Dinosaurios ibéricos



Reconstrucción del ambiente en Las Hoyas (Cuenca) por Raúl Martín

España nunca ha sido un país con gran tradición en la paleontología, pero en los últimos años los yacimientos españoles y portugueses nos están dando muchas sorpresas y aportando gran cantidad de fósiles que los numerosos grupos de investigación que tenemos tratan descubrir sus secretos y publicar en grandes e importantes revistas.

El registro ibérico tiene representantes de casi todos los grandes grupos de dinosaurios: ornitisquios (ornitópodos y tireóforos) y saurisquios (terópodos y saurópodos). Tan sólo están ausentes los marginocéfalos (paquicefalosaurios y ceratopsios), más propios de Asia y Norteamérica.

El listado de géneros de dinosaurios ibéricos no es especialmente largo, pero hay varias especies muy interesantes y que han revolucionado en cierta medida el conocimiento que tenemos de este grupo de animales. Los géneros presentes por grupos son:

Terópodos (avianos y no avianos)

Ceratosaurus, Torvosaurus, Allosaurus, Lourinhanosaurus, Concavenator, Aviatyrannis, Pelecanimimus, Iberomesornis, Concornis, Eoalulavis y Noguerornis. A estos hay que añadirles numerosos restos indeterminados y fragmentarios repartidos por todo el territorio ibérico, como los recientes terópodos de Riodeva.

Saurópodos

Lourinhasaurus, Dinheirosaurus, Lusotitan, Lirainosaurus, Demandasaurus, Losillasaurus, Turiasaurus, Aragosaurus, Tastavinsaurus y Galveosaurus/Galvesaurus.

Tireóforos

Miragaia, Dacentrurus, Dracopelta, Polacanthus, Struthiosauru y Stegosaurus.

Ornitópodos

Hypsilophodon, Iguanodon, Delapparentia, Gideonmantellia, Rhabdodon, Draconyx, Pararhabdodon, Arenysaurus y Blasisaurus.

Hagamos un repaso por algunos de los más interesantes.

Concavenator corcovatus («Cazador jorobado de Cuenca»)

Esta especie fue hallada en 2003, y publicada en 2010, en Las Hoyas (Cuenca) y pertenece al grupo de los Carcarodontosaúridos. es el esqueleto articulado de dinosaurio más completo que se ha encontrado hasta la fecha en la Península Ibérica. Vivió a principio del cretácico y medía unos 6 metros de longitud. Dos de las características más importantes de este fósil es la presencia de una cresta corta en la espalda de función desconocida (se especula entre que era un regulador térmico o se utilizaba como reclamo visual para el cortejo) y sobre todo de la presencia en los huesos de los antebrazos de unos bultos que podrían ser el punto de inserción de estructuras homólogas a las plumas. Si fuera cierto esto último, se ampliaría la presencia de estructuras homólogas o similares a las plumas en el grupo de los terópodos.

Pelecanimimus polyodon («Imitador de pelícanos con muchos dientes»)

Al igual que Concavenator, vivió a principios del Cretácico en Las Hoyas. Es el miembro más antiguo del grupo de los ornitomimosaurios, grupo al que también pertenecen los Gallimimus de Parque Jurásico, y que se caracterizan por ser bípedos, corredores, dotados de pico sin dientes, omnívoros y similares a las actuales avestruces. La principal característica de nuestro dinosaurio es que poseía más de 200 dientes minúsculos. Se pensaba que los ornitomimosaurios habían adquirido su condición desdentada a través de una pérdida progresiva de dientes, pero Pelecanimimus permitió interpretar que hubo un estado previo con el desarrollo de una batería de múltiples dientes minúsculos que sirvió para la formación del pico de las formas más modernas del grupo. Se encontraron impresiones de la piel de Pelecanimimus alrededor del esqueleto en la zona de la garganta, el cuello, el hombro y la parte superior del brazo que reveló la presencia de una pequeña cresta en la parte posterior de la cabeza y una bolsa en el cuello similar a la de los pelícanos, con función desconocida pero se especula que podría ser utilizada para almacenar peces u otro alimento o que estuviera coloreada y se utilizara para inflarla y utilizarla como lo hacen sapos y ranas.

