Carta al defensor del lector de La Vanguardia, contra la anticiencia en sus páginas.

Desde Hablando de Ciencia tratamos de hacer divulgación científica de calidad porque creemos que en una sociedad desarrollada y altamente tecnificada como la nuestra es de gran importancia que los ciudadanos posean una mínima cultura científica, además de ser imprescindible que el interés por esta materia empape a los más jóvenes, de donde procederán las venideras generaciones de científicos, gestores del sistema de investigación y empresarios con capacidad de inversión. Pero desde luego esta labor no podemos hacerla solos, pues no dejamos de ser un grupo de amigos amateurs. Creemos que es particular responsabilidad de los grandes medios  hacer una comunicación de la Ciencia rigurosa, y desde luego evitar hacer difusión de la anticiencia y la charlatanería. Quizás un caso paradigmático es el diario La Vanguardia, que a pesar de realizar un tratamiento de las cuestiones científicas de gran calidad (lo que motivó que recibiera un premio de La Generalitat catalana el pasado año 2012), publica con relativa frecuencia entrevistas a lo que en el argot de internet se conoce como magufos, que defienden cosas como que el agua tiene memoria y responde a las emociones o que el corazón posee cerebro. Además, generalmente esos entrevistados obtienen jugosos ingresos gracias a sus cuentos chinos, pues imparten conferencias, venden libros o productos milagrosos u ofrecen terapias alternativas de nula eficacia, por lo que incluso podríamos decir que La Vanguardia les ofrece un espacio de marketing.

Esta alternancia de periodismo científico de calidad con contenidos anticientíficos es lo que hace el caso de La Vanguardia particularmente sangrante. Es lo que se llama comúnmente «una de cal y otra de arena», y esto es peligroso en la medida en que el público de poca cultura científica puede ser llevado a confusión, pues confiando en el rigor del periódico puede tomar por verdadera información más falsa que un billete de tres euros. Precisamente esto ha movido a la Associació Catalana de Comunicació Científica (ACCC), a la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) y a la ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico a redactar conjuntamente una carta de protesta dirigida al defensor del lector de La Vanguardia a la cual desde Hablando de Ciencia deseamos adherirnos, con el deseo de que desde La Vanguardia reflexionen al respecto de esta cuestión y puedan ofrecer información de rigor a sus lectores. A continuación reproducimos la carta, que también podéis leer en las webs de las tres asociaciones. Además, podéis sumaros a la petición firmando en Change.org.

 

PARA FIRMAR EN CHANGE.ORG

 

Barcelona, 30 de enero de 2013


A la atención de Josep Rovira, defensor del lector de La Vanguardia,

Como periodistas y comunicadores científicos, hemos observado con preocupación que La Vanguardia (LV) reserva sistemáticamente espacios destacados, muy especialmente La Contra, para informaciones contrarias al conocimiento científico, y a veces incluso al mismo sentido común. Escribimos para pedir que LV tenga en consideración unos mínimos criterios de rigor científico al elegir los temas a tratar y los entrevistados.
 
Dos ejemplos recientes de este problema son una entrevista a Joe Dispenza en La Contra (09/01/2013, ya entrevistado el 14/08/2007), cuyas afirmaciones sobre mecánica cuántica y neurociencias carecen notoriamente de fundamento científico; y un reportaje sobre Masaru Emoto en el Magazine (18/01/2013), cuyas declaraciones sobre la “memoria del agua” han quedado desmentidas en conocidos experimentos, publicados en la revista Nature, entre otras.
La situación se hace aún más confusa, ya que estos mensajes se yuxtaponen a contenidos científicos, lo que les da a dos informaciones tan dispares la misma credibilidad, a los ojos del lector no prevenido.
Nos duele reconocer que informaciones de este tipo se dan en todos los medios. Sin embargo, la importancia de LV y la recurrencia de esta situación en sus páginas nos ha empujado a dirigirnos al defensor del lector. El pasado año 2012, la Generalitat galardonó a LV con su premio de comunicación científica, motivado por el “rigor ejemplar” de su información científica. Excelentes reportajes científicos abundan en el diario, sin embargo La Contra y otros espacios presentan a menudo contenidos totalmente contrarios a este rigor.
Una de las funciones esenciales del periodismo es filtrar la información, ordenarla y jerarquizarla, para ofrecer al lector un marco conceptual para interpretar la realidad. Los criterios de jerarquización posibles son muchos, pero no nos cabe la mínima duda de que la relevancia, calidad y fiabilidad científicas son criterios irrenunciables, especialmente para asignar espacios tan destacados como La Contra o una entrevista en el Magazine.
 
Además, la calidad de algunos entrevistados es dudosa aún sin tener en cuenta criterios científicos. Esto es especialmente grave cuando los entrevistados pueden usar la credibilidad otorgada por el medio para lucrarse, a través de contratos con empresas, venta de libros, terapias, y otros medios. No pedimos respeto sólo por la ciencia, sino sobre todo por el periodismo de calidad, tanto el científico y el especializado, como el generalista.
Vivimos en un mundo complejo y en crisis, y el periodismo es una herramienta esencial para orientarnos en una realidad con muchas caras. No faltan asuntos fascinantes y controvertidos, en los cuales el conocimiento científico se entrelaza con debates éticos o conflictos sociales: esperamos que LV lo tenga en cuenta, especialmente al momento de asignar espacios destacados del diario.
 

