Sobre el uso del término «darwinismo»

«Desde luego, hay que evitar toda confusión entre las ideas sugeridas por la ciencia y la ciencia misma; pero también hay que llevar sin titubeos hasta sus límites las conclusiones que la ciencia autoriza, a fin de revelar su plena significación».

Jacques Monod. El azar y la necesidad.

Tanto esos seres extraños llamados filósofos, como aquellos que aspiramos a serlo, investigamos en profundidad los grandes «-ismos» intelectuales. Dentro del campo estrictamente filosófico hay muchísimos, pero en general abarcan también la política, la economía y la sociedad. El mecanicismo, el platonismo, el capitalismo, el materialismo, el idealismo, el empirismo, el ateísmo, el cristianismo, el humanismo. Y, por supuesto, el darwinismo. El sufijo «-ismo» parece que dota a la palabra de un cierto respeto ante nuestros ojos, la transforma en todo un cuerpo de ideas. Pero también tiene un lado oscuro: puede dar a entender que estamos ante una escuela filosófica más y no ante, por ejemplo, una teoría genuinamente científica. Por esa razón, a algunos autores no les gusta que se llame a la actual teoría de la evolución “darwinismo”, pues ciertos creacionistas se aprovechan tácticamente del “-ismo” del darwinismo para presentar como una endeble doctrina más del pensamiento a lo que realmente es una teoría sólida, sostenida por evidencias contundentes en amplias ramas de la biología que dan cuenta del hecho evolutivo. Aquí es importante, por cierto, recordar la clásica diferencia entre el hecho de la evolución y la teoría de la evolución del divulgador y paleontólogo Stephen Jay Gould. El hecho de la evolución es tan cierto como el hecho de la gravedad. La teoría de la evolución busca explicar ese hecho existente y sus conceptos y estructura pueden variar con el tiempo, como en efecto ha ocurrido desde la época de Darwin hasta la actualidad. Lo que no se puede negar, a no ser que encontremos un fósil de conejo en el Precámbrico, es que la evolución existe.

Para evitar las connotaciones filosóficas del concepto, se ha propuesto emplear el término «darwinismo» únicamente para mencionar a la teoría de la evolución tal y como Darwin la publicó en su época. El «darwinismo» se referiría, sobre todo, a las tesis concretas contenidas en el bello libro El origen de las especies de 1859: el ancestro común simple, el árbol (o el coral) evolutivo de la vida, la selección natural entendida como la preservación de los más aptos, las variaciones entre los individuos, el principio de herencia, la dura lucha por la supervivencia. En el darwinismo de Darwin la muerte, el hambre  y la competencia feroz entre los organismos en un entorno de recursos escasos (en el que nacen más individuos de los que sobreviven) tienen un especial protagonismo. La impronta de Thomas Malthus y su pesimista y trágica tesis impregna las páginas de El origen:

«Así, la cosa más elevada que somos capaces de concebir, o sea la producción de los animales superiores, resulta directamente de la guerra de la naturaleza, del hambre y la muerte».

Charles Darwin. El origen de las especies.

Pero esa idea tan negativa de la selección natural y de la evolución cambia con nuestra teoría de la evolución vigente: la teoría sintética o la síntesis moderna. Se trata de una síntesis porque justamente integra, a principios del siglo XX (década de los treinta y cuarenta), toda la teoría base de Darwin y Wallace con la moderna genética de poblaciones y la genética mendeliana. Eso significa que se incorpora, a grandes rasgos, el nivel genético a la teoría de la evolución. La evolución no sería otra cosa que el cambio en el acervo genético (el conjunto de genes) en una población a través del tiempo y las generaciones. Queda entonces también claro que son las mutaciones y las recombinaciones las causantes de la variación genética al azar entre los individuos. Asimismo, el importantísimo concepto de selección natural sufre una cierta transformación por su nueva lectura desde la teoría sintética. La muerte y el campo de batalla de la naturaleza ya no tienen por qué ser ejes principales: la selección natural es la reproducción diferencial entre los genotipos de los individuos. Es decir, en una población determinada hay individuos diferentes y unos se reproducen más que otros. Los que se reproduzcan tienen más eficacia reproductiva porque generan más descendientes y difunden más sus genes (que pueden tener o no caracteres adaptativos) a la siguiente generación en relación con otros que se reproducen menos o directamente no se reproducen. No hablamos ya de supervivencia del más apto, ni de medrar en un entorno escaso de recursos, sino de reproducirse mucho o más que el resto en algún grado y con éxito, sin más. Así pues,  como hemos visto, hay una serie de cambios interesantes entre el darwinismo clásico y la teoría sintética. ¿Pero por qué no llamarlo a todo darwinismo, si los cambios no son absolutamente radicales?

