El lince como especie paraguas

Veo con demasiada frecuencia a gente que está en contra de la conservación de la naturaleza. Por ejemplo, en lo referente al lince, observo a algunas personas manifestarse en contra de la cantidad de dinero que se invierte “en un bicho que no hace nada, no da carne ni leche, sólo come conejos”; o que dicen que «ese dinero se podría invertir en otras temáticas como carreteras o cultivos»; o «que mejor muerto así ya esas tierras se pueden usar para algo más provechoso que tener alimañas». Estas posturas son más dolorosas si cabe cuando provienen de personas que habitan en el entorno de espacios naturales donde hay o ha habido hasta hace pocos años linces.

Y de eso en cierta medida va la entrada de hoy, de explicar porqué merece la pena la protección de este animal catalogado como la especie de felino más amenazada del planeta, del porqué de tanto esfuerzo económico y humano, y de qué beneficios en pleno siglo XXI nos rinde la conservación de la naturaleza en vez de su destrucción.

En ciencia suele hablarse de especies paraguas para referirse a especies cuya protección o presencia afecta indirectamente a otro sinfín de especies del mismo hábitat de manera que al proteger a esa especie emblemática estás protegiendo mucho más que eso. Para mi gusto el lince ibérico es el caso más claro que se nos presenta.

En efecto, Europa, España y Andalucía están gastando una ingente cantidad de dinero en salvar de la extinción a nuestro gran gato, y también estoy de acuerdo en que algunos aspectos del manejo de la especie son mejorables. Sea como sea, los últimos datos invitan a ser optimista, siempre en estado de alerta y con espíritu crítico (constructivo), pero optimistas al fin y al cabo. Como he dicho antes considero al lince una especie paraguas, os invito a alejar el zoom, olvidaos del lince por un instante y observad toda la red de seres vivos que conviven en el mismo hábitat que él. Hablamos de bosque mediterráneo, pensad todos los insectos, plantas, anfibios, aves, etc. que habitan estos lugares propios de buena parte de la península. La presencia del lince junto a la de, por ejemplo, el águila imperial está sirviendo para justificar la importancia natural de enclaves, les está dando un valor añadido y debe servir como motivo para la protección del lugar.

El conejo es un animal clave en la naturaleza ibérica, eso está más que claro para la ciencia. Desde tiempos inmemoriales ha sido un animal tan numeroso que muchos predadores se alimentan en alto porcentaje del lagomorfo, dándose casos de especialización en la que una especie basa buena parte de su alimentación en una presa concreta, que en este caso sería nuestro conejo. Desde hace algunas décadas unas enfermedades víricas han arrasado las poblaciones de conejo, pero por suerte nos hemos dado cuenta a tiempo de que perdíamos a este animal y se ha emprendido su recuperación y reintroducción en numerosos lugares. Como parte de la estrategia para la recuperación del lince ibérico y la reintroducción del mismo en algunos puntos de la geografía española se está luchando por recuperar poblaciones viables de conejos. Teniendo en cuenta la cantidad de animales que comen conejo y el papel clave de este animal en el ecosistema se puede decir que al reintroducir/recuperar conejo con la excusa de preparar el terreno al lince estamos enriqueciendo esos ecosistemas y toda la naturaleza va a seguir ganando, no sólo el lince.

Siguiendo con la aplicación a la gestión del lince de los conocimientos científicos, podría entrar en algo que interesará mucho a algunos sectores habitualmente críticos con el lince, como es el de la caza. Un lince tiene sus necesidades cubiertas con un conejo al día, no entra en una especie de éxtasis agresivo como pueden hacer otros predadores, tampoco se reproduce en demasía hasta alcanzar demografías desequilibradas como hacen el zorro o el meloncillo. El zorro, al que acabo de referirme, puede matar (siempre que haya posibilidad) más presas de las que es capaz de comer o almacenar, siendo clásico el ejemplo del gallinero, ya que como suele decirse si un zorro se cuela en un gallinero puede matar  a la mayoría de las gallinas aunque luego se lleve un ínfimo número de las que mata. Pues bien, el lince, a falta del lobo, es el rey de estas regiones, y no es muy compatible con zorros y meloncillos y se sabe que los aniquila en cuanto puede, no los devora, sólo los elimina. En condiciones normales las poblaciones de ciertos predadores como los que he dicho estarían reguladas por el lince. Muchos se quejan de que hay muchos zorros, pero la solución la tenía la propia naturaleza y a través de caza directa, atropellos, cepos y venenos lo hemos estropeado. Una de las últimas campañas de concienciación ha ido en este sentido, dedicada especialmente a cazadores, para que tomen al lince por bueno para sus intereses, lo cual, dado la intensa actividad cinegética que se da en territorios potencialmente linceros… se torna imprescindible.

