Reseñas HdC: Interstellar

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    Interstellar

    Año: 2014

    Duración: 169 min.

    País: Estados Unidos

    Director: Christopher Nolan

    Guión: Jonathan Nolan, Christopher Nolan (Historia: Kip Thorne)

    Música: Hans Zimmer

    Fotografía: Hoyte van Hoytema

    Productora: Warner Bros. / Syncopy / Paramount Pictures / Legendary Pictures /

                               Lynda Obst Productions

 

«Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) se embarca en la que puede ser la misión más importante de la historia de la humanidad y emprenden un viaje más allá de nuestra galaxia en el que descubrirán si las estrellas pueden albergar el futuro de la raza humana.»(FILMAFFINITY)

Como buena película del director Christopher Nolan, con su estreno Interstellar ha despertado reacciones extremas: un encumbramiento entre sus más acérrimos seguidores como una nueva obra maestra, y una denostación implacable por parte de sus numerosos detractores. Pero en este caso además se da la circunstancia de que la película se adentra en el terreno de la ciencia ficción, y como todo lo que sale de manos de este director, lo hace asentándose sobre unos aparentemente férreos mimbres. Y digo aparentemente, porque si algo se critica al director es su aparatosa pretenciosidad, una elaboración excesiva y artificiosa en sus películas que disfraza las tramas más simples y los guiones más mundanos y los presenta como aventuras épicas y situaciones trascendentes. En este caso, al ser la ciencia la excusa para dicha épica, se ha levantado una serie de suspicacias de lo más variopintas. Agujeros de gusano, la relatividad general, las leyes de Newton, agujeros negros y fenómenos gravitacionales aparecen retratados con una verosimilitud bastante poco habitual en cintas similares, pero esa misma pretensión de rigor y fidelidad a las teorías físicas más actuales ha provocado que se mire con lupa cada licencia que se ha decidido tomar en pos de la trama. Pero sobre esto se ha escrito largo y tendido (y obviamente, mejor); así que en esta reseña quisiera romper una lanza a favor del que para mí ha sido el valor más significativo de esta película, especialmente puesto que creo que es un gran aporte para la difusión del conocimiento científico, objetivo primordial de esta web. 

La premisa de la que parte el guión de Interstellar es simple: la humanidad se enfrenta a su desaparición, en una Tierra cuyos recursos están casi agotados, asolada por plagas contra las que no parece posible luchar. En este contexto, un padre se enfrenta a la decisión de afrontar una misión suicida que podría resultar la única esperanza para la supervivencia de la especia humana, pero ello supone separarse de sus hijos en un momento de sus vidas crítico y frágil. Con este trasfondo dramático familiar, la película consigue añadir algo de costumbrismo, más allá del de por sí dramático hecho de que a los humanos del planeta Tierra les queden cuatro días contados. 

El director Christopher Nolan hace gala de su dominio de la metáfora oteando el interior de un agujero negro (fuente)

Ya desde el primer momento, la cinta se erige como una declaración de amor hacia el concepto de la exploración, del conocimiento, de la búsqueda de explicaciones que vayan más allá de lo que podemos ver con nuestros propios ojos. La mencionada misión suicida apunta a las estrellas, y los supuestos salvadores de la especie encarnan el espíritu de los exploradores que se lanzaron en otras épocas hacia lo desconocido, para intentar llegar más lejos de lo que la sociedad en que nacieron les permitía. Se ha criticado que la premisa de la película puede entenderse como una oda al consumismo desenfrenado y a la falta de responsabilidad para con nuestro planeta. Del mismo modo se puede criticar que las grandes hazañas del pasado estuvieron movidas por intereses personales, egoístas, económicos o por ansias de poder. Puede que lo que movió a Cristóbal Colón no fuese el ansia de conocimiento o de superación, pero hay que reconocer el mérito a alguien que se embarca en un pedazo de madera flotante y se lanza a surcar el océano sin ninguna garantía de cuándo y cómo va a llegar al destino que espera encontrar. También podríamos interpretar toda la carrera espacial como un pulso entre dos naciones tremendamente poderosas, y reducir así una de las hazañas más increíbles del ser humano a un contexto meramente político. En realidad, en la película no se esconde el conflicto existente entre el objetivo final de la misión y las motivaciones personales de sus responsables. Los astronautas de Interstellar saben que pueden suponer la salvación para sus congéneres, pero en realidad les mueven otras pulsiones, desde la mera necesidad de descubrimiento hasta el amor desgarrado hacia otros seres humanos. Pero a partir de todo ello, se construye la convicción de que el ser humano puede y debe viajar a las estrellas, adentrarse en la oscuridad del cosmos para conocer sus propios límites, para expandir sus horizontes, para saber todo lo que se pueda saber sobre el universo y sus leyes. Personalmente no encuentro el tan criticado mensaje excesivamente sentimentaloide de la película en absoluto fuera de lugar: me quedo con la idea de que el ser humano sólo es capaz de las más grandes hazañas, si está guiado por sentimientos tan humanos como el amor incondicional, ese amor que parece no regirse por la lógica ni la razón. Al mismo tiempo, dichas hazañas sólo pueden conseguirse a través de la exploración, el descubrimiento, la ciencia y el estudio del mundo que nos rodea. Cuanto más lejos lleguemos, más hondo penetraremos en sus secretos. Creo sin duda que este es un mensaje en favor de la ciencia, y me entristece pensar que el mero hecho de hablar de que un ser humano se guíe por el amor excluya definitivamente, para muchos, la ciencia de la ecuación. 

