Descartes el Científico

¿Descartes?… ¿Ese no era filósofo?… Claro que sí, que lo era. Pero como la mayoría de hombres de su época era muchas más cosas. Entre ellas, científico. Ahhhh, es verdad… ¡el método cartesiano!

Pero no os voy a hablar del método cartesiano. Descartes fue padre de una de las corrientes que mayor relevancia tuvo en su época y en épocas posteriores, el Mecanicismo, desarrollando la versión más coherente y amplia del mismo. No por ello menos descabellada, ¡ojo!, desde nuestra perspectiva actual del conocimiento científico. No vamos a quitarle ni mucho menos el mérito que tuvo. Pero desde luego si vamos a sorprendernos con la ciencia que hacía.

Pretendía con su modelo presentar una ciencia demostrativa capaz de abarcar todas las cualidades y propiedades de todos los objetos existentes en el universo. Einstein no fue el primero en tener ese sueño.

 

Seguro que a poco que conozcais la faceta filosófica de Descartes, lo de pienso luego existo es una de las frases más míticas que se piensan y existen. Para llegar a ella se basó en la duda metódica, que era la base de todo su sistema de pensamiento. Es decir, se duda de todo, absolutamente todo, y al hacerlo se descubre que el sujeto que duda tiene que existir (cogito ergo sum).

Pero ese sujeto no es un sujeto empírico o biológico, ya que podemos dudar de nuestro cuerpo, sino una sustancia pensante, inmaterial, carente de extensión espacial. Además, este sujeto de conocimiento descubre que tiene algunas ideas que lo sobrepasan, como la de Dios, cuya infinitud no puede proceder de una criatura finita y debe ser adventicia. Luego Dios existe. Con este razonamiento que consideraba impecable demuestra la existencia de Dios. Pero no se queda ahí. Por procedimientos similares, Descartes nos demuestra que además de existir, Dios no nos engaña, que causa el alma y sus ideas, de manera que nos podemos poner a trabajar tranquilos, Dios nos garantiza el éxito.

Descartes identifica la materia con la extensión espacial, pues esta es la única propiedad clara y distinta sin la cual no se pueden concebir los cuerpos. Piensa un poco en esta asociación porque es el alma máter de su sistema. Al establecer un dualismo tajante entre res extensa (los cuerpos) y res cogitans (los espíritus de Dios y el alma), reducía la naturaleza a un mecanismo inerte creado y jaleado por Dios. Ratzinger estaría encantado si todos los científicos siguieran siendo cartesianos.

La primera conclusión evidente es que la materia, o extensión, reduce los cuerpos a la pura geometría del espacio, de manera que todo cuanto existe es el movimiento relativo de las partes de esa extensión espacial. Todas las interacciones son mecánicas por choque y empuje de trozos de extensión.

La identificación de materia y extensión aseguraba el carácter geométrico de la materia. Bien. Pero llevaba necesariamente a un mundo pleno y a la eliminación del espacio vacío como contradictorio.

Como no existe el vacío, todo es materia/extensión en movimiento, y ese movimiento provoca el desgaste y la fragmentación de los cuerpos materiales en tres tipos de elementos. Descartes tenía una teoría acerca de los tres posibles elementos que conforman cualquier materia, es decir, que lo conforman todo, todo y todo:

  • Tierra, tercer elemento, formado por partículas gruesas e inertes, que componen los cuerpos ordinarios.
  • Éter, segundo elemento. Se obtiene cuando las aristas del tercer elemento se fragmentan y pulen formando un fluido elástico, compuesto por pequeñas esferas en contacto que llenan los espacios interplanetarios, transmitiendo las interacciones de forma instantánea.
  • Fuego, primer elemento, formado por las raspaduras de las partículas del éter. Como son tan diminutas y tremendamente rápidas, pueden llenar, con acoplamiento perfecto, cualquiera de los intersticios dejados entre las partículas mayores, impidiendo la formación de vacíos.

 

El programa mecánico de Descartes, por tanto, consistía en reducir todos los fenómenos a los movimientos de esta materia cualitativamente neutra, común a todo el Universo y geométrica, por lo que no aceptaba en física principios que no sean aceptados en matemáticas. Para verlo clarito, el Sol y las estrellas estarían compuestos del primer elemento (fuego), el aire del segundo (éter) y la Tierra y todo lo que está en ella del tercero (tierra).

Recapitulemos pues: materia y movimiento son los principios últimos de toda explicación física, habiendo sido creados por Dios en una cantidad finita e indestructible. Por lo tanto sobran principios ocultos, agentes activos, formas sustanciales y similares, en definitiva a todo lo que hoy llamamos campos o fuerzas.

