Recreo de curiosidades: Doraemon y sus inventos
Esta semana en el recreo de curiosidades hemos hablado de Doraemon y sus inventos. Nos gustaría que fueran reales, pero ¿existen?
Para explicarnos estos inventos era necesario la presencia de un experto en la materia, así que he contado con la colaboración especial de Íñigo Carabias Rodríguez (1º de E.S.O.). No solo nos ha explicado los inventos de Doraemon, sino que para hacerlo ha preparado una presentación chulísima.
¿Quién es Doraemon?
Íñigo se ha encargado de explicar quién es Doraemon (ドラえもん). “Se trata de un manga escrito e ilustrado por Fujiko F. Fujio, seudónimo de Hiroshi Fujimoto. Se publicó en Japón en varias revistas entre 1969 y 1996. Doraemon es un robot con forma de gato que viaja desde el siglo XXII para cuidar de un niño, Nobita.
Conocer a Doraemon y sus inventos tenía un objetivo: intentar encontrar esos inventos en la realidad o, al menos, algo parecido. Os adelanto que uno de ellos sí existe, pero tendréis que seguir leyendo para conocerlo (risa malvada de fondo).
Doraemon y sus inventos
Con gran soltura, Íñigo ha explicado: “El gorrocoptero. Se trata de un dispositivo hecho de aspas de bambú que le permite a Doraemon volar como si fuera un helicóptero.”
Le hemos encontrado unos cuantos problemas. Si fuera exactamente como el de Doraemon, tendríamos algún cuello roto por la rotación. ¿Dónde pondríamos el motor? ¡Ni idea! Si pudiéramos colocarlo, como poco nos lesionaría las cervicales y como mucho nos partiría el cuello. Además, las aspas tendrían que ser muchísimo más grandes.
Les he preguntado si lo veían viable. No, tal y como es el de Doraemon, no. Sin embargo, en 2013 la empresa Hirobo creó un prototipo de helicóptero personal.
¿Os recuerda al Inspector Gadget? Seguro que sí.
Íñigo ha pasado al siguiente invento: “La puerta mágica es una puerta que, si dices antes de abrirla, el sitio a donde quieres, la puerta te lleva. A cualquier lugar que quieras.”
¡Nos flipa! ¡Imaginad poder ir dónde queramos y cuándo nos apetezca! La puerta mágica nos ha recordado al teletransportador de Star Trek. Les he preguntado por la posibilidad de que exista una puerta de este estilo en la realidad. Han dicho que no, pero a mí se me ocurre que podría ser la puerta de una agencia de viajes, ¿no? Hay que pagar, ¡nada es perfecto!
Íñigo ha seguido explicando: “la máquina de qué pasaría si… Se trata de una especie de cabina telefónica, en la que antes de entrar dices: qué pasaría si… y pides lo que quieras. La realidad se altera y todo pasa a ser como has dicho. Por ejemplo, si pides que a todo el mundo le falte una pierna, les faltará, menos a ti que estás dentro de la máquina y eres el ‘especialito’. Se puede pedir lo que quieras.”
Nos encantaría tener esta máquina, pero sabemos que no es posible. Nos hemos puesto a hablar de universos paralelos, el multiverso y un capítulo de los Simpson donde llueven rosquillas porque Homer se ha dedicado a viajar en el tiempo. Les he preguntado: “¿qué pasaría si… pudiera viajar entre multiversos?” Me han mirado con cara de “¡qué se le habrá ocurrido a esta chiflada!”. Mi respuesta no les ha parecido tan rara: “es probable que me encuentre a mí misma en alguna de mis versiones”. No existe la máquina, pero tenemos un cerebro que puede jugar al qué pasaría si… mejor que la máquina de Doraemon, fijo.
De momento, Doraemon y sus inventos están alejados de la realidad.
El siguiente invento ha sido el bolsillo mágico. Íñigo nos ha explicado en qué consiste: “El bolsillo mágico es un bolsillo que no tiene fin, puedes guardar hasta tu casa, la Tierra y nunca se acaba. ¡Ah! Y es un poco caprichoso porque, si no está dispuesto, no suelta todo lo que tiene o te da lo que no quieres”
Sería un invento fantástico, podríamos llevar de todo. Eso sí, para embarcar en un avión, como te hagan vaciar el bolsillo, se lía. Lo único parecido que tenemos son esas bolsas que usamos para las compras y que se pliegan sobre sí mismas. Nos hemos acordado del bolso de Mary Poppins, del que se podía sacar cualquier cosa, una lámpara, un jarabe o lo que fuera.
