Cielos portátiles

Aprender a identificar estrellas es como organizar un viaje. Cuando planeamos un viaje, hay que hacerse con una guía del lugar a donde pensamos ir, como por ejemplo un buen mapa de carreteras. Después, probablemente querremos tener una idea más detallada de lo que se puede encontrar en nuestro destino. ¿Qué lugares próximos se podrían visitar? Pues lo mismo ocurre cuando queremos observar el cielo.

El planisferio celeste: el cielo portátil más sencillo y barato.

Un planisferio es un mapa en el que aparece lo que se ve en el cielo cada día del año a cada hora. Es el “cielo portatil” más sencillo y barato del que vamos a hablar y nos permitirá conocer bastante bien el cielo y los objetos que se ven en él. La oferta de planisferios es amplia, pero el principio básico es siempre el mismo: un mapa fijo que representa la bóveda celeste sobre el que gira una lámina o transparencia que delimita el horizonte en la latitud media del país. Un círculo que rodea el mapa fijo indica los meses del año y la graduación de los días del mes. El circulo móvil contiene las 24 horas. Así pues, basta con alinear la hora de su reloj con la fecha del día para que, en la elipse de la transparencia, aparezca la bóveda celeste tal como se muestra en ese momento.

Para observar simultáneamente el planisferio y el cielo, colocaremos el planisferio justo delante de nuestra cara cuando miremos hacia el cielo estrellado. A continuación, localizaremos los puntos cardinales. Para que la observación sea lo más cómoda posible, situaremos el norte en la parte inferior del planisferio si queremos divisar las constelaciones situadas en la región norte del cielo (la estrella polar y la Osa Menor por  ejemplo), el oeste en idéntica posición si deseamos otear las constelaciones que están a punto de ocultarse bajo el horizonte, etc.

 

Atlas estelares: Con el tiempo necesitaremos más que un planisferio.

Pero aún podemos prepararnos mucho mejor para nuestro viaje cósmico, de hecho quizás queramos mapas más detallados. La verdad es que existe una amplia variedad de mapas de estrellas más allá del sencillo planisferio. Un conjunto de mapas estelares recibe el nombre de atlas de estrellas. Yo recomiendo el Atlas estelar Cambridge, de Will Tirion. Los mapas celestes de esta obra contienen todos los objetos celestes de magnitudes inferiores al límite del ojo humano. El atlas también contiene un mapa de la Luna y listas de estrellas dobles, estrellas variables, nebulosas, cúmulos de estrellas y galaxias con sus correspondientes coordenadas celestes y la constelación en que se encuentran. Pero como en estos tiempos nos preocupa mucho la economía, no lo dudéis, el atlas estelar de Toshimi Taki (que podéis descargar gratis de internet) tiene unos mapas estelares incluso mejores que el de Cambridge. Este japones publicó su atlas allá por 2005 en la revista Sky & Telescope. Y sus razones para confeccionarlo eran que le parecía pequeña la escala empleada en el de Cambridge (2,7 mm en el papel para cada grado celeste), así que la aumento a 3 mm por grado con lo que se reduce un poco la distorsión de representar la bóveda celeste en un plano.

 

De noche, sin embargo se tiene la impresión de que una cúpula gigantesca nos recubre. Cada astro parece ser un punto minúsculo incrustado en el interior de la bóveda, como si hubiera un telón de fondo. Esta ilusión es lo que se denomina bóveda celeste. El mapa del cielo es una representación plana de una parte de dicha esfera, por lo que la posición de las estrellas y la forma de las constelaciones no aparecerán representadas con exactitud en un mapa del cielo. Sin embargo, el mapa del cielo si permite localizar rápidamente las constelaciones, que no son más que figuras que trazamos en el cielo por pura conveniencia, enlazando una estrella con otra formando un dibujo.

 

Aunque sabemos que la Tierra se mueve, en ocasiones resulta conveniente representar los cielos al modo de los antiguos, como si consistieran en una esfera que gira sobre nuestras cabezas, con los objetos astronómicos pegados en ella. En la Tierra empleamos longitudes y latitudes para definir ubicaciones y dividimos los continentes en países. En astronomía se procede de manera similar al cubrir el cielo con una rejilla de referencia y dividirlo en regiones a modo de países: las constelaciones. Podemos identificar cualquier lugar de la Tierra dando su posición en términos de longitud y latitud. Pero resulta más fácil imaginar la ubicación de una ciudad si la consideramos situada en un país concreto. Lo mismo ocurre con el cielo. La brillante estrella Betelgeuse tiene por coordenadas celestes 5h 55,2m de ascensión recta y +7º 24′ de declinación, pero ¿cómo recordarlo? En vez de recurrir a las coordenadas, decimos que Betegeuse brilla en la constelación de Orión, el Cazador.