La única causa generadora de movimiento fue Dios en el momento de la Creación, y lo hizo en una cantidad dada que ahora conserva en el mundo de modo que sea siempre constante. Aunque la cantidad global no varíe, su distribución local sí lo hace, para dar lugar a los constantes cambios observados. Esto, señoras y señores, era ciencia, con método y razón. Ciencia de la buena.

Imaginaros como sería cualquier movimiento, que necesariamente se produciría en un espacio lleno de materia, porque el vacío se lo había cargado de un plumazo. Cualquier interacción implica una circulación en un vórtice. Imagínate la cantidad de interacciones a computar en el más sencillo de los choques…completamente inmanejable. Aún así, se lanzó a explicar toda clase de fenómenos. Desde su cama, porque salir salía poco. Lo suyo era pura deducción metodológica, matemática teórica y abstracta.

Un ejemplo sin desperdicio lo constituye el sistema planetario. Toda la materia celeste gira en una serie de vórtices contiguos. La Tierra está en reposo respecto a las partículas del vórtice que la arrastra. Los espacios celestes están formados por vórtices de éter, uno de los cuales arrastra los planetas en torno al Sol, que está formado por fuego, porque las partículas mayores de éter poseen más tendencia inercial a perserverar en línea recta, alejándose del centro, que las de fuego, que son las más chiquitas. Los planetas, formados por el tercer elemento, son arrastrados por el vórtice a la distancia de equilibrio de su tendencia centrífuga con la del éter circundante. El éter gira con velocidad máxima en los límites del vórtice, que es por donde circulan los cuerpos celestes más rápidos, los cometas. Ahí lo llevas.

Para explicar la luz del Sol, exponía que el primer elemento (bolas menores) que gira en la estrella solar tiende a salir tangencialmente por efecto de la inercia rectilínea, como la piedra de la honda, cosa que impide el segundo elemento o éter circundante (bolas mayores). Ahora bien, éste recibe la constante presión del fuego y, dada su estructura, la transmite instantáneamente hasta la tierra. Maravilloso. De Broglie seguro que se inspiró en esto…

Descartes consideraba ingenua la idea de que el peso es una propiedad inherente de la materia, y despreciaba la posibilidad de que lo causase la mutua atracción de los cuerpos, por ser ésta una fantasía infundada…

La gravedad era ingenua. La Tierra, tan grande, no se mueve tan deprisa como la capa del segundo elemento en que está sumergida. Cuando las pequeñas esferas o glóbulos del material fluido llegan al centro de la Tierra, se desvían, y se les obliga a ir hacia afuera, tangencialmente. Se forma así un remolino secundario en torno a la Tierra… la Tierra está rodeada por un remolino secundario de materia celeste que tiene una velocidad mayor, y por lo tanto una mayor fuerza centrífuga, que la materia terrestre. Si se suelta un cuerpo, una piedra, digamos, sobre la superficie de la tierra, no podrá mantenerse arriba con la materia celeste, y será empujada hacia abajo, y habrá materia celeste que ascenderá y ocupará su lugar. De esta explicación puramente mecánica, o, más bién, centrífuga, de la gravedad, se sigue que todo cuerpo grande sufrirá un empuje hacia el centro. Maravilloso.

La cantidad de fenómenos abordados de esta manera es abrumadora, incluyendo el origen de la Tierra, de los océanos… Todo ello sin lágrimas, ni misterios, sino a base de partículas, movimientos, choques y presiones. Desde luego tuvo mérito.

Evidentemente todo era inventado y difícilmente podía funcionar, pero cautivó la imaginación de los científicos europeos y les enseñó a ingeniar mecanismos que pudiesen tratarse matemáticamente para la predicción cuantitativa de los fenómenos. Aunque hicieran falta herramientas matemáticas y tecnológicas para resolver un simple choque elástico que tardarían siglos en aparecer.

Gracias a Descartes los restos del naturalismo renacentista desaparecieron por toda Europa. Su sistema mecanicista embaucó a todos los científicos de la época. Por todas partes desarrollaban su mecanicismo y sus consecuencias… Excepto en Cambridge, donde un tal Newton tenía una visión pelín diferente del asunto…

Filotecnóloga

10 Comentarios
  • Quimitube
    Publicado el 09:54h, 16 mayo Responder

    En cierto modo, «científicos» como Descartes ponían trabas al avance de la ciencia, porque no sólo se limitaban a formular teorías absurdas sobre la composición de la materia y otras propiedades de la misma, sino que despreciaba las que iban bien encaminadas. Imagino que la influencia de Descartes debía de ser bastante notable, con lo que todos sus adeptos debían aceptar sus ideas a pies juntillas e ignorar hasta la gravedad.
    Un artículo muy interesante para culturizarse y aprender 🙂

