El Retorno de los Brujos

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Desde la proliferación de Internet y su uso mayoritario, el acceso a la información de todo tipo ha sufrido un salto significativo y sin precedente en la historia humana. Como todo, esto tiene su parte buena y su parte mala. La parte buena es obvia: cualquier persona puede obtener información sobre elcritico190 tema que desee o necesite, de forma que el conocimiento, ahora más que nunca, no pertenece a nadie y a todos a la vez. Lejos queda ya la época en que el conocimiento estaba sólo accesible a monjes en manuscritos guardados celosamente en monasterios. 

Sin embargo, esta proliferación de saber y de información ha conllevado un efecto contrario al que uno esperaría. Se está imponiendo una corriente de pensamiento “alternativo” que reniega de conocimientos establecidos mediante la experimentación, así como la aparición de un recelo infundado a la ciencia como tal, igualando ésta a una nueva religión, ignorando por tanto, la fundamental diferencia entre ambas. Mucho se está escribiendo en blogs de divulgación sobre el tema y muchas sugerencias se hacen para cambiar esta deriva tan peligrosa. Si en la Edad Media, el rechazo al conocimiento propició la injusticia, el atraso y el oscurantismo durante siglos, es de suponer que la misma actitud hoy en día no deparará mejores resultados.

Es fácil obviar la importancia que la ciencia ha tenido en nuestra vida actual, en las facilidades y comodidades que damos por hechas y que mucho se tardó en desarrollar, tras esfuerzos y problemas varios. Cuando uno está caliente en su casa al lado de la calefacción, resulta sencillo olvidar lo difícil que fue llegar a este punto. Hay, por tanto, que intentar imaginar un mundo sin estas comodidades y facilidades para entender la importancia de la ciencia en la humanidad. Sin olvidar, por supuesto, que la ciencia no lo sabe todo, ni pretende hacerlo (momento en el que hay que distinguir entre un científico particular, como persona, y la ciencia como disciplina).

monasterioGrabado

El caso es que surge ahora una especie de mea culpa por parte de divulgadores y científicos en el que hablan de “bajar del pedestal” en que nos hemos situado y de hacer la ciencia asequible a todo el mundo. Bien, yo me niego a creer que la culpa sea de los científicos y divulgadores. Al menos, no toda, desde luego. Con Internet y el auge de los blogs (que los modernos y “adelantados” auguraban temprana muerte tras el boom de Twitter y redes sociales, nada más lejos de la realidad) de divulgación de ciencia, ha sido desde hace años, más fácil que nunca acercarse a la ciencia desde una perspectiva menos técnica y más familiar. Muchos son los científicos que han hecho el gran esfuerzo de traducir los conceptos más avanzados de la ciencia a un lenguaje mundano y fácilmente entendible por el más común de los mortales, algunos con mejor fortuna que otros. Pero me niego a creer que ninguno haya conseguido hacerlo bien, no puede ser verdad que ninguno de todos ellos haya sido capaz de explicar adecuadamente y de forma amena esa rama de la ciencia que le apasiona. Entonces ¿por qué sigue creciendo ese desprecio por la ciencia, esa desconfianza; por qué se sigue hablando, y cada vez más, de la “ciencia oficial”, como si de un lobby gubernamental se tratase? Pues no lo sé a ciencia cierta, ya que responder correctamente a esto le correspondería más a un sociólogo o a un psicólogo. Sin embargo, me aventuraré a dar alguna idea sobre el porqué. Por supuesto, son ideas y conclusiones a las que he llegado yo, pero las comparto para animar a debatir. Quizá sirva para algo más, pero seguro que sirve para mi desahogo.

