Durban: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

Han pasado unos días desde que la Cumbre del Clima de Naciones Unidas celebrada en Durban terminara, y mi frase-resumen de lo ocurrido es, en tono irónico por supuesto, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Y es que tras un acuerdo de mínimos, en el que los ecologistas y científicos han salido más que decepcionados, las sensaciones futuras son más que turbulentas.  Para Greenpeace, ésta ha sido una nueva muestra de cómo algunos países anteponen los intereses de una minoría frente al clima y a la economía de todos.

Fuente: ecohuella.org

Parece que el mundo occidental en el que vivimos está en crisis económica por lo que ahora sería una locura ponerse a pensar en reducir emisiones cuando hay millones de parados y la prima de riesgo por las nubes. Debemos mantener nuestro nivel de vida a toda costa (a todo bosque, todo entorno natural, etc)

Por tanto, si sabemos leer entre líneas, la estrategia en Durban para los países más contaminantes (China, India, EEUU, etc) ha salido al dedillo. Han conseguido que, aunque se firme en un futuro de forma definitoria el acuerdo de reducir emisiones, (está por decidir el poder vinculante del mismo), no será hasta 2020 cuando entre en vigor, tiempo suficiente para, supuestamente,  salir de la crisis económica. Pero, ¿y la ambiental? ¿Podemos prolongar la agonía planetaria hasta dentro de 8 años?

Miles de científicos representados en el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) señalan que el calentamiento global es una realidad inequívoca, y cada día vemos y sentimos sus consecuencias. Siempre nos enseñan los retrocesos de los casquetes polares, pero no hay que irse tan lejos para ver los problemas que está causando: en España, la desertización, las lluvias torrenciales y las olas de calor son noticias día sí y día también en los medios. Pérdidas monetarias y de recursos incalculables. Aún así, las consecuencias aquí son menos graves que en otros países mucho menos desarrollados, donde sus recursos ante eventos extremos son mínimos y sus consecuencias por tanto mayores.

En mi opinión, si los altos mandatarios que fueron estos días a la ciudad sudafricana hubiesen recibido una educación en valores ambientales, se darían cuenta, que existen otras formas de pensar, de producir  y crecer. Que se puede reducir las emisiones de gases efecto invernadero y mejorar a la vez el bienestar y la calidad de vida de un país. Que actuar contra el cambio climático puede ser beneficioso no solo para el medio ambiente, sino también para su economía. Es solo voluntad, y por supuesto, de no dejar lo importante para mañana, cuando es hoy el día de actuar.

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