    • Filotecnóloga
      Publicado el 20:02h, 17 mayo Responder

      Gracias Quimitube, pero hay que darle el valor que tenía en el contexto. Descartes no retrasaba el avance de la ciencia, al revés, el pensaba que la realidad que le rodeaba era así. Otros pensaban que no, que era diferente, aunque fuera por llevarle la contraria. Al final, el tiempo y el avance científico mas o menos va poniendo a cada uno en su sitio, y hay teorías que se van desestimando porque, como en el caso de Descartes, se demuestran descabelladas. Pero en su época, sus explicaciones eran las más importantes, conocidas y aceptadas, entre otras cosas, porque de aquellas Newton todavía no había conseguido convencer al personal de su teoría.
      Imagínate dentro de dos mil años si la cuántica y la teoría M no son la respuesta lo que se pueden reír de nuestra ciencia 😉

  • Aníbal Bueno
    Publicado el 12:16h, 16 mayo Responder

    Hola Filotecnóloga.
    Lo primero decir que Descartes fue filósofo y científico. Para mi la diferencia entre un filósofo y un científico no es tanta. Ambos tratan de explicar la realidad que les rodea. Quizás por vias algo diferentes pero al fin y al cabo con un mismo objetivo, comprender el mundo. En la época de Descartes la línea entre ambas ramas era aún más estrecha, por lo que lo podemos considerar ambas cosas.
    Descartes no fue el primero en tratar de explicar la totalidad de las propiedades de los objetos. Mucho antes que él ya lo hizo Platón. En su mundo de las ideas tenían representación todos los objetos del mundo terrenal con todas sus propiedades perfectas (forma, color, etc…). Era una explicación más primitiva pero pretendía ser global también.
    Descartes, bajo mi opinión, fue un excelente filósofo, lo malo es que estuvo fuertemente influenciado por sus creencias religiosas, lo cual lo llevó a unos análisis algo sesgados y con una gran importancia de la divinidad. Adoro el libro «Meditaciones Metafísicas» y me gusta mucho también «El discurso del método». Sus teorías son brillantes, aunque con fallos, cosa muy fácil de juzgar en el siglo XXI… Pero el «pienso luego existo» es un axioma tan bello como sencillo. Obviamente en su segundo paso (tratar de demostrar la existencia del mundo exterior) falló y así tambien, obviamente, en el tercero (tratar de demostrar la existencia de Dios). Pero para mi es un gran pensador de obligatoria lectura, eso sí, conociendo el contexto en el que escribió sus magníficas obras.
    Un saludo.

    • Filotecnóloga
      Publicado el 20:05h, 17 mayo Responder

      Aníbal, precisamente lo que voy a intentar con mis primeros artículos es justo eso, demostrar que la ciencia y la filosofía van de la mano, y que en el origen la ciencia no se llamaba así, sino filosofía natural.
      También me interesa dar a conocer facetas de científicos de la historia que pueden sorprender tanto o más como la faceta científica de Descartes.
      Respecto a lo que comentas de Platón, hay una diferencia fundamental. Desde el principio, los filósofos han intentado explicar la realidad, lo que les rodea, cualquier cosa susceptible de ser preguntada. Pero Aunque Platón tenía muchas respuestas para todo, no lo hacía bajo un único sistema coherente y científico. De hecho, podemos hablar de ciencia propiamente dicha a partir de Aristóteles. Y ni siquiera él se ocupó de explicarlo todo bajo una única teoría coherente y consistente.

      • Filotecnóloga
        Publicado el 20:06h, 17 mayo Responder

        Por supuesto que fue un excelente filósofo, y aunque nos resulte sorprendente, un excelente científico. Pero como la mayoría de filósofos y gran parte de los científicos, estaba condicionado por su contexto y superado por los acontecimientos posteriores.
        Gracias por tu comentario.

