, cuando la sonda despegó a cargo del cohete Ariane 5 desde la Guyana Francesa. Para lograr la meta se necesitaron cinco vueltas alrededor del sol, y asistencia gravitacional pasando cerca de La Tierra y de Marte, con el fin de ganar velocidad, en un recorrido total de 6.400 millones de kilómetros, que tomó diez años, cinco meses y cuatro días. Con el fin de ahorrar energía la sonda se mantuvo en periodo de hibernación hasta el 20 de enero de este año, cuando con el alma en un hilo los científicos esperaron respuesta de los instrumentos que confirmen el despertar de Rosetta. En mayo comenzó el proceso de ajuste de trayectoria hacia el cometa que se encuentra entre las orbitas de Marte y Júpiter unas mil veces más lejos que la Luna. El seis de agosto, nuevamente se crisparon los nervios, cuando la nave debía ubicarse correctamente a 100 kilómetros del cometa y empezar a acompañarlo en su periplo alrededor del Sol. En caso de algún fallo en cualquier etapa del proceso se habrían perdido los 1.300 millones de euros que costó el proyecto. Sin embargo nada estaba ganado, este 12 de noviembre Rosetta debía enviar hacia la superficie del cometa a su robot de investigación, Philae, quien debía anclarse para evitar el rebote (debido a la baja gravedad del cometa) y echar a perder todo el trabajo. Después de unas eternas y angustiantes siete horas de caída libre finalmente los científicos pueden respirar tranquilos, y ahora Philae debe desplegar sus instrumentos científicos para realizar los primeros experimentos “In situ” en un cometa, con lo cual esperamos descifrar las claves del nacimiento y formación del Sistema Solar, de su evolución y probablemente de la vida.
Este es el primer éxito de una misión de este tipo, y como tal la nave Rosetta y su inquilino Philae se convierten en verdaderos hitos de la exploración espacial acerca de nuestros orígenes. ¡Salud por Rosetta!
Fotografía que muestra el lanzamiento del módulo Philae, de la nave Rosetta, sobre el cometa 67P/ Churyumov-Gerasimenko. (ESA).
Alexis Hidrobo P.
Profesor Química Universidad San Francisco de Quito.
Notas: Todas las fotografías o dibujos del asteroide 67P, la sonda Rosetta o Philae, son propiedad de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Para Saber Más:
Invierto mi tiempo en la enseñanza de Química en la Universidad San Francisco de Quito. Además me apasiona la divulgación científica y la ciencia ficción.
Jose David
Publicado el 12:44h, 14 noviembreHola.
Como siempre, un placer leerte Alexis.
Muy buen post.
Saludos.
Jose David.
Bitacoras.com
Publicado el 00:15h, 15 noviembreInformación Bitacoras.com
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Publicado el 17:40h, 15 noviembre[…] Rosetta llamando a casa […]
alexis
Publicado el 17:44h, 15 noviembreDespués de la química lo que más me apasiona es la astronomía y especialmente nuestros avances en exploración espacial. Gracias por seguir leyéndome. Un gran saludo.
Alexis.