Yo creo que el rótulo de darwinismo lo podríamos aplicar a dos cosas. En primer lugar, como dijimos, a la teoría de la evolución tal y como la formuló Darwin. En segundo lugar, y siempre en un contexto claramente concreto, a las ideas más generales y más filosóficas que se derivan o se podrían derivar tanto de la teoría original de Darwin como de la teoría sintética actual. Por ejemplo, que en el darwinismo no hay esencias intrínsecas en las especies, ni hay finalidad última ni intervienen fuerzas sobrenaturales en el desarrollo de la vida. Creo que cuando se hable de la teoría evolutiva del presente en un plano rigurosamente científico habría que evitar el término darwinismo y emplear el de nueva síntesis o teoría sintética. La cuestión, claro, es que el componente filosófico del darwinismo no es separable totalmente de su suelo científico, de la teoría sintética. No tenemos una escuela filosófica más, sino ideas sugeridas, como dice arriba Monod, por un paradigma científico potente. Obviamente, lo que realmente fastidia a los creacionistas no son los pequeños detalles técnicos de la teoría sintética moderna sino sus componentes filosóficos: sabemos que es posible el diseño sin un diseñador y que existe generación gradual de complejidad a partir de un comienzo simple y material. Lo que les molesta no es la teoría sintética, sino el darwinismo en sentido amplio y todo lo que significa y podría significar.

Paulo Hernández.

Referencias y para saber más:

 La moderna selección natural.

The modern synthesis of genetics and evolution.

What is evolution?

Let’s talk about…sexual selection.

Darwinism is a broad brush term.

 

Este post participa en la I Edición del Carnaval de Humanidades,  alojado en el blog Carnaval de Humanidades 

8 Comentarios
  • Carnaval Humanidades
    Publicado el 10:30h, 27 septiembre Responder

    Gracias por esta aportación, muy interesante el tema tratado, porque el término se presta a confusión tanto para los especialistas como para la gente de la calle. Promete que tendremos un interesante debate en torno a los post!!! 🙂

    • paulohernandez
      Publicado el 18:01h, 28 septiembre Responder

      Muchas gracias :). Espero el debate con muchas ganas.

  • Bitacoras.com
    Publicado el 11:25h, 27 septiembre Responder

    Información Bitacoras.com…
    Valora en Bitacoras.com: «Desde luego, hay que evitar toda confusión entre las ideas sugeridas por la ciencia y la ciencia misma; pero también hay que llevar sin titubeos hasta sus límites las conclusiones que la ciencia autoriza, a fin de rev……

  • Ricardo Ruiz
    Publicado el 18:08h, 27 septiembre Responder

    No pude haber nacido en mejor época que está. Cuan emocionante y satisfactorio es verse frente a la montaña de conocimientos científicos que hemos acumulado. Seguimos arrastrando nuestros miedos ancestrales convertidos en deidades, pero no cabe duda que será parte de la evolución ir cambiando esas creencias por un fuerte sentimiento de orgullo en nuestra particular especie y su capacidad para preguntar y responder a las más profundas cuestiones

    • paulohernandez
      Publicado el 18:03h, 28 septiembre Responder

      Sin duda, Ricardo, vivimos en tiempos interesantes. Y, como dices, los seres humanos somos como somos. Muchas gracias.

  • Kike Maqueda
    Publicado el 09:49h, 28 septiembre Responder

    Sin duda el darwinismo es un termino amplio y se puede aplicar a muchas cosas. La mas interesante de ellas en mi opinion es la corriente de darwinismo universal, donde el darwinismo biologico es solo una instancia posible. Mas sobre el tema en http://mifilosofiacasera.blogspot.be/2012/09/darwinismo-universal-del-gen-al-meme-y.html
    Un saludo!

    • paulohernandez
      Publicado el 18:13h, 28 septiembre Responder

      Hola, Kike: La idea del darwinismo universal de Dennett, Dawkins y otros es sugerente pero necesita comprobación empírica. Creo recordar que Massimo Pigliucci criticó la idea de selección natural cosmológica de Lee Smolin. ¡Muy interesante tu blog! Gracias por comentar, compañero filósofo.

  • Pingback:Septiembre en HdC | Hablando de Ciencia | Artículos
    Publicado el 20:03h, 01 octubre Responder

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