Nos hemos planteado si Doraemon había copiado la idea a Mary Poppins, ya que esta película es de 1964. ¡Quién sabe!
Desde el principio, teníamos bastante claro que era difícil conseguir los inventos de Doraemon en la realidad. Por eso, no esperaban que existiera alguno. Íñigo nos ha dicho que: “El cañón de aire es un cañón que lanza aire e impulsa y hace daño a quien se le dispare.” Han sido tantos inventos los que no existen que me ha mirado y ha dicho: “No creo que pueda ser de verdad.”
Redoble de tambores y ¡tachán!, les he enseñado que sí existe. De hecho, lo he visto en vivo y en directo. Javier Fernández Panadero, mi cacharrista favorito, nos hizo una demostración. Se llama Airzooka.
¿Os ha gustado? Estamos pensando en construir alguno a ver si funciona bien.
El último invento es el que más juego nos ha dado. Hemos empezado hablando de una linterna y hemos acabado con chachachá y Heavy Metal.
Íñigo ha tomado la palabra: “Este sí que no puede ser. La linterna minimizadora. Es una linterna que hace pequeño todo lo que ilumina. Pequeño hasta ser del tamaño de una célula.”
¡Imposible! No puede ser. Y menos mal, porque estoy convencida de que lo usaríamos muchísimo y, no siempre, para el bien.
Lo que sí tenemos son microscopios que utilizan las propiedades de la luz para dejarnos asomar el morro al mundo de las cosas pequeñísimas, pero no tenemos luz que miniaturice.
Hemos hablado de la luz, en concreto, de si es sólida. No, no lo es, así que hemos descartado que te puedas tropezar con un haz de luz. Alguien ha preguntado por el sol y lo del moreno de piel.
Les he explicado que los rayos de sol tienen una parte con el tamaño perfecto para golpear nuestras células epiteliales. Con los golpecitos, vibran al ritmo del chachachá. Esa vibración nos hace sentir calorcito y se libera melanina. Claro que como nos pasemos con los golpecitos (tomar el sol sin protección y en exceso), en lugar de chachachá, nuestras células se moverán como en un concierto de Heavy Metal. Igual se lo pasan bien, pero es posible que terminen dañadas.
Alguien ha preguntado: “¿en el agua nos quemamos más?” Una pincelada de refracción y reflexión. Hemos rematado con la cucharilla que en un vaso parece doblada. Conclusión: la semana que viene hablaremos de la luz y sus “engaños”.
Hasta aquí el recreo de curiosidades de esta semana.
Millones de gracias a Íñigo Carabias Rodríguez; sin su colaboración este recreo no habría sido posible.
Recomendaciones:
Ver o leer Doraemon
El cacharrismo de Javier Fernández Panadero
Dar un buen paseo imaginando universos paralelos
En el recreo de curiosidades anterior:
¿Qué es el recreo de curiosidades?
Se trata de una actividad donde estudiantes y docentes nos reunimos para charlar, jugar o hacer algún experimento relacionado con la ciencia, la cultura, el arte o cualquier cosa que nos interese. La idea es fomentar la curiosidad y que esté alejado de la rigidez del aula.
La intención es dar pinceladas sobre temas diversos y poder explicar cosas que no se explican en clase, que motiven y que fomenten las ganas de aprender, pensar y tener un espíritu crítico.
No se trata de apabullarles con grandes conocimientos y conceptos complejos, no. Son pinceladas que les guíen para buscar más, preguntar, interesarse por diferentes áreas y curiosear.
El recreo de curiosidades se realiza en el colegio El Carmen Indautxu (Bilbao) con la colaboración del Hablando de Ciencia.
Socióloga, Master en Cultura Científica, profesora de Cultura Científica y apoyo a estudiantes con dificultades de aprendizaje.
Aquí podéis ver lo que escribo y conocerme un poco mejor.
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En Twitter, Instagram y BluSky me podéis encontrar como @darthscience666
Me encanta aprender y enseñar. Soy muy fan del futuro y de lo que está por llegar. Me encanta leer. Lo mismo leo un ensayo de matemáticas que una novela de vampiros. Creo que se puede aprender de todo lo que nos rodea y que todas las personas tienen algo que enseñar. Procuro hacer las cosas con humor porque aprender y enseñar no deben ser una tortura, nunca
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