La evolución biológica

«Es interesante contemplar un enmarañado ribazo cubierto por numerosas plantas de muchas clases, con pájaros que cantan en los matorrales, con variados insectos revoloteando en torno y con gusanos que se arrastran por entre la tierra húmeda, y reflexionar que estas formas primorosamente construidas, tan diferentes entre sí, y que dependen mutuamente unas de otras de modos tan complejos, han sido producidas por leyes que obran a nuestro alrededor.»

Charles Darwin, El origen de las especies, 1859. 

¿Alguna vez se han parado a pensar cuál es el origen de la biodiversidad? ¿Cómo han surgido tantas y tan diversas especies en nuestro planeta que conviven con nosotros?

Estas preguntas han rondado por nuestras mentes desde hace años, siglos y milenios; desde el inicio de la humanidad hasta tiempos actuales. En un comienzo, las explicaciones estaban basadas en las suposiciones mitológicas y sobrenaturales -aunque aún quedan despojos pseudocognitivos rondando por nuestra sociedad-. Los dioses eran los protagonistas de las historias que daban respuesta a estas preguntas. Pero actualmente, y desde hace ya algunos siglos, estas suposiciones palidecen ante la evidencia del carácter evolutivo de la vida.

Hay dos posturas claramente distinguidas con las que se ha pretendido explicar todo esto: el fijismo y el evolucionismo.

Las hipótesis fijistas pretenden mostrarnos que el universo es estático, y que toda especie viviente ha sido creada y permanece inmutable desde entonces.

Por otro lado, las teorías evolutivas nos muestran con evidencias cómo los seres evolucionan y se desarrollan. Se han dado dos grandes explicaciones a la evolución: la primera fue brindada por el naturalista francés conocido por el nombre de Lamarck, que nos habló acerca de la adaptación al medio. Y la segunda de la que hablamos, la más revolucionaria, es la que nos dio el científico inglés Charles Darwin en el siglo XIX: evolución por selección natural.

Ha habido otras explicaciones más recientes, y la teoría evolutiva se encuentra actualmente sometida a un debate continuo –sin querer con ello decir que sea incierta-. La ciencia avanza, y matiza o perfecciona sus descubrimientos. La Teoría de la Evolución es cierta, demostrada y demostrable, y al negarla estamos cayendo en la más profunda necedad.

Como dijo James Houtton en el año 1788:

El resultado, por consiguiente, de nuestra actual investigación es que no encontramos por parte alguna vestigios de un principio, ni perspectivas de un final

Rubén Lijó

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