Hablando de… Juego de Tronos: la biología
«Juego de Tronos» (Game of Thrones), la serie estadounidense basada en la serie de novelas «Canción de hielo y fuego» ha sido sin duda alguna una de las que más seguidores ha tenido en estos últimos años. Y, aunque se trata de fantasía (y por tanto todo podía ser explicado con magia y no complicarse la vida) no tardaron en salir las explicaciones científicas sobre algunos aspectos de la serie. En este artículo nos centramos en la biología de Juego de Tronos. En concreto, en las posibles explicaciones de dragones, lobos huargos, gigantes y caminantes blancos.
Dragones
Unas criaturas que ya no necesitan de presentación, presentes en prácticamente todas las culturas y mitologías (salvo ligeras distinciones). Nos referimos a esas criaturas terrestres enormes, escamosas, con capacidad para lanzar fuego, poner huevos de cáscara dura y volar. Pero, ¿cómo serían posibles (si lo son) estas criaturas en la realidad? Vayamos por partes, como integrando. Una de las características más notables es su capacidad para volar. Si eran tan enormes y pesados, ¿cómo? En realidad, tenemos un referente para estos seres: los pterosaurios. Como comenta Mark Witton, experto en estos reptiles (que fueron los más grandes que han sobrevolado el cielo) «los dragones de Juego de tronos tienen una estructura similar a este dinosaurio, con unos huesos ligeros, básicamente huecos, que permiten al animal volar». Además, tanto pterosaurios como quizá dragones, tenían cuatro patas, lo que les permitía obtener el doble (quizá más) de poder respecto a un pájaro bípedo del mismo tamaño a la hora de despegar, un momento crucial para el vuelo. Y por supuesto las alas: más elásticas que las de un pájaro, para así optimizar el tiempo en el aire. Pero Witton pone una pega: la cola. En vez de ser como la de un cocodrilo, debería ser más delgada, más similar a un látigo.
¿Y el fuego? Para producirlo necesitamos esencialmente dos cosas: combustible y chispa. En cuanto al combustible, lo más probable es que fuera uno que estás produciendo ahora mismito en tu cuerpo: metano. Con un estómago grande, o incluso un órgano aparte para almacenar este gas, un dragón podría comer fácilmente suficiente cantidad de comida como para producir una gran cantidad de metano. Pero podría ser un combustible un poco más elaborado, como ocurre con el escarabajo bombardero. Cuando está bajo amenaza, este escarabajo excreta dos sustancias químicas de dos depósitos diferentes que se mezclan en un tercero y produce un líquido y un gas muy caliente para ahuyentar al depredador. Estamos hablando de líquidos hipergólicos, que los utilizamos también para propulsar cohetes.
¿Y la chispa? En muchas culturas se menciona que, como algunos pájaros modernos, comen piedras, con lo que masticando rápidamente estos minerales se podría producir una chispa. Otra opción es que los dientes tuvieran propiedades piezoeléctricas – cuando el estrés mecánico produce pequeñas cantidades de electricidad – y los dientes pudieran encender el fuego. Y una última opción es que no hubiera chispa en sí, sino que surgieran disparados a tal velocidad que se encendieran solos, aunque sería bastante más difícil.
Lobos huargos
En esta ocasión no tenemos que imaginar mucho ni especular sobre su posible existencia, puesto que hubo una raza que cumple (casi) todas los requisitos: el lobo gigante o lobo terrible, Canis dirus. El problema es que está extinto, pero a partir de los fósiles hemos sido capaces de aprender algo sobre ellos. Se sabe que poblaron la Tierra en el Pleistoceno, hasta hace unos 10.000 años. Medían sobre metro y medio de largo y pesaban entre 50 y 70 kg (sus hombros llegarían por tus caderas más o menos). Teniendo los machos unos dientes un poco más grandes que las hembras cazaban en manada, donde de una caza normal podrían traer caballos y bisontes y de alguna buena caza un perezoso gigante.
Para aprender más de ello necesito que hagas una cosa. Pon tu mano en la barbilla y recórrela hacia atrás por la mandíbula hasta que llegues a la «esquina». Desliza tus dedos hacia arriba hasta que sientas una ligera rugosidad justo encima de tu mandíbula. Ese es el arco cigomático. Los lobos huargos tenían un arco que era mucho más prominente que el de los lobos modernos. Ahora intenta encontrar el musculo que se pone duro cuando masticas mucho. Ese es el músculo temporal. Este músculo también lo tenían extra desarrollado, con lo que posiblemente la forma de matar y comer a sus presas fuera distinta de los lobos más modernos. Si eran tan poderosos, entonces, ¿por qué se extinguieron? Se extinguieron con toda la megafauna: dientes de sable, mamuts, y otras criaturas menos conocidas. Mientras estos se extinguían, como no tenían grandes competidores empezaron a tener más presas y a comer más, pero solo era la calma antes de la tormenta: ellos eran los próximos.
La única pega para su candidatura a la mascota preferida de la casa Stark es su localización. Vivieron prácticamente por todo el continente americano, pero en ningún momento en ambientes glaciales. En ese aspecto podrían tener más en común con el lobo gris de Alaska que con su pariente del pleistoceno.
Ahora pretendía hablaros sobre los caminantes blancos y los gigantes, pero me tengo que quitar el sombrero y remitiros a un colega de divulgación que ya ha hablado sobre el tema extensamente y, por qué no decirlo, de una manera sublime. Os hablo de Carlos Lobato y de una serie de artículos que hizo para Naukas, en concreto la dedicada a los gigantes (aquí) y la dedicada a los caminantes blancos (aquí), disfrutadlas.
Y, todo esto explicado, por supuesto con la Ciencia de este universo. Al fin y al cabo, si esto os ha desilusionado de alguna manera siempre podremos recurrir a la magia.
Fuentes:
http://naukas.com/2014/05/12/genetica-de-tronos-vi-tyrion-lannister-y-el-sexo-de-los-dragones/
thebrainbank.scienceblog.com/2014/04/21/the-science-behind-game-of-thrones/
http://nerdist.com/from-tar-pits-to-game-of-thrones-the-hidden-history-of-the-dire-wolf/
http://io9.gizmodo.com/the-truth-about-real-life-dire-wolves-1729543889
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