  • paulohernandez
    Publicado el 16:22h, 16 mayo Responder

    Excelente estreno en HdC, Filotecnóloga.
    Estoy muy de acuerdo con Aníbal en prácticamente todo. Yo tampoco concibo una diferencia muy fuerte entre la filosofía y la ciencia, más que en cuestión de métodos (que no es poca cosa, eso sí). Ya lo decía Quine: la ciencia y la filosofía forman un continuo. Antes de principios del siglo XIX, la época del gran cisma entre humanidades y ciencias, el conocimiento era el bloque ciencia-filosofía. No eran distinguibles. La filosofía natural englobaba la física y así. Con la aparición de las escuelas técnicas y los centros especializados, se produce una enorme divergencia que está empezando a remitir poco a poco en nuestros días de la mano de la aparición de interdisciplinas varias -las ciencias cognitivas, por ejemplo. Es natural la especialización, de todos modos, porque nuestro conocimiento ha crecido en muy poco tiempo a dimensiones hipertróficas.
    En la actualidad tendemos a ver la historia de la ciencia de manera retrospectiva. Es una forma mayor del sesgo de la retrospección que se estudia en psicología. Esa visión «presentista» de la Hª de la ciencia tiene hasta un nombre: historiografía whig. Repasamos episodios históricos como la creencia física en el éter, el flogisto, el calórico o los epiciclos de Ptolomeo como creencias erróneas que fueron infundadas porque sus autores o sostenedores no entendían la auténtica verdad de las cosas, o porque eran torpes o etc. Pero todo es más complejo.
    Descartes emergió en un tiempo filosóficamente dominado por la escolástica de aristotélicos y tomistas. Había debates interminables sobre la esencia, el accidente y el acto (una interpretación sistemática de Aristóteles que inventaron los escolásticos) y demás. En ese maremágnum metafísico, Descartes postula el «ego cogito» como la única realidad segura. Desde luego, en el proceso de escepticismo radical se saca a Dios de la manga, y como dicen algunos autores podría deberse a que fue incapaz de superar el posible engaño del genio maligno.
    Descartes buscaba principios e ideas claras y distintas de las que partir y crear un sistema racional de conocimiento. Así que habría posibilidad de engaño. Tenía en mente la geometría y las matemáticas -al fin y al cabo, universales y objetivas- y pretendía formular, como bien dice Filotecnóloga, nada menos que una especie de teoría del todo. La res extensa, el mundo externo a la mente (res cogitans), incluyendo el cuerpo, era puro mecanismo causal. Pero no sólo la res cogitans era pensamiento. Era el todo consciente en sentido amplio. Por eso decía que los animales no podían sentir sufrimiento y le parecían los seres vivos no-humanos meros autómatas.
    Creo que en aquel tiempo no estaba nada claro. Había muchos sistemas pululando y no existía una comunidad científica con valores epistémicos compartidos, sino que más bien había una masa heterogénea con intereses incluso exóticos. Desde nuestros valores epistémicos actuales (por ejemplo, la inducción y el empirismo), está claro que la física de Descartes (no así su matemática o geometría) es un disparate, pero en su tiempo no era considerada así por la «comunidad científica». Algunos científicos-filósofos, a fin de cuentas, todavía preferían el apriorismo y el partir de principios matemáticos exactos -Spinoza, el primer Kepler, etc- antes que fiarse del conocimiento empírico. Además, los Principia de Newton se publicaron en 1687, cuando Descartes llevaba 37 años muerto y su influencia ya se iba diluyendo aunque todavía hay cartesianos -más cartesianos que Descartes- en tiempos de Voltaire, quien fue un gran propagador de las ideas de Newton en el continente europeo.
    Aunque se diga que Descartes es el primer filósofo moderno por su interés por el sujeto, yo creo que está a caballo entre el pensamiento medieval (pero de corrientes no-aristotélicas, por ejemplo Agustín de Hipona y las ideas de algunos grupos «heréticos») y el pensamiento propiamente moderno. Hay un batiburrillo interesante y eso se nota en su filosofía natural, que nos parece en muchos aspectos regresiva.
    Un saludo.

    • Filotecnóloga
      Publicado el 20:09h, 17 mayo Responder

      Excelente aportación Paulo, complementa perfectamente mi mensaje. Muchas gracias

  • Bitacoras.com
    Publicado el 16:43h, 16 mayo Responder

    Información Bitacoras.com…
    Valora en Bitacoras.com: ¿Descartes?… ¿Ese no era filósofo?… Claro que sí, que lo era. Pero como la mayoría de hombres de su época era muchas más cosas. Entre ellas, científico. Ahhhh, es verdad… ¡el método cartesiano! Pero no os voy a hablar del mét…..

  • Pingback:Descartes el Científico « Internauta Sin Pauta
    Publicado el 10:52h, 18 mayo Responder

    […] entrada también ha sido publicada en  Hablando de Ciencia CompártemeMe gusta:Me gustaSé el primero en decir que te gusta esta […]

  • Pingback:Lo mejor de la semana (14-20 de mayo) | Hablando de Ciencia | Artículos
    Publicado el 08:57h, 20 mayo Responder

    […] recomendar vivamente un artículo de nuestra casa, escrito por nuestra compañera Filotecnóloga, sobre las ideas físicas de Descartes. El filósofo y matemático francés tenía una visión muy pintoresca de la […]

Publicar comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies