Genghis Khan

Genghis Khan, el manipulador del clima y Julio Iglesias mongol

Adivina adivinanza. Una sola persona despobló el planeta lo suficiente como para bajar mínimamente las temperaturas globales atmosféricas, pero a su vez se considera uno de los mayores pobladores de la historia. Si solo nos refiriésemos a la segunda parte, podríamos estar hablando perfectamente de Julios Iglesias. Y lo sabes. Pero el cantante en ningún momento despobló ni enfrió el planeta. Como mucho puede que lo calentara con alguna de sus canciones. En realidad, la adivinanza hace referencia a Genghis Khan.

Este militar mongol no es conocido precisamente por sus labores diplomáticas. Era un guerrero sanguinario, que logró sus conquistas a base de saqueos, matanzas y violaciones. Así, se hizo con terrenos desde Europa Oriental hasta el océano Pacífico, y desde Siberia hasta Mesopotamia, la India e Indochina. 

En ese tiempo, se calcula que estuvo detrás de la muerte de unos 40 millones de personas. A su vez, se dice que tuvo más de 100 hijos. Lo primero está constatado. Lo segundo puede tener bastante de leyenda. Pero lo cierto es que no se puede negar que Genghis Khan fue un poblador y un despoblador nato y que ambos son ejemplos de lo crueles que fueron sus conquistas.

Genghis Khan, el Julio Iglesias mongol

Según los escritos históricos, a Genghis Khan solo se le conoce una esposa: Börte. Con ella tuvo cuatro hijos, por lo que fue familia numerosa, pero por los pelos. Se dice que algunos de sus hijos tuvieron varias decenas de vástagos, pero esto realmente no está demostrado. Podría ser falso. Como también podría serlo que entre amantes y mujeres violadas en sus saqueos, llegó a tener más de 100 hijos bastardos. 

Pero, incluso si esto tuviese más de leyenda que de realidad, lo cierto es que hay evidencia científica de que, posiblemente, Genghis Khan dejó un linaje enorme. Lo demostró en 2003 un equipo de 23 genetistas, tras analizar muestras de ADN de 2.123 hombres. Yo no puedo evitar preguntarme si las cifras son casuales o deliberadas, pues el 23 es el número genético por antonomasia, al tener los seres humanos justamente 23 pares de cromosomas.  

Pero, dejando a un lado mis divagaciones mentales, veamos qué hicieron estos científicos.

Borte
A Genghis Khan solo se le conoce una esposa: Börte.. Crédito: Chinggis-nama of the Jami al-Tawarikh (Wikimedia Commons)

Buscando pistas en el cromosoma Y

Esos científicos analizaron el ADN del cromosoma Y de todos esos hombres, procedentes tanto de la zona del antiguo imperio mongol como de sus alrededores. Se eligió el cromosoma Y porque, al contrario que otros, no se somete a un proceso de recombinación. Eso significa que no intercambia ADN con un cromosoma homólogo, de manera que se transmite directamente de una generación a otra, salvo por posibles mutaciones.

Lo que se hizo al analizar el cromosoma Y fue prestar atención a sus haplotipos. Es decir, conjuntos de variantes de genes de diferentes partes de un mismo cromosoma que se transmiten juntas a la descendencia.

De este modo, vieron que más del 90% de los cromosomas analizados tenían haplotipos con un mismo patrón. Pero también vieron un patrón diferente que se repetía en hombres de 16 poblaciones en una gran área geográfica, extendida desde Asia Central hasta el Pacífico.

Todo esto se correspondía con un linaje presente en el 8% de la población del antiguo imperio mongol. ¡Pero también un 0,5% de la población mundial! Retrocediendo y explorando en análisis anteriores de ADN antiguo, encontraron el origen de este linaje aproximadamente un siglo antes de que Genghis Khan naciera. Y claro, eso nos lleva a pensar: ¿Y si el Julio Iglesias mongol era el abuelo de Genghis Khan? ¡Papuchi Khan!

Podría haber sido así, pero aún hay algo más. Resulta que en una zona de Pakistán, donde antiguamente se encontraba el asentamiento de los Hazaras, también había muchas personas de ese linaje. Y, según la tradición oral, los Hazaras descienden de Genghis Khan. Por este motivo, parece que el linaje creció con él. No es posible saberlo con seguridad, pero hay bastantes evidencias para sospecharlo. Ya sabemos por qué fue un gran poblador. Lamentablemente, también conocemos las causas por las que se le considera un gran despoblador. ¿Pero qué tiene que ver todo eso con las temperaturas globales?

Un enfriamiento mínimo, pero significativo

Los 40 millones de personas que murieron por culpa de Genghis Khan suponen un 30% de la población que conquistó. Es una total y absoluta barbaridad. Por eso, en 2011 un equipo de científicos del Instituto Max Planck, de Alemania, y la Institución Carnegie, de Estados Unidos, se hizo una pregunta: ¿Y si ese pellizco a la población mundial afectó a las temperaturas del planeta?

En realidad, tenía sentido. Una caída tan grande de la población supone una disminución de la deforestación, pues hay menos necesidad de ganado, cultivos o nuevas viviendas. Los árboles son grandes captadores de carbono, ya que todas las plantas utilizan el dióxido de carbono de la atmósfera durante la fotosíntesis, pero ellos, al ser de gran tamaño, necesitan aún más. El dióxido de carbono es un potente gas de efecto invernadero, de manera que contribuye notablemente al calentamiento global. Menos personas significa más árboles y, por lo tanto, una buena barrera contra el calentamiento global. 

Los modelos climáticos que elaboraron estos científicos demostraron que, efectivamente, hay un descenso de las temperaturas globales que coincide con los años de conquistas de Genghis Khan. Según sus cálculos, las conquistas del mongol se relacionan  con el crecimiento de 142.000 kilómetros cuadrados de bosque, que eliminarían 684 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, lo que llevaría a una reducción global de 0,183 partes por millón. ¿Es esto suficiente para provocar un enfriamiento notable del planeta?

La verdad es que no. Hay otros episodios de la historia, como las grandes epidemias de peste o la conquista de las Américas que también se relacionan con caídas en las temperaturas globales. Pero siempre coincidiendo con otros eventos que pudiesen enfriar la atmósfera, como las erupciones de grandes volcanes.

Precisamente por eso, hay muchos detractores de estos estudios. Su argumento para contradecirlos es que a lo largo de la historia ha habido otras masacres que no han coincidido con bajadas de temperaturas globales. Y tienen razón. Pero una cosa no quita la otra. Estos estudios hablan de contribución, no de responsabilidad. 

Es decir, todas esas muertes contribuyeron a que las temperaturas bajasen un poquito que posiblemente no se habría notado, de no ir unido a eventos mucho más potentes.

En realidad, hablar de todo esto es una forma de demostrar lo lejos que puede llegar la brutalidad de los seres humanos. Contribuir a que bajen las temperaturas, por mínima que sea la contribución, es una terrible barbaridad. Hoy en día hay muchísimos más factores implicados tanto en el calentamiento como en el enfriamiento del planeta, por lo que una masacre como las causadas por Genghis Khan no tendría este efecto. Aunque lo ideal sería que no hubiese masacres. La ciencia ha avanzado, como otras muchas áreas. La maldad, la avaricia y la brutalidad del ser humano siguen intactas. Ojalá Julio Iglesias fuese el único personaje que hoy en día nos recordase a Genghis Khan. Por desgracia, no lo es. 

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