Allá voy: creo que el problema no está en los científicos, está en los no científicos. Vaya por delante que cada uno puede y debe tener los intereses que le parezcan más adecuados, pero creo que la culpa (una parte al menos) del anticientifismo es de la misma gente que critica la ciencia. Me explicaré mejor. Cuando alguien me habla de la conspiración HAARP (antenas de medición que, supuestamente, podrían alterar el clima, provocar terremotos o más cosas, según se consulten a unos u a otros), los chemtrails, la conspiración de las vacunas y el autismo, etc. automáticamente sé que esa persona ha decidido informarse de forma sesgada sobre el tema en cuestión. Es decir, que si alguien quiere informarse sobre si las antenas de telefonía producen cáncer, debería realizar una búsqueda en internet del término. ¿Qué resultados salen? Pues entre otros, salen artículos de científicos en los que intentan desgranar los fundamentos de las ondas electromagnéticas que son usadas por los teléfonos móviles. Pero estos artículos o son muy técnicos (sin saber electromagnetismo, es casi una cuestión de fe creerlo, ya que posiblemente no se entienda nada) o son poco técnicos (de forma que se puede argumentar que “no tengo que creerlo porque lo diga este tipo”). Y por otro lado aparecen artículos y blogs que hablan de cáncer, conspiraciones de las compañías de telecomunicación para no sacar los datos que las hundirían, gobiernos silenciados a base de presiones de grandes lobbies… Y se activan los mecanismos del miedo y la autoconservación que provocan que se acepte toda esa información sin actitud crítica. También hay que notar otra cosa importante: es más fácil de entender. Cuando alguien habla de ondas electromagnéticas, y explica las propiedades, la cantidad de variables asociadas, la diferencia entre unas frecuencias y otras… hay que prestar atención y esfuerzo para seguir el hilo, aunque el interlocutor se esfuerce en hacerlo comprensible. Cuando a uno le dicen cáncer, microondas y antena de gran potencia en la misma frase, hay poco esfuerzo que hacer. Ya dan igual los datos, dan igual las teorías y los conocimientos adquiridos. De hecho, da igual que los móviles lleven años (unos 30) en funcionamiento entre la población y no se haya encontrado un aumento de problemas de salud ni cáncer. Lo único que importa es que un peligro es algo que se tiene que evitar, no entender.

Array de antenas HAARP

Array de antenas HAARP

Y hablo de telefonía como podría hablar de terapias alternativas. Se toma la parte por el todo y se hacen silogismos falaces: “las farmacéuticas son multinacionales”, “las multinacionales son malvadas”, ergo “la medicina y la farmacia son ciencias malvadas”. Desde luego todo esto se desarrolla más en profundidad: conspiraciones, farmacéuticas que tienen solución a todas las enfermedades pero no nos las ofrecen por cuestiones económicas, médicos que desde su consulta de pueblo o de barrio ofrecen tratamientos comerciales en vez de los más naturales y mejores de (póngase la medicina “alternativa” que corresponda) por estar a sueldo de farmacéuticas; conspiraciones supranacionales con el fin de enfermar a la población y luego vender la solución a un bonito precio…

Nadie puede negar que las conspiraciones han existido a lo largo de la historia, por lo que es de suponer que siguen existiendo y existirán. Pero de decir que las farmacéuticas conspiran a decir que la medicina conspira, hay un paso muy grande y no justificado. Puedo llegar a aceptar sin pruebas que las farmacéuticas puedan conspirar para vender más tratamientos con los mismos efectos que otros más baratos. Lo puedo llegar a aceptar porque ya se han dado casos y porque hay muchos indicios de malas práxis por parte de multinacionales en general, y de farmacéuticas en particular. Pero decir que la medicina “oficial” también conspira para ocultar vacunas o nuevos tratamientos que contradicen sus “dogmas” no puedo creerlo. Principalmente porque no tiene pies ni cabeza ya que la ciencia avanza a través de grupos de investigación independientes que tienen intereses contrapuestos y que se reparten a lo largo y ancho de todo el mundo; porque lo normal en ciencia es que tras la publicación de un trabajo novedoso, otros grupos sin conexión entre sí decidan seguir esas líneas de investigación bien por proximidad con sus investigaciones previas o bien por iniciar una vía prometedora. Por lo tanto, si resulta que el trabajo novedoso es un fraude, en seguida saltarán las alarmas por parte de estos otros grupos que dirán que el experimento no es reproducible. No es la primera vez que ocurre, porque la ciencia está hecha por científicos, que son personas como otras cualquiera, y por tanto, susceptibles de actuar deshonestamente y de equivocarse. Las polémicas en ciencia son muy habituales y se deciden al cabo de tiempo y en base a resultados experimentales, no en base a quién es más famoso o quién tiene más poder. Lo que ocurre es que, para el profano de una materia, estas disputas quedan ocultas en revistas especializadas y en entornos técnicos.

