10 años sin Stephen J. Gould

Hace diez años, Stephen Jay Gould perdía en su segunda lucha contra el cáncer. Aunque consiguió sobreponerse a su primer cáncer, que afectaba al revestimiento del abdomen, años después surgió un segundo tumor, un cáncer de pulmón que llegó a metastatizar y al que no logró sobreponerse. Y así, rodeado de su familia, se iba el 20 de Mayo de 2002 un importante científico, y uno de los divulgadores más conocidos de las últimas décadas. 

Gould, como paleontólogo, hizo importantes aportaciones a la forma de entender la evolución. El equilibrio puntuado, su encarnizada defensa de la selección a diferentes niveles. También admitió y defendió la posibilidad de que las características de los seres vivos no surgieran sólo por adaptación, lo que él llamó exaptaciones, y negó la psicología evolucionista. Todos estos puntos, unidos a su creencia de que la fe y la ciencia son, simplemente, cosas que no deberían entrometerse una en el dominio de la otra, le llevaron a una importante polémica con Richard Dawkins, uno de los puntos, quizás, por los que más se le conoce. 

Pero Gould, a pesar de vivir morir a los 60 años, tuvo tiempo de hacer muchas cosas. Así que mejor ir por partes. 

Las aportaciones de Gould a la Teoría de la evolución

Comparación entre el equilibrio puntuado y el gradualimo

En lo que a la teoría de la evolución se refiere, Stephen Jay Gould nunca fue especialmente ortodoxo. Aunque no llegara al extremo de Lynn Margulis, sí que defendió algunas ideas que no se adecuaban mucho a la visión neodarwinista de la evolución. 

Por un lado, está la conocida teoría del Equilibrio Puntuado (sobre la que ya hablé en otro post), que habla de la posibilidad de evolución rápida cuando pocos individuos de la misma especie se quedan aislados. Esta idea levantó bastante polvareda. Por supuesto, muchos la apoyaron. Sin embargo, otros tantos la consideraban carente de novedad (creían que lo que explicaba quedaba encuadrado dentro del neodarwinismo), y por ello pensaban que no merecía tanto reconocimiento. 

Sin embargo, las principales ampollas que levantó el equilibrio puntuado, desarrollado por Gould y Eldredge, no se debieron tanto al aspecto científico, sino al social. Gould y Eldredge no se contentaron con simplemente enunciar el equilibrio puntuado, sino que criticaron el gradualismo y el neodarwinismo (especialmente Gould). Esto dio alas a algunos creacionistas, que usaron sus argumentos (obviamente sacados de contexto, hay que recordar que Gould, pese a no ser un activista pro-ateísmo, era ateo) para criticar la idea de la evolución en sí. Y esto, a su vez, dio pie a muchos a criticar a Gould por ello, especialmente a Richard Dawkins. Gould también se salió de la ortodoxia en otros dos casos: la exaptación y la selección multinivel. 

Una exaptación, término que acuñó junto a Elizabeth Vrba, es una característica que, en un principio, no surge debido a la adaptación (o al menos no para desarrollar la función que adquirirá posteriormente) y que después evoluciona para ello. Un ejemplo de esto sería el falso pulgar del panda rojo. Aunque ahora es utilizado para manipular el alimento, en un principio podría haber estado relacionado con el desplazamiento y la caza en los árboles. Otro ejemplo, del que el propio Gould habla en «La estructura de la teoría de la evolución», serían las alas de los insectos, que podrían haber surgido en principio como elementos para la regulación térmica… y que acabaron sirviendo para la locomoción. Lo cierto es que esta idea es similar al concepto de preadaptación. Y, sin embargo, muy diferente. Y es que la preadaptación implica teleología, es decir, que la función final va a desarrollarse, y la exaptación no. Lógicamente, cuando los creacionistas utilizaban las ideas de Gould para defender el creacionismo olvidaban deliberadamente este concepto, y es que tira por tierra uno de sus argumentos más utilizados, la complejidad irreductible. 

En el caso de la selección a varios niveles, probablemente el punto principal de la disputa con Dawkins, Gould defendía que la selección no sólo se da a nivel de gen, como defendía (y defiende) Dawkins, sino que se da a varios niveles: de gen, celular, linajes celulares, individuos… y tal vez lo más polémico de todo: entre especies. También defendía que la selección a nivel de gen y a nivel celular se detenía cuando estos niveles formaban parte de un organismo… y que si no lo hacían, se tenían consecuencias funestas, como el cáncer. Esta idea choca casi frontalmente con las ideas del mencionado Dawkins, y con las de muchos otros. Tanto que el enfrentamiento llegó a ser conocido como «Darwin Wars» (las guerras de Darwin) durante un tiempo. 

NOMA

Ricard Dawkins, detractor de muchas de las ideas de Gould

NOMA es el acrónimo de «Non-overlapping magisteria», una expresión con la que Gould expresaba su opinión sobre la relación entre religión y ciencia. Y su opinión era que eran materias que se ocupaban, simplemente, de dominios separados. La religión tiene su espacio (la moral) y la ciencia el suyo (los hechos). Lo cierto es que esto, que tan bien suena, casi nunca se cumple. Y, aunque Gould decía que esto se debía a gente saliéndose de su terreno… digamos que nunca estuvo muy claro qué terreno es el de cada cual. Y es que casi todas las religiones cuentan historias que tal vez sean metafóricas, pero muchos se toman muy a pecho, y que están muy ligadas al mundo real. 

Por supuesto, este es otro asunto en el que también chocó con Dawkins, probablemente el promotor del ateísmo más famoso del mundo. 

El divulgador humanista

Gould no sólo fue un conocido científico (y un buen dolor de cabeza para Dawkins), sino un importante divulgador y defensor de la ciencia. Escribió casi una treintena de libros, y aunque algunos eran muy técnicos, o excesivamente pesados para la mayoría de la gente, estos fueron los menos. La falsa medida del hombre, libro en el que recordaba la craneometría y se mostraba en contra, como siempre lo hizo, de cualquier concesión al determinismo biológico; Brontosaurus y la nalga del ministro, o por qué para que Darwin escribiera El origen de las especies era necesario que un ministro resultara herido en una nalga… sus libros, tanto las recopilaciones de ensayos, como los escritos de un tirón, gozaron de amplia popularidad. 

En los libros se encuentra algo muy poco común: Stephen J. Gould no habla sólo de ciencia cuando está hablando de ciencia. Tal vez es de lo que menos habla. Historia, música…. y, sobre todo, personas. Todo ello entrelazado con la ciencia en una de las visiones más humanas que se pueden encontrar de ella. Y es que Gould, que también fue un excepcional experto en historia de la ciencia, y estaba muy interesado en la filosofía de la misma, centraba muchas de las historias en cómo afecta la ciencia a las personas, o en cómo eran los propios científicos. 

También participó como testigo experto en el juicio contra la famosa ley que obligaba a dedicar el mismo tiempo a la Teoría de la Evolución y al Creacionismo en las clases de ciencias impartidas en Arkansas. Este juicio acabó con la conclusión de que el «creacionismo científico» simplemente no es una ciencia y que la ley violaba la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, siendo retirada. 

En resumen, y por no extender más esto (Gould da para mucho), hace 10 años nos dejó un gran científico y divulgador. Sin embargo, no nos dejó solos. Nos dejó con una buena pila de buenos libros para aprender… y para disfrutar. 

Jesús Rodríguez

Hablando de Ciencia