Mentes colmena
Hace tiempo leí un artículo en National Geographic que me resultó interesantísimo, pero quedó almacenado en algún rincón de mi mente hasta que escribí una entrada en mi blog personal. Es esta entrada la que reciclo hoy por si a alguien puede interesarle. Fue en 2007, mientras estudiaba en verano para el eterno castigo de Septiembre (ya no, que soy licenciado). En esencia, trataba el comportamiento de los enjambres, y una incipiente metodología de trabajo, o incluso nueva ciencia, llamada Teoría de Enjambres (Swam Theory para buscarlo en inglés).
El artículo explica cómo funciona realmente un enjambre o colonia. Cada individuo sigue reglas sencillas, que cuando son seguidas por todo el grupo, resultan en acciones totalmente optimizadas y en estrategias de supervivencia exitosas. En curioso ver que, a partir de pocas reglas sencillas, surgía un orden o comportamiento superior que resultaba muy elaborado. Por ejemplo, en el caso de los ñus, comentaba el artículo que se podía suponer que seguían básicamente dos:
1) mantenerse lo más lejos posible del depredador y
2) mantenerse a más de unos centímetros de sus compañeros más cercanos.
Algo tan sencillo resultaba en esos movimientos coordinados de las manadas cuando huyen, de forma que confunden a los depredadores. Recordad que, aunque en los documentales siempre cae algún ñu en las zarpas de los leones, la mayoría de las veces las cacerías no tienen éxito (sólo el 20 ó 30% de las cacerías son exitosas), y las piezas cobradas suelen ser animales viejos o enfermos. Es decir, que la estrategia ñu funciona.
Explicaba también que este comportamiento está presente en las hormigas. Reglas sencillas que optimizan el camino a seguir a la comida. Por lo que contaba, parece que a la comida llegan por el camino más rápido a través de sucesivas aproximaciones, hasta conseguir la línea recta. Y la regla básica que usan es: sigue las feromonas lo más rápido y directo que puedas.
Por último, el artículo hablaba de que se están aplicando (en el 2007, o sea que ahora será más común, supongo) estas estrategias para optimizar procesos industriales. No recuerdo bien, pero hablaba de la distribución de combustible en gasolineras, por ejemplo. La empresa hacía una simulación sobre los puntos que habían tenido más tráfico, las rutas del día que habían sido más eficaces, etc. Os recomiendo echarle un vistazo, porque resulta interesante.
Para acabar, quiero comentar una cosa. Buscando material para recordar todo esto, y darle un poco de alegría al post, encontré algunos blogs que hablaban del asunto. Y me di cuenta de lo fácil que es malinterpretar el asunto. En este blog, aunque la entrada es interesante, me parece que no entendió lo básico del artículo, a saber: los individuos de las colmenas son pequeños autómatas, sin valor individual, sin capacidad de pensar ni de improvisar.
Así que pretende extrapolar ese comportamiento a los humanos, planteando que así quizá conseguiríamos una sociedad más justa, sin egoísmo o actitudes poco solidarias. Ya contesté en su entrada, pero lo repito aquí: los seres humanos no somos autómatas, no seguimos reglas sencillas. Somos bastante complicados. Además, en la colmena, el individuo no importa, ya que las gacelas no se paran a defender a la que ha sido enganchada por una leona, ni las abejas se preocupan si una avispa se zampa a su compañera.
No son acciones desinteresadas por la comunidad, ya que no podemos humanizar a estos animales (algo muy común que lleva a bastantes errores y teorías sin sentido). Simplemente, no pueden ni saben actuar de otra manera. Así, tampoco sufren por los compañeros caídos, ni intentan acciones arriesgadas para salvarlos (porque embestir en manada a dos leones no resulta muy arriesgado, desde mi punto de vista).