Estas disputas son usadas por embaucadores para dar a entender que cualquier idea, teoría u ocurrencia puede ser igualmente válida sólo con encontrar los argumentos adecuados. Pero así no funcionan las cosas: finalmente, una hipótesis se aceptará como válida cuando los experimentos confirmen lo que la hipótesis dice que debe ocurrir. Si no lo hacen, ya podemos ir desechando esa teoría, porque aunque nos guste mucho, no se corresponde con el mundo que observamos y en el que vivimos. En cualquier caso, abajo están los comentarios para que deis vuestra opinión sobre el tema y podamos debatir.

Víctor Hevia

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21 Comentarios
  • Rafael Mónico
    Publicado el 09:14h, 13 mayo Responder

    ¡Me ha encantado! hace unos meses vi un programa de «Salvados» sobre las farmacéuticas y la medicina, muy interesante también. ¡Se impone volverlo a ver!
    Saludos.^^

  • Cabezón
    Publicado el 13:13h, 13 mayo Responder

    ¡Muy bien!
    Un apunte sobre el porqué de la proliferación de esta clase de ideas. Y es que la magia siempre ha tenido más gancho que las explicaciones científicas. Es más fácil decir que el cielo es azul porque lo han pintado los ángeles que hablar de longitudes de onda y absorción por las partículas suspendidas en el aire. Las respuestas mágicas llegan con más facilidad a las mentes simples y/o poco cultas.
    Y quien dice magia dice terapias alternativas, conspiranoias, brujería, homeopatía y demás bestias.

  • Bosco
    Publicado el 15:04h, 13 mayo Responder

    Muy bueno el artículo. De todos modos uno podría esperar mayor esfuerzo de parte de los científicos para despegarse del uso y las consecuencias que sus conocimientos terminan teniendo a través de las tecnologías derivadas, siempre dirigidas más a la obtención de beneficios económicos inmediatos que a mejorar la vida del género humano y los otros que conviven en el planeta

    • Victor
      Publicado el 18:17h, 13 mayo Responder

      Entiendo lo que planteas Bosco. Pero la divulgación exige mucho esfuerzo y entiendo que no todos los científicos tengan tiempo ni fuerza para hacerlo. Por otro lado, respecto a las tecnologías derivadas que se usan para ganar dinero, ciertamente hay científicos trabajando en aplicaciones… poco éticas, por llamarlo así. Pienso en armamento principalmente. Pero ahí no sé qué decirte, porque no me he visto en esa situación.
      Aún así, que la ciencia se haya usado y se use para cosas moralmente reprobables no debería ser motivo para criticar la ciencia y tecnología en general.
      Gracias por comentar! Un saludo

      • ekth0r
        Publicado el 15:57h, 19 agosto Responder

        ¿Y qué es la ciencia y la tecnología hoy en día? Me parece un punto de vista un tanto ingenuo el pensar que la ciencia como concepto funciona sola. La ciencia hoy en día no es esa ciencia que avanzaba gracias a un método prácticamente perfecto. Hoy en día, la ciencia está al servicio de las fuerzas económicas. Las mismas fuerzas que doblegan países enteros. No es si se ha utilizado para fines de dudosa moralidad, si no que la ciencia hoy en día necesita financiación y se investiga lo que el lobby de turno necesita. Ese es el gran problema de la ciencia hoy en día sin entrar en la guerra de los índices-h dentro de los investigadores de las universidades o el método que se está utilizando en los últimos años.
        Yo creo que poca gente cree que la ciencia es negativa pero sí lo es la ortodoxia de la comunidad científica. No lo critico pero deberían tener la mente más abierta y ser más valientes. Valientes para hacer frente al poder financiero y tener la mente abierta para calificar como posibles las teorías novedosas. Creeme que no es un error el creer que la comunidad científica suele pecar de conservadora, o eso es lo que yo creo.
        Saludos!