Eoalulavis hoyasi (“Ave con álula verdadera de Las Hoyas”), Iberomesornis romerali (“Ave media ibérica de Romeral”) y Concornis lacustris (“Pájaro lacustre de Cuenca”)

Iberomesornis

Pasamos ahora a otro grupo de terópodos, pero estos ya pertenecen a otro grupo: las aves. Las aves del yacimiento de Las Hoyas Iberomesornis, Concornis y Eoalulavis se han conservado sin cráneo, pero conocemos con mucho detalle el resto de su anatomía. Durante la fase de descomposición,  se generan gases, que se acumulan en el epitelio provocando la explosión y desarticulación de las partes más delicadas como es el cráneo (compuesto de finos huesos).

Eoalulavis

El descubrimiento de Iberomesornis fue esencial para comprobar que las aves primtivas conservan rasgos comunes con los dinosaurios terópodos. Este ave demuestra que la cola y extremidades son aún muy semejantes al de dinosaurios como los velociraptores. Los otros dos géneros de aves Concornis y Eoalulavis pertenecen a un grupo conocido como enantiornitas, grupo que se extingue al final del Cretácico. Eoalulavis fue un descubrimiento relevante, pues se confirmaba por primera vez en el registro fósil, cuando apareció el álula y las plumas remeras primarias y secundarias en el ala. La aparición del álula (un penacho de plumas asociadas al dedo pulgar de la mano) indicaba que estas aves tuvieron capacidades especiales de frenado durante el vuelo, aumentado así sus habilidades de maniobrar y de control durante el aterrizaje.

Estas pequeñas aves recorrerían los márgenes de las charcas y lagos que formarían el humedal de Las Hoyas, en busca de pequeñas presas que constituirían su alimento.

Lirainosaurus astibiae («Lagarto esbelto dedicado a Astibia»)

Se trata de uno de los dinosaurios saurópodos del grupo de los Titanosaurios, los más derivados, muchos de los cuales tenían «osteodermos» en su lomo (pequeñas placas óseas a modo de «armadura ligera»). Vivió a finales del Cretácico, en el piso que los paleontólogos llaman «Campaniense» en España. Descrito en 1999 por Sanz, Powell, Le Loeuff, Martinez y Pereda-Suberbiola sobre un esqueleto parcial hallado en el yacimiento de Laño, en Condado de Treviño, también se han hallado restos suyos en Chera (Valencia).

Demandasaurus darwini («Lagarto de la Sierra de la Demanda dedicado a Darwin»)

Este saurópodo pertenece al grupo de los rebaquisáuridos, parientes de los diplodócidos, y vivió durante el Cretácico Inferior (Barremiense-Aptiense). Sus restos, que incluyen tanto restos del cráneo como del «esqueleto postcraneal», se han hallado en Salas de los Infantes, en Burgos. Su estudio fue publicado por Torcida Fernández-Baldor, Canudo, Huerta, Montero, Pereda Suberbiola y Salgado en 2011. Se trata de la única especie de rebaquisáurido conocida en Laurasia, ya que los anteriormente conocidos se restringían a Gondwana, tema que se comenta en este post del propio Torcida Fernández-Baldor.

Turiasaurus riodevensis («Lagarto del Turia hallado en Riodeva»)

Apodado como «el Gigante Europeo», se trata de un saurópodo basal que vivió durante el tránsito Jurásico-Cretácico. Sus restos fueron hallados en Riodeva y publicados en Science en 2006 por Royo-Torres, Cobos y Alcalá. En dicha publicación se presentó una hipótesis de su parentesco según la cual formaría parte de un grupo de saurópodos «primitivos» fuera de Neosauropoda (grupo que incluye a saurópodos más «modernos», entre ellos Brachiosaurus, Diplodocus o Camarasaurus). Según sus estimaciones de tamaño, se trataría del mayor dinosaurio descrito hasta la fecha en Europa y uno de los mayores del mundo. Además, sería el más completo de los supergigantes, ya que se ha encontrado un 45% de su esqueleto, incluyendo craneal y postcraneal. Desde su descripción, se han hallado restos relacionados en Portugal, y puede que en Tanzania.

Losillasaurus giganteus («Lagarto gigante de Losilla de Aras»)

Este saurópodo basal, cercanamente emparentado con Turiasaurus y perteneciente al clado Turiasauria vivió a finales del Jurásico (hacia finales del piso Titónico). Sus restos, tanto craneales como postcraneales, fueron descubiertos en los 90 en Losilla de Aras, una pequeña aldea pertenciente a Aras de los Olmos en Valencia y la especie fue formalmente descrita por Casanovas, Santafé y Sanz en 2001.

