De lo mucho que conocí en la selva lo que menos me esperaba era la existencia de unos hongos llamados Cordyceps que son entomopatógenos. A lo largo de los días que vivimos en el paraíso terrenal que es el Amazonas pudimos ver saltamontes, grillos, hormigas y más variedad de insectos «asesinados» por estos hongos, que quedaban delatados por el cuerpo fructífero que surgía de sus víctimas. Lo que veíamos era algo como lo que se contempla en la imagen que pueden ver al lado.

La primera vez que los vimos íbamos en una salida nocturna y vimos un saltamontes muerto de cuyo tórax salía elevándose “algo”. El profesor nos explicó que ese algo era el cuerpo fructífero del hongo, que ya estaba a punto de culminar su ciclo dispersando sus esporas. Nunca lo habría imaginado.

Su ciclo de vida es tenebroso, pero no extraño en el mundo de lo vivo, todo hay que decirlo, porque en la naturaleza abundan los ciclos de vida parásitos y hemiparásitos. Al parecer, estos hongos en cierto momento entran en la cavidad corporal de los artrópodos y acaban en poco tiempo con la vida de los mismos, saliendo de ellos -con el fin de disperar sus esporas- de un modo un tanto desagradable a la sensibilidad humana,  ya que habitualmente lo hacen por la boca o destruyendo la cutícula del insecto víctima.

Los hongos Cordyceps son capaces de afectar las conductas del insecto hospedador a la vez que invaden sus tejidos, no llegué a contemplar este hecho pero posteriormente lo he visto en algunos documentales. Realmente es para quedarse boquiabierto, contemplar a hormigas o grillos desorientados, como afectados por una posesión, en cierto modo guiados por algo invisible que los  convierte en zombies, debe ser un espectáculo para quedarse boquiabierto.

 La idea de dedicar una entrada a estos ascomicetos me vino cuando gozaba de un episodio de la serie «Planeta Tierra» en el que los mostraban de un modo inigualable. Creo que más que mis palabras os van a gustar estos vídeos realmente ilustrativos que recomiendo: 

Al buscar para realizar la entrada me he enterado que tienen gran expansión en China donde incluso cumplen un papel biológico y medicinal. No soy experto en hongos ni mucho menos, pero contra todo pronóstico el curso de hongos que realicé en la Amazonía ecuatoriana fue de los que más acabó gustándome de todos cuanto hicimos. Además de conocer a los Cordyceps, que eran los más fáciles de identificar, pudimos conocer una amplia gama  de especies, e incluso degustar alguno como el llamado en kichwa «ayanina ala», que venía a ser algo como «hongo nocturno de fuego» si no recuerdo mal (es posible que recuerde mal, el tiempo hace que no recuerde todo tan fresco), incluso ahora que hago memoria recuerdo que vimos algunas setas fluorescentes. También pude saber que para algunas etnias los hongos son sagrados y de gran valía mientras que para otros son la encarnación del mismo demonio -igual por los efectos alucinógenos o venenosos que pueden ocasionar algunos de ellos-. Hay comunidades que ni los tocan ni los quieren ver (muy posiblemente esto haya afectado al conocimiento general sobre hongos en la zona, ya no hablo de conocimiento científico, sino incluso entre la gente local) y otras que los tienen en su gastronomía con total normalidad. Sinceramente, si los hongos son un grupo desconocido, imaginad si nos queda por saber sobre hongos tropicales cuando ni los visibles (lo que para nosotros son setas)  son especialmente conocidos.

 Álvaro Luna