Globos celestes: Cielos portátiles en 3D que se mueven.

 

Un globo celeste se utiliza para representar el cielo nocturno con sus constelaciones y estrellas, registrando su posición. La forma más común de representarlos es con un globo. El globo se coloca en una base con una amplia banda horizontal, conocido como horizonte. La elevación de los polos del planeta sobre el horizonte puede variar para adaptarse a la latitud del usuario. Así, la rotación del planeta es análoga a la rotación diurna de las estrellas. Las marcas del ecuador y la eclíptica, la línea imaginaria por la que se desplaza el Sol, se pueden utilizar para elaborar los horarios de salida y la puesta de las estrellas o el momento en que un objeto llega a su punto más alto en el cielo.

 

Los ordenadores y la astronomía parecen hechos los unos para la otra. Hoy en día, un programa del tipo planetario, que es como un atlas de estrellas electrónico, puede usarse para imprimir gráficas personalizadas de las estrellas de una región del cielo o el camino de un cometa. Los programas planetarios pueden establecerse para cualquier fecha miles de años en el pasado o en el futuro. Son indispensables para calcular detalles como cuál será el aspecto del cielo en un momento determinado, cuándo Venus estará más cerca de la Luna, o dónde y cuándo aparecerá un cometa. Yo os recomiendo el Stellarium, un programa gratuito de código abierto. Es capaz de mostrar un cielo realista en 3D, tal como se ve a simple vista, con binoculares o telescopio. Sólo tienes que especificar las coordenadas y listo.

 

Para el último dispositivo que poseemos cielos portátiles es nuestro smartphone. Y es que hoy en día ya somos muchos los que nos valemos del Google Maps para planificar nuestros viajes. Del mismo modo,  Sky Map es un Google Maps del cosmos que dirige al usuario con realidad aumentada. Una aplicación gratuita cuya descarga también os recomiendo pues con ella es muy fácil poner el móvil delante de la constelación, estrella o planeta que estás viendo y desconoces y descubrir en un santiamén de cual se trata.

 Lo último en cielos portátiles: El Sky Map de Google para tu smartphone.

Aunque seamos capaces de reconocer las constelaciones más visibles, el cielo estrellado cambia constantemente en función de la hora, los días y los meses. Unas estrellas salen, otras se acuestan. Algunas son siempre visibles, otras sólo lo son una parte de la noche, o únicamente en verano. Ya que estos movimientos son regulares y que de un año a otro, a una misma hora, en un mismo día, observamos el mismo cielo, resulta muy práctico disponer de un mapa del cielo para saber, por ejemplo, dónde buscar Perseo en un mes de agosto a media noche para localizar el punto del cielo del que parecen provenir las estrellas fugaces de la famosa lluvia de San Lorenzo. Aprender a localizar alrededor de una docena de las constelaciones más brillantes supone una gran ayuda a la hora de orientarse en el cielo nocturno. De este modo, las estrellas dejan de parecer un caos de puntos inconexos y empiezan a organizarse en figuras conocidas.

Emilio Castro 

Bibliografía.

  • M.R. Porcellino. “En busca de las estrellas. Una introducción a la astronomía”. Serie McGraw-Hill de divulgación científica. McGraw-Hill, Madrid, 1992.
  • P. Causeret, J.-L Fouquet y L. Sarrazin-Vilas. “El cielo al alcance de la mano. 50 experimentos de astronomía”. Libsa, Madrid, 2008.
  • M.A. Covington. “Objetos celestes para telescopios modernos”. Serie astronomía práctica para principiantes. Akal, Madrid, 2006.
  • D.H. Levy. “Observar el cielo. La guía perfecta para los aficionados a la astronomía”. Planeta, Barcelona, 2008.
1 Comment
  • emiliocastro
    Publicado el 19:14h, 13 agosto Responder

    Mi compañero de la plataforma de divulgación, Fernando Cuartero, aunque reconoce utilizar el Stellarium, que como planisferio es muy bueno, nos recomienda a mayores el Celestia, que aunque para eso es peor, tiene otras opciones como ir a visitar los objetos allá mismo, y verlos desde todos los lados. También es gratuito y código abierto.
    http://celestia.albacete.org
    ¿Cualquier duda o curiosidad que os surja a raíz de la lectura de la entrada no dejéis de plantearla en los comentarios. La responderemos lo antes y mejor que podamos y sepamos.

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