Aragosaurus ischiaticus («Lagarto de Aragón con isquion característico»)

Se trata del primer dinosaurio descrito en España, hallado durante las obras de una carretera en la localidad turolense de Galve y descrito por Sanz, Buscalioni, Casanovas y Santafé en 1987. Se trata de un saurópodo macronario, posiblemente un Titanosauriforme, que recientemente se ha relacionado con Tastavinsaurus. Presenta una gran robustez, sobre todo en el isquion (hueso de la cadera), característica que da nombre a su especie. Respecto a su edad, existe cierta polémica. Fue descrito como perteneciente a la Formación El Castellar (Cretácico inferior, Hauteriviense) pero algunos investigadores proponen que podría pertenecer a la Formación Villar del Arzobispo (Tránsito Jurásico-Cretácico).

Tastavinsaurus sanzi («Lagarto Catador de Vinos dedicado a Sanz»)

Se trata de un saurópodo relacionado con los Titanosauriformes. Vivió durante el Cretácico inferior (piso Aptiense). Su esqueleto postcraneal parcialmente completo y parcialmente articulado fue hallado en Peñarroya de Tastavins y publicado por Canudo, Cuenca-Bescós y Royo-Torres en 2008. Un segundo ejemplar se halló en otra localidad de Teruel, El Castellar. El nombre de su especie hace referencia al paleontólogo José Luis Sanz. Su posición filogenética, si bien siempre relacionada con los Titanosauriformes, varía entre autores, en ocasiones agrupado con Aragosaurus dentro de un clado denominado «Laurasiformes».

Dacentrurus armatus («Cola afilada y armada»)

Se trata de un dinosaurio perteneciente al grupo de los estegosaurios. Vivió durante el periodo Jurásico (desde el oxfordiense hasta el titónico) a lo largo y ancho de Europa. Fue descrito originalmente por Richard Owen en 1875 como Omosaurus armatus siendo el primer estegosaurio descubierto. Podría alcanzar unos 10 metros de largo y tenía el lomo recorrido por placas y espinas. Sus restos se han encontrado tanto en España (Teruel, Asturias, Valencia) como en Portugal. En 2009 fue descrito un nuevo género de estegosaurio en Portugal, llamado Miragaia longicollum por Mateus, Maidment y Christiansen y se propuso que ambos géneros, muy semejantes, formasen el clado Dacentrurinae. Sin embargo, según otros paleontólogos, ambas especies serían idénticas.

Iguanodon bernissartensis («Diente de Iguana de Bernissart») y Delapparentia turolensis («Dedicado a DeLapparent y hallado en Teruel»)

Iguanodon fue descubierto en 1822 y descrito en 1825 por Gideon Mantell, un médico y naturalista inglés, quien reparó en la semejanza de sus dientes con las de las iguanas para darle su nombre genérico. Hallazgos posteriores por toda Europa lo convirtieron en el dinosaurio más abundante del Cretácico inferior, como los múltiples esqueletos hallados en las minas de Bernissart, localidad de la que recibe su nombre específico. Se propusieron muchas especies, pero a día de hoy se reconoce como un género monoespecífico. Se trata de un dinosaurio ornitópodo, capaz de andar de forma bípeda o cuadrúpeda, con puas en los pulgares de sus manos. Restos relacionados con este dinosaurio se han hallado en varios emplazamientos de España, como en Morella o en Salas de los Infantes, aunque muchas veces es dificil de asignar a nivel de especie.

En Galve, Teruel, fueron descubiertos unos restos semejantes a los de Iguanodon en 1958 por el aficionado local José María Herrero y asignados a Iguanodon por Lapparent en 1960. Su estudio en profundidad por parte de Ruiz-Omeñaca concluyó que se trataba de un ornitópodo totalmente nuevo, al que denominó como Delapparentia turolensis en 2011.

Gideonmantellia amosanjuanae («Dedicado a Gideon Mantell y a Amo-Sanjuán»)

Otros restos encontrados por José María Herrero en Galve pertenecían a un ornitópodo mucho más grácil y más pequeño que Iguanodon. La primera identificación de este material fue realizada por Sanz en 1987, quien relacionó estos restos con Hypsilophodon foxii, un pequeño ornitópodo grácil hallado en Inglaterra. El posterior estudio en profundidad de estos restos y de sus relaciones filogenéticas por Ruiz-Omeñaca, Canudo, Cuenca-Bescós, Cruzado-Caballero, Gasca y Moreno-Azanza reveló que se trataba de un género y especie nueva de ornitópodo basal a la que denominaron Gideonmantellia amosanjuanae en 2012. Tanto Gideonmantellia como Delapparentia datan del Barremiense (Cretácico inferior).

Actualización agosto 2015

Recreación de algunas de las principales especies de dinosaurios, reptiles voladores y lagartos que vivieron en España durante el Cretácico o el Jurásico; junto al museo donde se pueden encontrar algunos de sus restos / José Antonio Peñas / Sinc

Recreación de algunas de las principales especies de dinosaurios, reptiles voladores y lagartos que vivieron en España durante el Cretácico o el Jurásico; junto al museo donde se pueden encontrar algunos de sus restos / José Antonio Peñas / Sinc

Referencia:

F. Ortega, F. Escaso, J. M. Gasulla, P. Dantas, & J. L. Sanz (2006). Dinosaurios de la Península Ibérica Estudios Geológicos, 62 (1), 219-240 http://estudiosgeol.revistas.csic.es/index.php/estudiosgeol/article/view/22/21

Francisco Gascó

Víctor Tagua

Esta entrada participa en el XV Carnaval de Biología alojado este mes aquí, en Hablando de Ciencia.

8 Comentarios
  • Pingback:Dinosaurios ibéricos
    Publicado el 09:28h, 31 agosto Responder

    […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Dinosaurios ibéricos http://www.hablandodeciencia.com/articulos/2012/08/31/dinosaurio…  por javmoga hace […]

  • Dr. Litos
    Publicado el 14:21h, 31 agosto Responder

    Ala qué bien me hubiera venido toda esta información para mi post del viajero en el tiempo que se traslada a la península ibérica del cretácico… pero bueno, tampoco metí tantas gambadas…
    Qué genial recopilación, proporciona una imagen muy rica de cómo podría imaginarse estos lares en esos tiempos remotos. Recuerdo que en Morella vimos algunos restos de Iguanodon en un museo, hace muchos años, pero no sabía hasta qué punto por la Comunidad Valenciana teníamos tanta riqueza en especies, aunque sí sabía que por la Hoya de Buñol también se han encontrado restos de saurópodos y no sé si algo más.
    He echado en falta que algunas imágenes que se ven muy cañeras se pudiesen ampliar un poco más, supongo que será por el tamaño original pero si se pudiese hacer que enlazasen a tamaños mayores, sería estupendo. Por lo demás, muy chula la entrada, ¡fantástico compañeros!

  • Bitacoras.com
    Publicado el 16:26h, 31 agosto Responder

    Información Bitacoras.com…
    Valora en Bitacoras.com: Reconstrucción del ambiente en Las Hoyas (Cuenca) por Raúl Martín España nunca ha sido un país con gran tradición en la paleontología, pero en los últimos años los yacimientos españoles y portugueses nos están dando muchas so…..

  • Germán
    Publicado el 17:25h, 31 agosto Responder

    Enhorabuena a ambos por el repaso tan actualizado a los Dinosaurios ibéricos, sobre los cuales tengo una especial debilidad. Con la única intención de completar la información, creo que en el listado inicial os falta un ornitópodo, en concreto el Koutalisaurus kohleronum, hadrosáurido hallado en la Formación de Tremp en Lérida (corrígeme si no es así).
    Un saludo Pak!!
    Germán.

    • Victor Tagua
      Publicado el 12:11h, 01 septiembre Responder

      Hola Germán
      Pak te podrá contestar mejor a esa cuestión, pero yo en todas las listas y papers que he consultado, no me salía nunca Koutalisaurus, pero posiblemente porque no estuvieran bien clasificados y aun se considerara Pararhabdodon.
      Gracias por la observación

  • Pingback:Dinosaurios Ibéricos
    Publicado el 12:07h, 01 septiembre Responder

    […] Dinosaurios Ibéricos http://www.hablandodeciencia.com/articulos/2012/08/31/dinosaurio…  por victortagua hace nada […]

  • Pingback:Agosto en HdC | Hablando de Ciencia | Artículos
    Publicado el 18:06h, 01 septiembre Responder

    […] Dinosaurios ibéricos (*) […]

  • Víctor Díaz
    Publicado el 13:44h, 16 diciembre Responder

    Muy buen artículo, pero faltan el Baryonyx walkeri encontrado en Igea (La Rioja) y el Hypselosaurus priscus.

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