        • GdeGalleta
          Publicado el 01:44h, 20 agosto Responder

          Ciertamente hay intereses económicos en muchos desarrollos, pero lo cierto es que hay tantos intereses contrapuestos que no hay posibilidad alguna de complot a gran escala sin que sufra ataques.
          Por otro lado, sí hay investigaciones con independencia: la Universidad. Aunque se la estén cargando, las investigaciones dentro de los círculos académicos, la investigación pública, en general, es muy independiente. Puede que se llegue a enfrentar a oposiciones por parte de empresas, pero ojo, también por parte de organizaciones no necesariamente de las que se denominan malvadas. Por poner un ejemplo, la investigación en transgénicos sufre ataques por parte de grupos ecologistas por mera ideología.
          Si embargo, esa ciencia y esa investigación no depende de los intereses directos de ninguna empresa o capital.
          Por otro lado, lo que digo es que la capacidad de corregirse de la ciencia hace que los embustes o los errores salgan a la luz. Es cierto que puede haber algo que no se sepa y se tarde en descubrir. Pero en los casos que he usado no es el caso, porque son hechos que se han estudiado durante años y se conocen bien.
          Por último, respecto a tu comentario de ser valientes para hacer frente al poder financiero y tener la mente abierta: pues tener la mente abierta la tienen (en general) y se enfrentan, no ya al poder financiero, sino al social, que es más duro porque esos son amigos, vecinos y compañeros a los que tienes que explicar una y otra vez cosas como lo de las antenas y que te digan incluso que eres un vendido al capital. Como en todos lados, hay valientes y cobardes, feos y guapos, pero los que hacen esto que te comento, eso sí es ser valiente. Y tener la mente abierta no es aceptar cualquier idea que aparezca como posible, cuando lo que se conoce como conocimiento firme y demostrado implica que esas «teorías» no pueden ser verdad.

          • ekth0r
            Publicado el 04:42h, 20 agosto

            Estoy de acuerdo contigo respecto a la valentía en lo social. Desde luego que a veces es difícil intentar explicar ciertos conceptos a la gente cuando hay prejuicios de por medio. Es vital conseguir que la ciudadanía comprenda el método científico y se consiga a través de él ese pensamiento crítico tan necesario hoy en día. Pero, yo creo que son dos guerras igual de importantes. Por un lado conseguir llegar a la ciudadanía y que ésta comprenda la importancia de la ciencia libre en la sociedad de hoy en día y una vez conseguido eso luchar contra los poderes político y financiero que buscan en la ciencia su sirviente leal. Creo que toda la sociedad debería hacer suya esta lucha ya que nos estamos jugando más de lo que creemos. Ya no es más financiación para I+D para generar un futuro mejor si no es que directamente no interesa el pensamiento científico. No interesa preguntarse el por qué, no interesa poner en duda todo, no interesa que nos aporten pruebas, … no interesa no creer en fetiches. Eso es lo que al final aporta a la sociedad la ciencia y eso no interesa. Llámame paranoico pero yo ya no sé qué pensar de todo esto. Sólo sé que efectivamente hay una guerra en lo social pero hay otra no menos importante contra políticos y poderes financieros por una ciencia libre de la que toda la sociedad debería tomar partido y, sobretodo, la comunidad científica.

  • Pingback:El Retorno de los Brujos | Artículos CIE...
    Publicado el 18:17h, 13 mayo Responder

    […] Desde la proliferación de Internet y su uso mayoritario, el acceso a la información de todo tipo ha sufrido un salto significativo y sin precedente en la historia humana. Como todo, esto tiene su parte buena y su parte mala. La parte buena es obvia: cualquier persona puede obtener información sobre el tema que desee o necesite, de forma que el conocimiento, ahora más que nunca, no pertenece a nadie y a todos a la vez. Lejos queda ya la época en que el conocimiento estaba sólo accesible a monjes en manuscritos guardados celosamente en monasterios.  […]

  • Javistóteles
    Publicado el 18:47h, 13 mayo Responder

    Muy buen artículo!
    Considero el miedo o la inseguridad como el factor más determinante en estas cosas. Como bien dices las señales de alarma se despliegan rápidamente y luego es difícil apagarlas. Pero también está relacionado con la fisiología y psicología de los seres vivos. Estamos hechos (como todo ser vivo) para sobrevivir en un mundo lleno de amenazas constantes. En los tiempos que corren la gente vive demasiado bien, pero sus cuerpos siguen estando hechos para estar alerta. Así que todas estas conspiranoias, aunque parezca mentira son reconfortantes porque llenan el hueco de los peligros de nuestra vida ancestral. Dicho de forma sencilla, la gente crea sus propios demonios cuando no se le presentan de forma natural. ¿Por que? Pues porque necesitamos sentir que tenemos localizados los peligros.
    No creo que sea tanto debido al desconocimiento o la molestia de informarse porque he visto gente de todos los niveles educativos defender cosas de estas. Pienso que viene más determinado por características intrínsecas de cada uno sumado a la influencia del entorno (fenotipo).