Además, cuando se enfrentan a enemigos con estrategias distintas que nunca han conocido antes, se comportan exactamente igual, con el resultado de que mueren en grandes cantidades. Y si no, mirad lo que les pasó a las abejas europeas que llevaron a Japón, cuando aparecieron unas avispas gigantes autóctonas: la carnicería hecha fiesta. Son pequeñas máquinas biológicas programadas para actuar de una determinada manera. Por eso, salvo que consideremos a los humanos como máquinas programadas con reglas sencillas, no se puede aplicar.
Víctor Hevia
Bitacoras.com
Publicado el 17:05h, 15 mayoInformación Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: Hace tiempo leí un artículo en National Geographic que me resultó interesantísimo, pero quedó almacenado en algún rincón de mi mente hasta que escribí una entrada en mi blog personal. Es esta entrada la que reciclo hoy por si…..
acausapie
Publicado el 20:24h, 15 mayoMuchas felicidades por el artículo Victor. Me ha gustado sobretodo la parte en la que explicas la comparación con los humanos, ya que creo que muchas veces queremos aplicar todo lo positivo que vemos en la naturaleza en nuestra sociedad. Y eso no funciona así. Me alegro mucho de haberte conocido el otro día y espero que algún día podamos tomarnos algo tranquilamente.
Un saludo.
paulohernandez
Publicado el 21:54h, 15 mayoMe ha gustado mucho este artículo. Creo que nos remite a uno de los fenómenos más fascinantes del universo: la emergencia de lo complejo a partir de lo simple. Concretamente, a partir de minúsculas y poco glamurosas acciones sencillas. Esta frase lo refleja bien:
«(…) los individuos de las colmenas son pequeños autómatas, sin valor individual, sin capacidad de pensar ni de improvisar».
Y parece análogo a algo que le gusta decir a Dan Dennett:
«Somos un ensamblaje de unos cien billones de células de miles de tipos distintos. La mayor parte de estas células son «hijas» de la célula-óvulo y la célula-esperma, cuya unión dio inicio a nuestra existencia, pero en realidad se ven superadas en número por los billones de autoestopistas bacterianos de miles de cepas distintas almacenados en nuestro cuerpo (Hooper y otros, 1998). Cada una de nuestras células hospedadoras es un mecanismo inconsciente, un microrrobot en buena medida autónomo. No es más consciente de lo que puedan serlo sus invitados bacterianos. Ni una sola de las células que nos componen sabe quién somos, ni les importa.»
A simple vista y sin meditar demasiado, nos parece que el movimiento de una bandada de pájaros, de un cardumen o los comportamientos de los insectos sociales son intrincadísimos y revelan un «plan conjunto». Es como el sesgo del «diseño». Nos parece que hay una mente colectiva detrás y en ciencia ficción se ha manejado ese concepto, atribuyéndolo a alienígenas y demás. Pero el trasfondo es ése: miles o millones de acciones locales e inconscientes generan un mosaico de ilusoria complejidad premeditada. A su manera, es una idea inspiradora.
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Publicado el 18:05h, 01 junio[…] Mentes colmena […]
karol
Publicado el 04:04h, 01 junioHola,
En otra pag. Me encontré con un artículo de un Libro(evoluciona) algo así de la mente-colmena; me pareció interesante pero cuando leí este artículo cambio mi opinión
Con ambas perspectivas creó que sería bueno que para algunas actividades o situaciones fuera el ser humano por propia voluntad » mente-colmena» , mientras que para otras es conveniente que sea sólo el con su carácter y personalidad propia.
Que las diferencias entre uno y otro individuo sean lo que nos une y no lo que nos separe.
karol
Publicado el 04:16h, 01 junioTanto a llamado la atención del ser humano la forma ordenada de trabajo de las abejas, que hubo un personaje importante de la cultura indu que en años remotos dedico gran cantidad de tiempo a observarlas y baso su reino en similares maneras de trabajar
*No recuerdo el título del libro en que lo leí
Vic, este artículo me gusto
Leí también los comentarios que te envian muy buenas opiniones