Es importante que los hábitats no sean islas a modo de manchas rodeadas de asfalto y tierra muerta. La naturaleza no puede reducirse solo a enclaves protegidos porque eso es inviable a medio plazo y llevaría al colapso y la muerte de lo poco que quedaría. Una medida para contrarrestar esto es la creación de corredores, y que mejor especie para justificar la creación de estos corredores que el lince. Ya hay algunos, y más que se piensan crear, corredores verdes para que los linces se desplacen de Doñana a Sierra Morena, sin ir más lejos, pero ¿de verdad creéis que sólo el lince usa estos corredores? Yo creo que toda la vida en general los usa. Los animales pueden ir y venir, mezclarse genéticamente y que la vida prosiga su camino. ¡Construid corredores para el lince, mejorar todo para el lince que la naturaleza en general os dará las gracias! En el mismo estilo están los pasos de fauna para evitar atropellos, esta causa de mortandad ha sido el auténtico problema del lince durante décadas sin que se actuara eficazmente, eso sí, últimamente he visto que construían algunos pasos de fauna, pero vuelvo a preguntar: ¿Creéis que sólo el lince usa estos pasos de fauna? Muchas más especies los usarán, de manera que menos mueren en las carreteras y más animales tendremos. De nuevo toda la naturaleza se beneficia del dinero invertido en el lince, y digo yo, que a estas alturas de la lectura os habréis dado cuenta de cuál es mi reflexión sobre la conservación del lince: mucho del dinero y esfuerzo invertido en el lince no es tal, sino que mejor dicho es dinero y esfuerzo invertido en el ecosistema mediterráneo, aprovechado por cientos de especies de plantas y animales, y supone una garantía de futuro para muchos enclaves.

Prosiguiendo con los argumentos a favor de la conservación del lince debo mencionar aspectos sociales que no deben escaparse, incluso pudiéndose considerar al gran gato como motor ecónomico. Muchos están viendo en el lince un orgullo, una inyección de visitantes para su comarca, un atractivo turístico, nuevas vías de profesiones para las gentes del lugar, y, en definitiva, que quieren que las administraciones les elijan para albergar futuras reintroducciones de linces, o instalaciones de centros de cría, o cualquier cosa que tenga que ver con el lince. Con esto ganamos varias cosas. La primera es un cambio de mentalidad respecto a la naturaleza y su explotación, la segunda es que más gente trabaje en estos nuevos sectores dejando a un lado la locura de la construcción (por poner un ejemplo) y también recuperar la naturaleza de estos lugares a través de medidas para adecuar el hábitat del lince (que a su vez repercute en todos los animales, plantas, etc. como dije párrafos atrás) de manera que la vida gana. Pienso que el lince es un animal que anima a la gente a salir al campo en su búsqueda allá donde mínimamente se sospeche de su presencia, preguntad en los pueblos de comarcas linceras si se nota los fines de semana un aumento de excursionistas.

Por último, veo que el lince es un animal que engancha, que tiene carisma, que bien puede emplearse como símbolo de la lucha por la preservación de la naturaleza y de los esfuerzos que hemos de hacer para mimar nuestro medio ambiente. No está mal todo esto para un simple animal.

Aparte de todo lo dicho me falta lo más obvio, por ética, porque somos una especie racional, por ley y por pura lógica, al lince se le debe proteger en sí mismo al ser una especie amenazada. No podemos permitirnos ser la generación que dejó que desapareciera el lince, arrastraríamos esa vergüenza.

Álvaro Luna

Hablando de Ciencia