  • Bitacoras.com
    Publicado el 22:16h, 13 mayo Responder

    Información Bitacoras.com…
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    Publicado el 14:26h, 14 mayo Responder

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  • Afrobiologista
    Publicado el 17:11h, 14 mayo Responder

    ¡Muy bueno el artículo!
    Estoy de acuerdo en lo que planteas, y lo que me parece más preocupante es que no sólo se está observando una actitud creciente de desprestigiar a la ciencia y a los científicos, sino que además cada vez se dejan oír con más fuerza opiniones de magufos y charlatanes para ocupar su lugar (no deja de llamarme la atención que en los medios se dé cada vez más voz para opinar de ciertos temas a portavoces de la Conferencia Episcopal, por ejemplo).
    En cuanto a la causa, coincido con Javistóteles: la gente siempre ha preferido una respuesta segura y convincente ante sus problemas, por dudosa que pueda ser su procedencia, a la duda prudente que puede plantear el mundo científico. Creo que esto seguirá siendo así mientras no se haga un esfuerzo por inculcar algo de espíritu crítico en la formación de todos, y no tiene tanto que ver con los intentos por divulgar el conocimiento científico de forma más sencilla, que desde mi punto de vista están siendo enormes en los últimos tiempos.
    ¿Qué podemos esperar, si hasta hay críticas contra Chris Hadfield y su videoblog?

  • adriana giraldo
    Publicado el 16:53h, 15 mayo Responder

    entiendo tu punto y lo respeto pero al igual que tu expongo mi punto o opinion y pienso igual a ti cuando dices o hablas de mentiras que parecen verdades y q incluso pasa por encima de investigaciones pero me atrevo a afirma q algunas antenas de telefonia si alteran el medio y por consiguiente al ser humano quiza me digas que necesito pruebas para probar dicha hipotesis pero quiza las pruebas no las pueda tener por q tomen mucho tiempo a lo mejor si pudiera hacer un estudio detallado tocaria valorar no a una poblacion sino a todos y que tal que los efectos no sean a corto plazo sino a largo plazo y talvez no pueda probar mi hipotesis entonces estaria equivocada ahora mas no en un futuro y es por q precisamente hablamos de ondas
    si haz estudiado o leido alguna vez la celula podras saver q cambia significativamente con el tiempo o de imediato al respoder a medio externos y q aun mas dentro tenemos un adn q expresa genes tambien respondiendo al medio externo entonces podria yo afirmar incluso asegurar el problema con el tema de las atenas y talvez no tenga los estudio mas profundo pero estudio quimica y en esta carrera vemos ondas electromagneticas

    • Victor
      Publicado el 19:36h, 15 mayo Responder

      Pero si no tienes pruebas porque se necesitan estudios largos, la pregunta es: ¿cómo sabes entonces que producen enfermedades o afectan a la salud? ¿en qué te basas para creer que son dañinas si no tienes ninguna evidencia? Pues a eso me refiero, que no es que haya complots o no, es que son creencias basadas en nada. Llegados a este punto, podría llegar un momento que tuviésemos que prohibir casi cualquier cosa sólo porque a alguien le pareciese peligroso, sin pruebas. ¿Ves mi punto? Es cierto que hay que ser prudente, pero no tiene sentido inventarse peligros o eliminar cosas sólo «por si acaso», como pretenden las asociaciones anti-antenas con los repetidores dentro de la ciudad (e incluso con la Wi-fi, metiendo todo en el mismo saco).
      Sobre el cambio de la célula, que sea un sistema cambiante y dinámico no significa que las antenas o las ondas de telefonía le afecten. Por otro lado, eso de que los genes reaccionan al medio externo, bueno, eso está bastante estudiado así que no creo que se pueda asumir que le afectan cualquier cosa que se nos ocurra. Además, aunque algo se vea afectado por el medio, no significa que se vea afectado negativamente.
      Respecto a tu carrera, ánimo con ella. Oportunidad perfecta para que estudies la interacción de las ondas electromagnéticas con la materia.
      P.D.: Por cierto, hay estudios sobre los efectos de los teléfonos móviles que duraron 10 y 15 años y no se detectó una mayor incidencia de cáncer ni de empeoramiento de la salud.