Atentamente,


Associació Catalana de Comunicació Científica (ACCC)
Asociación Española de Comunicación Científica (AECC)
Sociedad por el Avance del Pensamiento Crítico (ARP‐SAPC)

 

La carta en las webs de las asociaciones:

ACCC, AECC y ARP-SAPC

5 Comentarios
  • Bitacoras.com
    Publicado el 20:28h, 01 febrero Responder

    Información Bitacoras.com…
    Valora en Bitacoras.com: Desde Hablando de Ciencia tratamos de hacer divulgación científica de calidad porque creemos que en una sociedad desarrollada y altamente tecnificada como la nuestra es de gran importancia que los ciudadanos posean una mínima…..

  • Meritxell Castells
    Publicado el 00:59h, 02 febrero Responder

    La verificación de una información es un tema que debe pasarse por el filtro científico más evidente, la propia honestidad. La afirmación de una información supone para el emisor un acto de autorrealización, a veces demasiado sabroso para pasarlo por el filtro de la auténtica certeza.
    Personalmente, he encontrado falsas afirmaciones tanto de científicos como de pseudo-científicos. Las pseudo-ciencias, ya sabemos que presentan más riesgo de verificar pues se arriesgan más en los temas. Pero encontrar falsas afirmaciones en la ciencia es un delito cognitivo, sobre todo si son programas de divulgación que llegan a un público mayormente no científico…lo creen y punto, confiando claramente en la ciencia. Por eso la información debe valorarse individualmente, y hacer la correspondiente crítica y debate, para ello está la libertad de opinión.
    En cuanto al conocimiento, debemos ser conscientes de que basamos nuestra percepción en nuestra limitada captación a partir de un cerebro que funciona parcialmente (afirman que Einstein era un 12%) y que nuestra instrumentación son nuestras creaciones, sometidas a nuestra limitación. La percepción no es falsa como afirman algunos neurocientíficos, es parcial. Por ello, el mayor filtro es la propia honestidad. Es un 10-12%, vale, pero real o no depende del valor que le demos al conocer.
    Estoy de acuerdo en el acto de poner las cosas en su sitio justamente, tanto en ciencia como en pseudo-ciencia, sin condicionamientos clasificativos, pues la información es la que prevalece como valor. Nuestra sociedad lo necesita, es responsabilidad de todos.

    • Gerardo Costea
      Publicado el 16:33h, 02 febrero Responder

      Meritxell, creo que te equivocas cuando equiparas ciencia y pseudociencia de ese modo. Es cierto que existen científicos que realizan afirmaciones falsas, pero esa actitud es algo que se condena y persigue desde la propia comunidad científica. Un científico que se equivoca pierde reputación; uno que es pillado haciendo fraude se hunde directamente. En el caso de la pseudociencia es diferente: las afirmaciones tienen más de creencia que otra cosa, precisamente porque no se pueden someter al proceso científico (si fuera posible, ya no sería pseudociencia). Lo peor es que frecuentemente esta gente utiliza argumentos totalmente anticientíficos, y muy frecuentemente con intención de obtener algún tipo de lucro mediante la venta de productos. Como dices, nuestra percepción es sesgada (aunque es un mito que nuestro cerebro funcione parcialmente); precisamente la ciencia es la herramienta que nos permite analizar la realidad con la máxima objetividad posible, garantizándonos así un conocimiento fiable, aunque en ocasiones no se alcance fácilmente a la primera y haya fallos por el camino, evidentemente. La honestidad es importante, pero no es suficiente: por ejemplo, una entrevista dando credibilidad a un curandero que honestamente pensase que puede curar el cáncer con imposición de manos es inaceptable.

  • Meritxell Castells
    Publicado el 23:23h, 02 febrero Responder

    Hola Gerardo. Entiendo tu postura, pero yo creo que no me has entendido del todo…no voy por ahí. Te explico. Me considero una persona de ciencia, y de hecho es por ella que está inspirado todo mi trabajo ya empezando conmigo misma. Si hemos creado métodos de verificación externos es por la falta de honestidad, cada uno a su nivel, pero lamentablemente es así. La información se manifiesta con una necesidad de «finalizarla», de la misma manera que se comporta la materia,,,buscando estabilidad, y aquí es donde se cometen errores. Si he afirmado la falta de rigor científico de algunos profesionales es porque lo estoy viendo. Los errores y falta de franqueza, en pseudociencia es muy descarado, pero, incluso ello tiene su razón de manifestarse así. Son como las infecciones que nos despiertan el sistema inmunitario! Las personas hemos de aprender a comprobarlo todo…a hacer precisamente ciencia. Pero en este caso, el papel de los científicos o divulgadores de ciencia (no la ciencia en sí) ejerce un papel de seguridad. Si te lo dice un científico, te lo puedes creer. La ciencia precisamente no es eso… se elaboran teorías que se han de verificar eternamente, pues vamos entrando en campos donde las leyes lo cambian todo. Por ello creo que la verdadera ciencia está en la persona que es capaz de dar certeza por sí misma, y ello depende de la propia honestidad. El no querer saber nada que no sea verdad…es un filtro que no todos los científicos tienen, pues precisamente no es un tema de profesiones, si no de seres humanos. La verdadera ciencia tiene que aparecer en un cambio de valores. Gracias!

  • ekth0r
    Publicado el 16:11h, 19 agosto Responder

    Sólo por curiosidad, ¿habéis obtenido alguna respuesta?

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