Por supuesto esta es mi interpretación personal respecto a la temática y el mensaje de la película; terminaré la reseña dando mi opinión respecto a sus valores cinematográficos. El cine de Nolan tiene una particularidad, y es que es capaz como pocos cineastas (Steven Spielberg es otro de ellos, salvando las distancias) de confeccionar escenas memorables y secuencias impresionantes a partir de guiones con serios defectos. Sus películas contienen multitud de trucos y trampas que o bien se ven venir, o se descubren enseguida nada más salir de la sala, pero que en el momento de la proyección la mayoría de espectadores nos tragamos con pasmosa facilidad, embelesados por la belleza de las imágenes acompañadas de una banda sonora excepcional y perfectamente insertada, la interpretación de unos actores entregados, o un ritmo narrativo perfectamente equilibrado. Ni hay grandes sorpresas en el guión de Interstellar, ni tienen sentido algunas de las decisiones de sus personajes; no obstante, sus casi tres horas de metraje se pasan en un suspiro entre alucinantes reconstrucciones de agujeros negros, visitas a regiones imposibles, secuencias frenéticas inmersas en el silencio del vacío espacial, intercaladas con pasajes costumbristas en una Tierra rural sumida en tormentas de polvo. Melancolía, amor paternal, ambición, esperanza… sensaciones que construyen un cuento fantástico, plagado de guiños a la ciencia, de optimismo y deseo de superación.   

Uno de los mayores aciertos científicos de la película es la representación de un agujero negro más realista de las vistas hasta la fecha en una pantalla de cine, según los datos más actuales y gracias a la colaboración en la película del astrofísico Kip Thorne. Para más información, véase el interesante post de Héctor Vives (Darksapiens), de donde he sacado la imagen

También se critica que esta utilización de los recursos de la narración cinematográfica es utilizada por Nolan de manera artificiosa y pedante, que sus mejores películas no dejan de ser un constructo por el que pululan personajes sin alma que se limitan a recitar líneas de diálogo, explicando de forma descarada la mecánica y el mundo de cada película al espectador. Aunque puedo reconocer alguno de estos fallos en muchas de sus obras, creo que precisamente Interstellar, sin llegar a ser su cinta más redonda, destaca precisamente por demostrar inquietudes y sentimientos muy personales, por querer mostrar mucho más de lo que los personajes expresan en sus diálogos, por aunar lo épico y lo íntimo utilizando recursos del género de la ciencia ficción, aglutinando homenajes y más que obvios plagios para ofrecer un producto paradójicamente genuino.

Mi consejo final para los lectores más científicos de esta página es que se acerquen a Interstellar con la tranquilidad de que, a grandes rasgos, la ciencia está no sólo respetada sino homenajeada; que se olviden de sacar punta a la lógica de sus agujeros negros, de sus interpretaciones de la relatividad o del trabajo de los investigadores en astrofísica. Que se limiten a disfrutar de sentarse en una butaca, esperar a que se apaguen las luces, y dejarse llevar a años luz de distancia, hacia las estrellas, hacia el futuro, hacia donde ningún humano ha llegado jamás pero muchos cineastas insisten en transportarnos. Ojalá todos lo hiciesen de esta manera.

Carlos Romá Mateo

1 Comment
  • Bitacoras.com
    Publicado el 21:37h, 13 diciembre Responder

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