      • Cabezón
        Publicado el 21:49h, 15 mayo Responder

        Y sin embargo los jueces no entienden de estas cosas, pues a fin de cuentas no son científicos. Un grupo de vecinos pone una demanda acusando a una antena de no se que trastornos y el juez decide que hay que retirar la antena. Lo de menos es si realmente hay una relación causa-efecto entre la antena y esos efectos; a veces, muchos de ellos son sicosomáticos. «¡Ay!, Desde que está esa antena me duele la cabeza»; y lo que no se dice es que esa antena llevaba años y mientras el vecino no supo de su existencia no sentía nada; pero fue cosa de enterarse y comenzar las dolencias.
        Dicho en plata, que muchas veces no es más que sugestión.
        Y como se diga que en tal sitio un juez consiguió que quitaran la antena, todo el mundo comienza a sentirse mal y pedir la retirada de las antenas cercanas.
        Lo curioso es que no hay estudios que demuestren que las antenas produzcan esos efectos. Sólo he visto un estudio sobre estas cosas, y se refería a líneas de alta tensión de 100 kilovoltios a menos de cincuenta metros del tejado de las casas: se demostró que afectaban a un tipo de cáncer infantil. Pero no se demostró efecto en otros tipos de cáncer, en niños o adultos. Y estamos hablando de alta tensión, con unos campos electromagnéticos realmente intensos, capaces de encender un tubo fluorescente sin estar conectado. Nada que ver con lo que puede producir una antena de telefonía…

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    Publicado el 16:09h, 14 junio Responder

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    Publicado el 16:15h, 14 junio Responder

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  • ekth0r
    Publicado el 16:02h, 19 agosto Responder

    ¿Cuánto tardaron en salir los estudios «oficiales» sobre la toxicidad del tabaco? ¿Cuánto dinero había en juego? ¿Quién marcaba las reglas? No podemos pensar en la ciencia como un ente que está por encima del bien y del mal. Está completamente condicionada por el poder financiero y si este poder que es el que financia sus proyectos dice que no va a salir algo, no va a salir. Yo, por si acaso, intentaré no vivir en un edificio con una mega anterna de esas. Igual en 10 años ya salen esos estudios que comentamos y jodidos estaremos.
    Saludos!

    • GdeGalleta
      Publicado el 01:51h, 20 agosto Responder

      La cuestión es que se han hecho estudios de más de 15 años sobre los efectos de los móviles sobre la salud y no se han encontrado efectos perjudiciales, más allá de posibles adicciones a estar siempre conectado. Y no los han hecho empresas de telefonía, sino instituciones médicas y científicas sin intereses en el mercado móvil.
      Por otro lado, si los efectos fuesen tan evidentes como se dice, sería algo que clamase al cielo, veríamos cientos de personas con tumores cerebrales, habría muchas muertes relacionadas, etc. Eso pasó con el tabaco, además de que se terminaron los estudios a largo plazo, que son la clave de estas cosas. Estudios que ya se han realizado y se siguen realizando respecto a las antenas y la telefonía.
      El problema es que los que estáis convencidos de que son perjudiciales sólo os convenceríais si saliese un estudio que confirmase vuestras sospechas, y no ninguno de los que dicen que es seguro por esto de los poderes financieros.
      Y si crees que es tan peligroso, deberías dejar de usar el móvil y el wifi. Si ya lo haces, lo único que puedo decirte es que, en mi humilde opinión, estás renunciando a unas tecnologías interesantes por un miedo infundado.

      • ekth0r
        Publicado el 04:54h, 20 agosto Responder

        Mi problema no es que no esté convencido de que no es perjudicial si no que no estoy convencido de que en unos años se demuestre que sí lo es. Yo, por si acaso, bien lejos de las antenas, por prevención más que nada. Aún así uso wifi y móvil ya que mi nivel de paranoia no llega a tanto.
        Saludos!

      • ranita redonda
        Publicado el 10:32h, 20 febrero Responder

        Hace unos 15 años, cuando se empezó a rumorar que las señales celulares asi como las microondas generarían cáncer en quienes lo usaramos en demasia hubo un personaje del medio de la adivinación a la que entrevistaron en canal 44 y preguntaron si el veía que en este futuro había tantos casos de cáncer y similares causados por el celular y las microondas, en ese entonces este personaje tan afamado llamado El brujo Cubano respondio sonriendo, que para el 2015 el veía en efecto un gran incremento de casos de cáncer en la gente, pero mas por cigarro que por las microondas. Cerro su conversación diciendo que siempre que hay un gran descubrimiento las personas inventan ese tipo de cosas por temor a lo desconocido.

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